Ejemplos con zagalón

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La lógica inflexible del tío Leandro pesaba como una losa sobre todos los cerebros, particularmente sobre el del zagalón que tanto se había aventurado en su discurso.
¿Qué dices?exclamó Reynoso levantando vivamente la cabeza y encarándose con el zagalón.
¿A que no sabéis por qué viene la señora en este tiempo?preguntó con increíble finura y sonriendo con una boca que le llegaba de oreja a oreja el zagalón Felipe.
Cerca ya de la barraca, cuando oía los ladridos de su perro, que le había adivinado, vió un muchacho, un zagalón, que, sentado en un ribazo, con la hoz entre las piernas y teniendo al lado unos montones de broza segada, se incorporó para saludarle:
No comprendía cómo su sobrino, un muchacho tan listo, había cometido la borricada de hacerse súbdito de aquel zagalón de D.
No bien llegaban todos a las primeras casas, tocaba el pito el zagalón, y la piara se dispersaba en seguida, trotando y galopando cada uno de los que la componían y cruzando calles y callejuelas hasta meterse en la casa de su amo, saltar por el zaguán y la cocina baja, sin cuidarse de no echar a rodar cualquier trasto que encontrase por medio, y parar sólo en el corral, donde nunca faltaba su pocilga o lagareta.
Esta vez no fue el Trincha que habíamos visto trinchar antes quien se presentó a efectuar la disección del jabalí, sino un zagalón de larga barba, y vestido de cazador, el cual, sacando de la cintura un cuchillo de caza, rasgó de un tajo el vientre del jabalí, escapándose de él un tropel de tordos que intentaron en vano escapar revoloteando en todas direcciones, pero que fueron atrapados al instante por los esclavos, quienes ofrecieron uno a cada convidado, siguiendo las órdenes de Trimalcio, quien -Mirad, exclamó, cómo ese glotón jabalí habíase engullido todo el ornato de la selva-.
Bastaba el zagalón para ser capitán de aquella tropa, cuya disciplina era admirable.
El zagalón sigue su carrera.
La tarde iba cayendo, los últimos rayos del sol otoñal iluminaban dulcemente la calle convertida en centro de reunión del vecindario, allí, en la casi totalidad de las puertas, habían formado su tertulia en pintorescas agrupaciones mozas y mozos, viejas y viejos, rapaces y rapazas, aquí, un zagalón retrepado en una silla contra la pared, punteaba diestramente en un mal guitarro unas bien interpretadas guajiras, allí, un chaval de indiscutible abolengo gitano ondulaba su cuerpecillo flacucho y suelto al compás del acorde palmoteo de sus camaradas, bailando uno de los tangos más en boga, acá, alrededor de una mesa colocada a la puerta de uno de los más ruines edificios, algunos jayanes de enormes tufos y mirar imponente jugábanse al dominó algunos cálices de peleón, y acullá, algunas mozas de vistosos pañuelos al talle y crujientes faldas de percal paseaban cogidas del brazo, no sin contestar con alguna que otra frase graciosa y oportuna a los que las piropeaban al paso con requiebros a veces capaces de hacer enrojecer las mejillas de la menos propensa a tales súbitos enrojecimientos.
¡Como no cuaje! Que cargue, que cargue con el zagalón de la botica.
Las primeras veces cargaron sobre Micaela las pullas y chanzas de sus compañeras, pero acabaron por acostumbrarse a la presencia de aquel zagalón, que parecía un cacho de pan.

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