Ejemplos con vaguedad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Recuerdo especialmente la deliciosa romanza del autor en la escena segunda, los dúos de amor y el intermedio sinfónico, que le valió al señor Vásquez una salva de aplausos Observamos en El mandarín , al lado de pasajes vigorosos, esta repentina vaguedad armónica, impersonal e inexpresiva, que solamente los recursos técnicos del señor Vásquez logran sustraer del tedio.
Esta falta de claridad ha sido comparada con la vaguedad de las motivaciones del asesino en otro cuento de Poe: El barril de amontillado.
Hagiwara rechazó el simbolismo y el uso de palabras inusuales, con la consecuente vaguedad de Hakush y de otros poetas contemporáneos que pedían la precisión en la redacción y ritmo o musicalidad a los oídos.
Hablar de interpretación de la sentencia, entonces, supone aceptar que es un texto escrito y que como tal, puede adolecer de vaguedad, ambiguedad, oscuridad o contradicción.
Sin embargo, la vaguedad de las leyes permitió numerosos fraudes y muchos de ellos perdieron sus tierras.
Un quinto problema lo constituye la vaguedad de lo apropiado de la causalidad.
Paso previo a la intervención de Critias como responsable de la satisfacción socrática, prosigue este último aludiendo como candidatos a poetas y sofistas, descartándose sus respectivas disponibilidades al encarnar los primeros el extremo de imitar fácilmente aquello en lo que han sido educados, pero nó en lo ajeno, mientras que los segundos, por el contrario, aun versados en discursos diversos, flaqueaban en imprecisión y vaguedad de lo relatado.
El caballero de Luzmela miraba a la chiquilla, aquella tarde, con una extraña expresión de vaguedad, como si al través de ella viese otras imágenes lejanas y tentadoras.
Siguió tirando de aquella mano, y fue condensándose la vaguedad del rostro, hasta reconocer a Pablo Valls inclinado sobre él, moviendo los labios como si murmurase palabras cariñosas que no podía oír.
Jaime, en medio de la vaguedad de sus recuerdos infantiles, contemplaba con saliente relieve la figura de su abuelo.
Las masas no aman la gloria colectiva, a causa de su vaguedad, quieren algo preciso é individual, les gusta el héroe aislado y bien a la vista.
El utilitarismo, vacío de todo contenido ideal, la vaguedad cosmopolita y la nivelación de la democracia bastarda, alcanzarán con él su último triunfo.
La noche había aclarado, la luna, en creciente, aparecía envuelta en nubes, y su luz alumbraba con vaguedad el mar.
Volvió a sonar la voz de ella en el ambiente crepuscular, con la misma vaguedad que si hablase en sueños.
Hablaba ahora en castellano, y su súplica incoherente era una especie de música sin palabras, cuya vaguedad producía en él cierta emoción.
En la vaguedad de su mirada, en la timidez de su voz, había cierta protesta contra los que vivían en las alturas.
Su vaguedad imaginativa fue contrayéndose, hasta dar forma a figuras precisas.
¡Oh! ¿Y Teresa Luz? lindísima, Teresa Luz: bueno, la boca, sí, la boca no es perfecta, los labios son demasiado finos, ¡ah, los ojos! bueno, los ojos son un poco fríos, no calientan, no penetran: pero qué vaguedad tan dulce, hacen pensar en las espumas de la mar.
Pepita, desde una ventana de su cuarto, siguió un momento la marcha del vehículo y al verle desaparecer, esparció su mirada por el paisaje, con la vaguedad melancólica de los que se sienten enamorados y perciben en todo lo que les rodea una nueva vida.
Los hombres se miraban con torvo ceño, las mujeres pataleaban y chocaban las manos, con la mirada perdida en una estúpida vaguedad, como si la música les vaciase el cráneo.
Al pobre Batiste, tan severo y amenazador, lo que más le dolía de todas sus desgracias era el desconsuelo de la pobre muchacha, falta de apetito, amarillenta, ojerosa, haciendo esfuerzos por mostrarse indiferente, sin dormir apenas, lo que no impedía que todas las mañanas marchase puntualmente a la fábrica, con una vaguedad en las pupilas reveladora de que su pensamiento rodaba lejos, de que estaba soñando por dentro a todas horas.
Estaba segurísimo de ello, y si no, ¿cómo era que todas las primaveras las había pasado sin percibir siquiera aquel perfume de azahar que exhalaban los paseos y ahora le enloquecía, enardeciendo su sangre y arrojando su pensamiento en la vaguedad de un oleaje de perfumes? No era menos cierto que hasta entonces había estado sordo.
Así como en las mutaciones de cuadros disolventes, a medida que unas figuras se borran van apareciendo las líneas de otras, primero una vaguedad o presentimiento de las nuevas formas, después contornos, luego masas de color, y por fin, las actitudes completas, así en la mente de Fortunata empezaron a esbozarse desde aquella noche, cual apariencias que brotan en la nebulosa del sueño, las personas de Maxi, de doña Lupe, de Nicolás Rubín y hasta de la misma Papitos.
Al día siguiente, cuando fueron a la catedral, ya bastante tarde, sabía Jacinta una porción de expresiones cariñosas y de íntima confianza de amor que hasta entonces no había pronunciado nunca, como no fuera en la vaguedad discreta del pensamiento que recela descubrirse a sí mismo.
En cuanto a la tercera, Nucha, asemejábase bastante a la menor, sólo que en feo: sus ojos, de magnífico tamaño, negros también como moras, padecían leve estrabismo convergente, lo cual daba a su mirar una vaguedad y pudor especiales, no era alta, ni sus facciones se pasaban de correctas, a excepción de la boca, que era una miniatura.
Los habitantes de Orbajosa oían en la crepuscular vaguedad de su último sueño aquel clarín sonoro, y abrían los ojos diciendo:.
En aquel momento sus ojos miraban en derredor, asombrados, asustados, con melancolía y vaguedad, como el que no ha visto nunca un horizonte y lo ve por primera vez.
Sentí una vaguedad fría en mi cabeza: mis ojos se oscurecieron, no pude sostenerme de pie, y me senté en el mismo sillón en que ella se sentaba.
Débil, con la cabeza llena de una vaguedad febril, con el corazón fuertemente agitado, fui conducido a mi casa, donde hube de meterme en cama.
Imaginémonos el espacio puro, sin ninguna de estas representaciones, sin dejarle siquiera esa vaguedad sombría que fingimos en las regiones de mas allá del universo, ¿qué nos resta? La imaginacion se encuentra sin objeto: la intuicion cesa, y solo nos quedan los conceptos puramente intelectuales, que nos formamos de la extension, las ideas de un órden de seres posibles, la afirmacion o la negacion de la existencia de este órden, segun sean las opiniones que profesemos sobre la realidad o no realidad del espacio.

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