Ejemplos con zalamerías

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Al movimiento de las pisadas en el suelo, los dos chinitos comenzaban a saludar amablemente, y parecían rivalizar en zalamerías.
Y al siguiente día me asaltaron los padres de Facunda con arrumacos y zalamerías, amenazándome con su enojo si volvía de Roma sin traer para su hija el espléndido regalo de la bendición papal.
Aún tuvo que beber una segunda copa, obsequio del gitano, y al fin, cortando en seco su raudal de ofrecimientos y zalamerías, cogió el ronzal de su nuevo caballo, y con ayuda del ágil , montó en el desnudo lomo, saliendo a paso corto del ruidoso mercado.
Resultado: la corista machucha y corrida determinó, primero, desplegar cuantas zalamerías y gatadas pudiese sugerirle su deseo de asegurar la presa, y segundo, recurrir, si fuese necesario, a la bronca y el escándalo para evitar el abandono: cuando no bastasen las cucamonas y los mimos, emplearía el terror.
Ponía una de cal y otra de arena, mezclando las contestaciones categóricas con los mimos y las zalamerías.
¡Buena ocasión perdiste de ponerte romántico! Queda demostrado que el amor propio es en tí más fuerte que el amor verdadero, y que yo, la , como me llamas en esas bromas que, por lo visto, tienen un gran fondo de verdad, soy mucho más sincera y menos vanidosa, y te quiero con toda mi alma y te querré siempre, porque me has engañado con tus zalamerías, haciéndome creer que eres distinto de los demás hombres.
A mí no me vengas tú con zalamerías.
Pero él creyó oportuno mostrarse cariñoso, y la hizo sentar a su lado para pasarle la mano por la cara y hacerle algunas zalamerías de las que se emplean con los niños cuando se les quiere hacer tomar una medicina.
Váyase usted luego allá con sofismas y con zalamerías de amor Esto se acabó.
Nicolás, que estaba presente, no habría permitido tampoco zalamerías de amor ni besuqueo, y ayudaba a recoger y agrupar todas las cosas que habían de llevarse, añadiendo observaciones tan prácticas como esta: Ya sabe usted que ni perfumes ni joyas ni ringorrangos de ninguna clase entran en aquella casa.
A mí no me vengas con zalamerías.
Los más insignificantes gestos de su esposo, las inflexiones de su voz, todo lo observaba con disimulo, sonriendo cuando más atenta estaba, escondiendo con mil zalamerías su vigilancia, como los naturalistas esconden y disimulan el lente con que examinan el trabajo de las abejas.
Por último, no pudo mi hombre resistir el afán de explicarse, y preparando el terreno con un sin fin de zalamerías, le dijo:.
Pues no faltaba otra cosa Y lo que es esta noche te como No me engatusarás con tus zalamerías.
Marchóse con estas despachaderas el marqués, y a la hora de la cena estuvo taciturno y metido en sí, haciendo caso omiso de las zalamerías de Rita.
El rapaz se sentó sin soltar a la nena, diciéndole mil chuscadas y zalamerías a fin de acallarla, abusando del diminutivo que tan cariñosa gracia adquiere en labios del aldeano.
Después, como ella le vino con sus zalamerías, en vez de hurtarle el cuerpo, esto la sirvió de pretexto plausible para confirmarse en su propósito.
Esto, sin embargo, no fue parte para que él dejase de salir al encuentro de Leonardo Gamboa y recibirle con muchas sonrisas y zalamerías.
El niño es comúnmente revoltoso, y aunque se le castigue, con sus gracias y zalamerías acaba por ser el amo de la casa.
Y vinieron entonces a ofrecerse todas las vizcachas del pago, con mil zalamerías, poniendo a su disposición elementos de todas clases para cualquier cosa que se le ocurriera.
Se acercó con mil zalamerías al guardián de un gallinero, que lo era un gran perro danés con cara de pocos amigos.
Y creía él que había trascendido tanto, porque sus íntimos de la crema, y sus amigas de la playa, y el azucarado cronista de la Estafeta local de El Océano, los mismos gomosos y gomosas que a su llegada de Madrid, de palabra y en letras de molde, le habían colmado de zalamerías y de plácemes, en atrevidas y bien transparentes metáforas, por el acordado suceso que parecía ser del dominio público, al día siguiente de llegar cesaron de mencionársele.
Entonces Ángel se sentó a su lado, y con muchas zalamerías, convirtiendo con gracia y con habilidad el tema de la media naranja, tan repetido en su casa, en disculpa y germen de todo lo sucedido después, comenzó la historia de ello, pero desde muy atrás: desde el punto y hora en que conoció a Luz a la puerta de las Calatravas, callándose discretamente apellidos y seriales para que no saliera lo tapado antes del momento en que debía salir.
-Si usted no hubiera tratado de ocultar su falta de vergüenza con bajas zalamerías, ya habríamos acabado.
Su experiencia de muchos años en el infame oficio que ejercía le había enseñado que a la juventud se la lleva a cualquier parte con halagos y zalamerías.
Zalamerías de José.
bolsillos la víspera, y con mil zalamerías serviles y.
zalamerías para decidirlo.
En segundo lugar, siento muchísimo que me hable usted con tanta conmiseración y blandura, pues yo no entiendo de suavidades, zalamerías ni melindres.
- Levántate, déjate de zalamerías, y dime qué se te ofrece.

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