Buscar Poemas con Cesan


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Se han encontrado 7 poemas con la palabra cesan

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Lope de Vega

Oh, qué secreto, damas; oh galanes

-- de Lope de Vega --

¡Oh, qué secreto, damas; oh galanes,
qué secreto de amor; oh, qué secreto,
qué ilustre idea, qué sutil conceto!
¡Por Dios que es hoja de me fecit Ioanes!

Hoy cesan los melindres y ademanes,
todo interés, todo celoso efeto;
de hoy más Amor será firme y perfeto,
sin ver jardines, ni escalar desvanes.

No es esto filosófica fatiga,
trasmutación sutil o alquimia vana,
sino esencia real, que al tacto obliga.

Va de secreto, pero cosa es llana,
que quiere el buen letor que se le diga:
pues váyase con Dios hasta mañana.

Poema Oh, qué secreto, damas; oh galanes de Lope de Vega con fondo de libro

De esas rojas mejillas, envidioso

-- de Luis Carrillo y Sotomayor --

De esas rojas mejillas, envidioso,
más sangriento el rubí, de más corrido,
afrenta, que del hurto ha convencido
el nácar, Celia, de tu rostro hermoso.

El cristal desatado, de lloroso,
tu blanca frente aqueja, que ha podido
robar —-dícelo él—- de lo escondido
de sus senos espejo tan lustroso.

Más blanca de enojada, blanca nieve,
hurtos gime en tu cuello; de esos ojos
el sol se queja o pide su hermosura.

Mas no cesan aquí, no, tus enojos,
que, si esto negar puedes, que me debe
tu rostro un alma que robó, es locura.

Poema De esas rojas mejillas, envidioso de Luis Carrillo y Sotomayor con fondo de libro

Manuel del Palacio

Puerto Rico

-- de Manuel del Palacio --

Este que siglos há fué Puerto Rico
Hoy debiera llamarse Puerto Pobre,
Pues quien oro en él busque ó plata ó cobre,
Seguro tiene soberano mico.

Comer mofongo ó educar un chico,
Morir de inercia aunque el esfuerzo sobre,
Ver siempre en calma el piélago salobre
Y no soltar jamás el abanico:

Tales son los placeres deliciosos
De este verjel de suegras y de suegros,
Do muchas tienen hijos y no esposos;

Do no cesan del guiro los allegros,
Y son los negros sucios y asquerosos...
¡Y lo mejor de todo son los negros!

Poema Puerto Rico de Manuel del Palacio con fondo de libro

Jorge Luis Borges

afterglow

-- de Jorge Luis Borges --

Siempre es conmovedor el ocaso
por indigente o charro que sea,
pero más conmovedor todavía
es aquel brillo desesperado y final
que herrumbra la llanura
cuando el sol último se ha hundido.
Nos duele sostener esa luz tirante y distinta,
esa alucinación que impone al espacio
el unánime miedo de la sombra
y que cesa de golpe
cuando notamos su falsía,
como cesan los sueños
cuando sabemos que soñamos.



Francisco Sosa Escalante

A Clementina (Sosa Escalante I)

-- de Francisco Sosa Escalante --

En la llanura inmensa de los mares
Suelen dos barcas que lanzó el destino
Con rumbo opuesto, hallarse en el camino
Arrostrando una y otra sus azares.

Los nautas, olvidando sus pesares,
Entonan con acento peregrino
Su más dulce canción; mas ¡ay! el lino
A hincharse vuelve, y cesan los cantares.

Y un ADIÓS nada más; pero tan triste
Como un suspiro que arrebata el viento.
Se dicen con dolor y al mar se entregan.

Así, hermosa, en mi senda apareciste,
Y hoy nuestras barcas, juntas un momento,
Con rumbo opuesto por mi mal navegan.



Clemente Althaus

A Elena (4 Althaus)

-- de Clemente Althaus --

I

Contemplando callaba embelesado,
feliz visitador, a dos doncellas,
tan puras y graciosas como bellas,
y bellas ambas en el mismo grado:
mas, apenas llegaste, y el estrado
alto asiento te diera en medio de ellas,
como ante el sol se apagan las estrellas,
así se oscurecieron a tu lado.
Que, como el mismo sol humanas teas,
así tú, Elena, a las demás mujeres
cubres con tu luz fúlgida y afeas.
Cesan contigo varios pareceres,
y aunque la sola en ignorarlo seas,
tú la beldad de las beldades eres!

II

Cuando contemplo el delicado velo
que a tu alma bella da digna morada,
y pienso que beldad tan extremada,
de ideal perfección tipo y modelo,
ha de sentir de la vejez el hielo,
y que la Muerte con su mano airada
ha de sumirla en espantosa nada,
de ley tan dura con horror me duelo.
Mas ¿qué diciendo está mi Musa impía?
¿Alta revelación no me asegura
que, gloriosa y mas bella todavía,
la de mí tan amada vestidura
ha de resucitar el postrer día
para unirse de nuevo a tu alma pura?



Clemente Althaus

La oración (Althaus)

-- de Clemente Althaus --

Ya de suena de la santa Ave María
la solemne campana, que el ocaso
llorar parece del lejano día:
Como de encanto súbito por caso,
Sucede hondo silencio de repente,
al urbano bullicio; el presto paso
detiene al son la pasajera gente,
que con rápida mano la cabeza
a los cielos descubre reverente;
y la salutación gloriosa reza
con que el arcángel anunció a María
que, sin perder su virginal pureza,
en sus entrañas Dios encarnaría;
y Lima toda, de silencio llena,
en su santo pensamiento se une pía.
Mas rápida cambiar se ve la escena,
cuando cesan las santas campanadas;
y ya de nuevo donde quiera suena
el rumor de coloquios y pisadas.



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