Ejemplos con ática

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El friso del Partenón es el monumento definitivo del estilo clásico alto de la escultura ática.
Los espartanos saquearon el Ática repetidamente, pero los atenienses siguieron siendo bien provistos por mar, y fueron capaces de enviar incursiones de saqueo por su cuenta a lo largo del Peloponeso con su flota.
Durante el período micénico ya había penetrado los eolios y los jonios los cuales se esteblecieron en el Ática y fundaron la ciudad de Atenas.
Es verdad que allí se practicaba la apicultura, pero el monte Himeto era célebre también por su excelente mármol, el mejor del Ática.
En el interior está representada la pampa de Carabobo y en su centro se destaca una columna ática extendida hasta casi el extremo superior del otro cuartel.
Al final del octavo día los jardines se arrojaban al mar o a un río, quizá a veces junto con una imagen del fallecido Adonis según el Nicias de Plutarco , si bien no se ha descubierto en el Ática ninguna estatua votiva identificable con Adonis.
Pero atenienses y espartanos encarnados en la persona de Nicias y Plistoanacte deseaban una paz cuanto antes, ya que estos últimos estaban muy preocupados de los prisioneros de Pilos, a quienes se ejecutaría si los peloponesios invadían de nuevo el Ática.
El general espartiata Brásidas dio un nuevo giro a la guerra, que hasta ese momento consistía en asolar el Ática y mantenerse a la defensiva en el Peloponeso.
Aunque la agresión tebana a un aliado ateniense abría tácitamente las hostilidades, el inicio oficial de la contienda, no llegó hasta mayo, con la invasión peloponésica del Ática encabezada por el rey euripóntida Arquídamo II.
Arquídamo hubo de retirarse del Ática tas haber esperado inútilmente durante un mes a que salieran las tropas de Pericles a defender sus tierras y tratar de expulsarle.
, dos meses después de los hechos relatados en la siguiente sección, el ejército espartano se presentó en el Ática y Arquídamo intentó, como ya lo hiciera en una ocasión anterior, que los atenienses hicieran algunas concesiones.
El plan de operaciones de los espartanos y de la Liga del Peloponeso consistía en presentarse en el Ática todos los años, antes de la recolección, y arrasar los campos para forzar a los atenienses a iniciar una lucha en campo abierto, en la que resultarían perjudicados.
Además, la destrucción no alcanzó por igual a todas las zonas del Ática, pues por ejemplo no llegaron a los lugares montañosos y de difícil acceso, ni afectaron a todos los cultivos, ya que la tala de olivos y frutales, arrancar arbustos y aplastar vides no sólo era una labor ardua, sino en ocasiones impracticable con los medios de la época, según opinión de Hanson.
Avieno expone, al principio de su narración, que utilizó textos de Hecateo de Mileto, Helánico de Lesbos, Fileo de Atenas, Escílax de Carianda, Pausímaco de Samos, Damasto de Sige, Bacoris de Rodas, Euctemón de la ática, Cleón de Sicilia, Heródoto de Turios y del ateniense Tucídides.
El sacerdote pasaría a continuación a delimitar el orden imperante egipcio en ocho mil años, siendo mil más, nueve mil, el correspondiente a la Ática primigenia.
Puesto que estos pasajeros son a veces representados desmontando puede que representaran a los apobatai, participantes en una carrera ceremonial del Ática y Beocia.
Burla burlando, venía desde hace años poniendo en verso la historia política de España y la historia social, porque en su dilatada obra las costumbres con temporáneas están cristalizadas en breves y brillantes granos de sal ática, la sal que preserva de la corrupción.
Aquella civilización puede abundar, o abunda indudablemente, en sugestiones y en ejemplos fecundos, ella puede inspirar admiración, asombro, respeto, pero es difícil que cuando el extranjero divisa de alta mar su gigantesco símbolo: la libertad de Bartholdi, que yergue triunfalmente su antorcha sobre el puerto de Nueva York, se despierte en su ánimo la emoción profunda y religiosa con que el viajero antiguo debía ver surgir, en las noches diáfanas del Ática, el toque luminoso que la lanza de oro de la Atenea del Acrópolis dejaba notar a la distancia en la pureza del ambiente sereno.
Por eso afirma Macaulay que un día de la vida pública del Ática es más brillante programa de enseñanza que los que hoy calculamos para nuestros modernos centros de instrucción.

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