Ejemplos con ánimos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los juicios y opiniones acerca del estoico discrepaban, naturalmente, los ánimos se apasionaron.
No contenía el acta una mala protesta, ni él creía lo que se contaba de su elección sobre atropellos cometidos por sus auxiliares, pero tales cosas podrían decirse en el Congreso, de tal modo podrían presentarse los hechos, que al fin vacilaran los ánimos y se pusiera todo el mundo de parte del vencido, lo cual equivalía a echarle a él de allí y obligarle a volverse a su cosa, como un Juan particular, sin haber llegado a ser.
Cójala ustedreplicó Sardiola risueño de puro desdeñoso a ver cómo se lucen esos ánimos porque pensar que he de irme yo a no ser que la misma señorita me lo mandase.
Suspensos están los ánimos: ninguno habla, ninguno respira.
Enrique había lucido, en sentir de sus oyentes, una elocuencia conmovedora, pero jamás produjo tan honda impresión en los ánimos como la noche del Domingo de Resurrección.
Solís, reflexivo y cachazudo, se estaba quedo, oía y callaba, hasta que para calmar los ánimos, terciaba en la disputa.
ON estas dolorosas palabras, arrancadas a la conciencia de su genio, quejábase el malogrado Fígaro hace años del indiferentismo de aquella época en que, sin embargo, brotaban a su vista las maravillas del arte romántico, repetía el aire las armoniosas desesperaciones de Espronceda, y esparcíanse los ánimos con las sales y agudezas de Breton de los Herreros.
En el comedor continuaba la bulla, pero los ánimos estaban más serenos.
Le miró de un modo tan indagador, que al pobre chico se le volvieron a abatir los ánimos.
Por fin, apenas cató el joven unas pasas que de postre había, se levantó para ir a su cuarto, y apenas le vio doña Lupe de espalda, se le encendieron bruscamente los ánimos y corrió tras él, conteniendo las palabras que a la boca se le salían.
Salió de la cárcel con la cabeza más aturullada y los ánimos más encendidos.
Esto acabó de encender los ánimos, y multitud de gente se conjuraba en los caseríos cercanos a Villahorrenda, juntándose de noche para dispersarse de día y preparar así el arduo negocio de su levantamiento.
Ven acá, pecador, si el viento de la fortuna, hasta ahora tan contrario, en nuestro favor se vuelve, llevándonos las velas del deseo para que seguramente y sin contraste alguno tomemos puerto en alguna de las ínsulas que te tengo prometida, ¿qué sería de ti si, ganándola yo, te hiciese señor della? Pues ¿lo vendrás a imposibilitar por no ser caballero, ni quererlo ser, ni tener valor ni intención de vengar tus injurias y defender tu señorío? Porque has de saber que en los reinos y provincias nuevamente conquistados nunca están tan quietos los ánimos de sus naturales, ni tan de parte del nuevo señor que no se tengan temor de que han de hacer alguna novedad para alterar de nuevo las cosas, y volver, como dicen, a probar ventura, y así, es menester que el nuevo posesor tenga entendimiento para saberse gobernar, y valor para ofender y defenderse en cualquiera acontecimiento.
Los ratos que del día me quedaban, después de haber dado lo que convenía a los mayorales, a capataces y a otros jornaleros, los entretenía en ejercicios que son a las doncellas tan lícitos como necesarios, como son los que ofrece la aguja y la almohadilla, y la rueca muchas veces, y si alguna, por recrear el ánimo, estos ejercicios dejaba, me acogía al entretenimiento de leer algún libro devoto, o a tocar una arpa, porque la experiencia me mostraba que la música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu.
Y, como la hermosura tenga prerrogativa y gracia de reconciliar los ánimos y atraer las voluntades, luego se rindieron todos al deseo de servir y acariciar a la hermosa mora.
Hanse de casar las fábulas mentirosas con el entendimiento de los que las leyeren, escribiéndose de suerte que, facilitando los imposibles, allanando las grandezas, suspendiendo los ánimos, admiren, suspendan, alborocen y entretengan, de modo que anden a un mismo paso la admiración y la alegría juntas, y todas estas cosas no podrá hacer el que huyere de la verisimilitud y de la imitación, en quien consiste la perfeción de lo que se escribe.

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