Ejemplos con vestíbulo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En el episodio de la segunda temporada Alguien va a Urgencias, alguien va a la cárcel dice que sus hermanas lo llevaron a manifestaciones de protesta y en el de la tercera temporada Indios en el vestíbulo cita a sobrinas y sobrinos como la razón para no salir a tomar algo con Bruno el miércoles posterior a Acción de Gracias.
También esta el hecho que el lugar donde actualmente está el vestíbulo funcionaba la Universidad, convirtiéndose en hospital durante la guerra con Chile.
Su distribución en aquella época era la siguiente: vestíbulo a la calle Caballeros, con establos a la izquierda y pajar a la derecha.
Formada por fragmentos de cristal roto en el suelo del vestíbulo cuando Sylar ataca a la señora Bennet.
Durante el proceso de remodelación, se conservaron y restauraron los muros de la antigua nave modernista, que se prolongaron en el cuerpo del nuevo vestíbulo, de obra vista.
Las ventanas del vestíbulo que miran hacia el norte, más estilizadas, con amplios antepechos de fábrica, así como el remate en parapeto con baranda de madera, corresponden muy probablemente a reformas practicadas hacia finales del XIX o principios del XX, y no se compadecen, ni estilística ni compositivamente, con la parte más antigua de esta misma fachada, el granero y la estancia inferior, cuyos dos huecos escasos vienen determinados por la más simple practicidad.
Al terminar éste se desemboca en un vestíbulo con otro mural de este pintor con el tema bíblico de la multiplicación de los panes y los peces en un recinto revestido de caoba en sus muros y en su artesonado.
En el vestíbulo, unos cuantos mozos vestidos de payeses, con gorra de cuartel: soldados de la guarnición que servían de asistentes.
Éste la escuchó con gesto obsequioso, como un políglota pronto a entender a todos los huéspedes, y saliendo de su encierro fuese hacia Jaime, que fingía leer los anuncios del vestíbulo, turbado aún por su fracaso.
Don Simón le condujo hasta el vestíbulo, y echando una mano al pasador de la puerta de la escalera, le dijo muy serio:.
El purgatorio es como el vestíbulo del celestial coliseo, lugar de los que deben esperar con la natural impaciencia.
Tomó su desayuno en un velador del vestíbulo, leyó periódicos, tuvo que salir a la puerta huyendo de la matinal limpieza, perseguido por el polvo de las escobas y las alfombras sacudidas, y una vez allí, fingió gran interés por los músicos ambulantes, que le dedicaban romanzas y serenatas, poniendo los ojos en blanco al presentarle sus sombreros.
Apretose las sienes como para detener la tenaz péndola, y lentamente, paso a paso, se encaminó al vestíbulo de casa de Artegui.
Arrodillose en el vestíbulo, y apoyó la cara contra la puerta.
Aún estaban en el vestíbulo los anuncios de los regocijados espectáculos que había presenciado.
Por no irse a las manos con él y porque no riese solapadamente al verle esperar horas y horas en el vestíbulo, se apostaba en la calle, espiando las entradas y salidas da Ferragut.
Paseó largo rato por el vestíbulo, mascando rabiosamente su cigarro, hasta que se decidió a abordar al portero, cabeza morena y astuta que asomaba al borde de su pupitre, sobre unas solapas azules con llaves de oro bordadas, viéndolo todo, enterándose de todo, mientras parecía dormir.
Un bulto negro descendía las escaleras del vestíbulo de casa de Artegui.
Mas, con gran sorpresa suya, pasó todo el día del lunes, y pasó también el martes, y llegó y pasó asimismo el miércoles, sin que ningún coche parase a la puerta, ni atravesase una sola visita las antesalas, ni recibiera el oso del vestíbulo en su bandeja ninguna tarjeta, ni llegara tampoco el menor recado, la más insignificante misiva de atención, de interés o de consuelo Aterróla entonces aquella soledad, que no sabía explicarse, porque ignoraba que la opinión había atravesado en el dintel de su puerta el cadáver de Jacobo, mas cuando llegaron a su noticia las voces que corrían y supo que una pérfida y misteriosa mano explotaba el funesto hallazgo de la capa de pieles, para hacer recaer sobre ella las sospechas del crimen, tuvo en su soledad vértigos de ira, estremecimientos de fiera acorralada, y decidió desafiar frente a frente a la calumnia con un golpe de enérgica audacia.
Cuando Paquito Luján llegó a su casa comenzaba a oscurecer, y la escalera y el vestíbulo estaban ya completamente iluminados: cuatro grandes estatuas desnudas, de mármol blanco, alumbraban este y aquella, elevando sus manos artísticos candelabros de bronce con seis mecheros.
¿Vendría quizá equivocado el número de la casa y sería aquella buena alhaja la autora de la carta? Parecióle esto a Currita improbable, y un hecho positivo la sacó de dudas: abrióse de repente la gran mampara de cristales que cerraba en el hotel el fondo del vestíbulo y apareció un coche que vino a detenerse al pie de la escalera, ni el cochero ni el lacayo traían librea, ni veíanse tampoco en el coche armas, iniciales o corona, al ejercitado olfato de Currita olióle todo aquello, desde luego, a principios de aventura.
En el fondo del vestíbulo abríase la puerta del salón, y llegábase por este a un pequeño gabinete, tapizado todo de cretona, con grandes flores cobrizas.
Mientras tanto, la llegada de Currita había producido un murmullo general y unísono en que se hermanaba la obscena chocarrería que con un guiño truhanesco cambiaron entre sí los lacayos del vestíbulo, con las pulcras y aceradas observaciones que se comunicaban al oído las damas más relamidas que llenaban los salones.
A las once, el calor y la afluencia de gente hacían ya insoportable la estancia e imposible el tránsito por los salones del marqués de Butrón: hallábanse abiertas de par en par cuantas puertas y ventanas había en la casa, y más que concurso de gentes, parecía aquello un confuso revoltijo de joyas, plumas, flores, telas vistosísimas y mujeres medio desnudas, entre las que se destacaban las manchas oscuras de los hombres, revolviéndose entre ellas sofocados y sudorosos, como un enjambre de gusanos negros que hubiera fermentado aquella compacta masa de mundo, demonio y carne En el gabinete más próximo al vestíbulo, el marqués y la marquesa de Butrón recibían a sus convidados, viendo desfilar con la misma amable sonrisa grandes nombres y grandes vergüenzas, inocencias completas y malicias refinadas, honras sin tacha y reputaciones escandalosas, barajadas y confundidas en aquella casa, sin disputa alguna noble y honrada, por la impúdica y funesta tolerancia de las grandes sociedades modernas.
Mas no los soltó el niño, y oprimiéndolos contra su pecho, subió a brincos la escalera, hasta llegar al vestíbulo, cerróle allí el paso una extraña figura que se paseaba de un lado a otro con las manos a la espalda.
La última que cambió algunas palabras con ella fue Fortunata, que la siguió hasta el vestíbulo movida de lástima y amistad, y aún quiso arrancarle alguna declaración de arrepentimiento.
La portera y la otra monja no la pudieron contener, y Guillermina salió al patio por la puerta que lo comunica con el vestíbulo.
El sacristán se había asomado varias veces por la reja de la sacristía que da al vestíbulo diciendo sucesivamente: Todavía no ha venido don León ya está ahí D.
¿Qué demonios pasaba en aquel cerebro? Entró por la puerta pequeña que comunica el patio con el largo pasillo interior del edificio, y una vez allí pasó sin obstáculo al vestíbulo, tentando la pared porque la oscuridad era completa.
Cuando tenía que sonar entera la orquesta, mangaba otra vez el en el , así podía acompañar la elevación de la hostia con una solemne marcha real, y el postcomunio con una muñeira de las más recientes y brincadoras, que, ya terminada la misa, repetía en el vestíbulo, donde tandas de mozos y mozas se desquitaban, bailando a su sabor, de la compostura guardada por espacio de una hora en la iglesia.

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