Buscar Poemas con Camposanto


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Se han encontrado 8 poemas con la palabra camposanto

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César Vallejo

Aldeana

-- de César Vallejo --

Lejana vibración de esquilas mustias
en el aire derrama
la fragancia rural de sus angustias.
En el patio silente
sangra su despedida el sol poniente
El ámbar otoñal del panorama
toma un frío matiz de gris doliente!

Al portón de la casa
que el tiempo con sus garras torna ojosa,
asoma silenciosa
y al establo cercano luego pasa,
la silueta calmosa
de un buey color de oro,
que añora con sus bíblicas pupilas,
oyendo la oración de las esquilas,
su edad viril de toro!

Al muro denla huerta
aleteando la pena de su canto,
salta un gallo gentil, y, en triste alerta,
cual dos gotas de llanto,
tiemblan sus ojos en la tarde muerta!

Lánguido se desgarra
en la vetusta aldea
el dulce yaraví de una guitarra,
en cuya eternidad de hondo quebranto
la triste voz de un indio dondonea,
como un viejo esquilón de camposanto.

De codos yo en el muro,
cuando triunfa en el alma el tinte oscuro
y el viento reza en los ramajes yertos
llantos de quenas, tímidos, inciertos,
suspiro una congoja,
al ver que la penumbra gualda y roja
llora un trágico azul de idilios muertos!

Poema Aldeana de César Vallejo con fondo de libro

Emilio Bobadilla

Leyendo las bajas

-- de Emilio Bobadilla --

Esquelético el campo, muda la aldea;
ni un pájaro en el bosque; de cuando en cuando,
alguna golondrina que zigzaguea,
la tierra con sus alas rauda rozando.

¡Qué silencio, qué calma! ¡Ni un camposanto!
En la guerra los hombres se despedazan
y la mujer derrama copioso llanto,
pensando en las torturas que la amenazan.

De una mezquina choza sale a la puerta
y se sienta en el quicio la labradora;
su cara más que viva parece muerta...

Está leyendo— el ojo, siniestro y fijo—
las bajas en un diario. De pronto llora...
¡Tal vez entre esas bajas está su hijo!

Poema Leyendo las bajas de Emilio Bobadilla con fondo de libro

Antonio-Plaza-Llamas

desencanto

-- de Antonio-Plaza-Llamas --

Nuestra senda regada está de llanto,
el placer del placer es el suicidio,
detrás de la ilusión está el fastidio
y detrás del fastidio el desencanto.

Lleno yo de fastidio y de quebranto,
sin fuerza ya contra la suerte lidio,
y muerto para el mundo, sólo envidio
a los muertos que guarda el camposanto.

El infierno sus furias desenfrena,
viento de maldición en torno zumba,
que a penar el destino me condena,

y he de pensar hasta que al fin sucumba;
con el peso brutal de la cadena,
que arrastra el hombre hasta la negra tumba..

Poema desencanto de Antonio-Plaza-Llamas con fondo de libro

Mario Benedetti

igualdad

-- de Mario Benedetti --

En el viejo camposanto
hay sepulcros fanfarrones
criptas nichos panteones
todo en mármol sacrosanto
de harto lujo pero en cuanto
a desniveles sociales
en residencias finales
como éstas no hay secretos
y los pobres esqueletos
parecen todos iguales



Juana de Ibarbourou

vida garfio

-- de Juana de Ibarbourou --

Amante: no me lleves, si muero al camposanto
a flor de tierra abre mi fosa, junto al riente
alboroto divino de alguna pajarera
o junto a la encantada charla de alguna fuente

a flor de tierrra, amante. Casi sobre la tierra,
donde el sol me caliente los huesos, y mis ojos,
alargados en tallos, suban a ver de nuevo
la lámpara salvaje de los ocasos rojos.

A flor de tierra, amante. Que el tránsito así sea
más breve. Yo presiento
la lucha de mi carne por volver hacia arriba,
por sentir en sus átomos la frescura del viento.

Yo se que acaso nunca allá abajo mis manos
podrán estarse quietas.
Que seimpre como topos arañarán la tierra
en medio de las sombras estrujadas y prietas.

Arrójame semillas. Yo quiero que se enraícen
en la greda amarilla de mis huesos menguados.
¡Por la parda escalera de las raices vivas
yo subiré a mirarte en los lirios morados.



Julio Flórez

A Bogotá

-- de Julio Flórez --

Poem

I

Oh mi ciudad querida, hoy tan lejana y tan inaccesible a mi deseo, que al evocarte en mi memoria creo que fuiste un sueño de mi edad temprana!

Te evoco así, como a quimera vana, y al evocarte, sin cesar te veo resplandecer bajo el ardor febeo sobre la gran quietud de la sabana.

Y al pensar que en ti van, hora tras hora, sucumbiendo los seres que amé tanto y que la tierra sin cesar devora,

surges bajo la nube de mi llanto, no como ayer: alegre y tentadora, sino como un inmenso camposanto.

II

¡Oh mi bella ciudad! Cómo en tu seno vibró mi ser y aleteó mi rima cuando en tu corazón hallé la cima que asalta el rayo y que apostrofa el trueno.

Te poseí bajo tu azul sereno, entre el halago dulce de tu clima, y te ofrendé mi juventud opima con tanto ahínco y con amor tan pleno,

que en las tinieblas de tus noches frías y hasta en tus más recónditos rincones deben sonar, cual ecos de otros días:

los sollozos de todas mis canciones, los estruendos de todas mis orgías y los gritos de todas mis pasiones!



Julio Flórez

Humana

-- de Julio Flórez --

Poem

Hermosa y sana, en el pasado estío, murmuraba en mi oído, sin espanto: "Yo quisiera morirme, amado mío; más que el mundo me gusta el camposanto".

Y de fiebre voraz bajo el imperio, moribunda ayer tarde, me decía: "No me dejes llevar al cementerio... Yo no quiero morirme todavía..."

¡Oh, Señor... Y qué frágiles nacimos! ¡Y qué variables somos y seremos! ¡Si la tumba está lejos... La pedimos! ¡Pero si cerca está...No la queremos!



Francisco Sosa Escalante

A Carmen (Sosa Escalante I)

-- de Francisco Sosa Escalante --

Si al marchitarse tu gentil belleza
De impuros goces al embate fuerte,
Como beso postrer el de la muerte
Sintieras, sin pesares ni tristeza;

Si al reclinar tu lánguida cabeza
En el lecho de amor, quedase inerte,
¿Qué dicha cual la tuya? ¿mejor suerte
Te pudiera ofrecer Naturaleza?

Mas no; que el tiempo al trascurrir impío
Reserva para tí tormento y llanto,
Desprecio, olvido, sinsabor y hastío;

De tantos sueños y delirio tanto
Recuerdo amargo en hospital sombrío
Y el último rincon del camposanto.



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