Ejemplos con tranquilas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se puede decir que la Avenida Ruiz Huidobro es residencial en la totalidad de su recorrido, existiendo algunas zonas más tranquilas, que coinciden con el tramo más angosto de la avenida que es la sección de la avenida que inicia en el cruce con la Avenida Melian hasta la finalización de la misma en la Avenida del Libertador, de hecho en este tramo sólo existe un sentido en la dirección del tráfico.
Los campesinos se vieron obligados a emigrar hacia regiones más tranquilas, el comercio fue aniquilado, el país arruinado.
En las mañanas tranquilas, sus balidos, agrandados por el silencio agreste, extendíanse sobre la superficie del mar.
Se veía en un carruaje lujoso por entre los pinos de la montaña de Bellver o a lo largo del muelle, con Jaime al lado de ella, y gozaba pensando en las miradas de odio de sus antiguas compañeras, que no sólo le envidiarían su riqueza y su nuevo rango, sino la posesión de aquel hombre al que lejanas aventuras y una vida agitada habían proporcionado cierta aureola de terrible seducción, deslumbradora y fatal para las tranquilas señoritas de la isla.
¡Un mozo tan guapo como su Jaime! Pero la mozuela alborotó con sus trajes y ademanes las tranquilas costumbres de la ciudad, las buenas familias se indignaron, y doña Purificación trató con ella, valiéndose de intermediarios, para darle dinero y que abandonase la isla.
Las esponjas crecían en las aguas tranquilas al abrigo de los peñascos de Mallorca y de las islas griegas.
Los últimos rayos del sol poniente franjaban de oro y de púrpura estos enormes turbantes formados por la niebla, parecían incendiar las nubes agrupadas en el horizonte, rielaban débiles en las aguas tranquilas del remoto lago, temblaban al retirarse de las llanuras invadidas ya por la sombra, y desaparecían después de iluminar con su última caricia la obscura cresta de aquella oleada de pórfido.
Hay para todos los gustos Y cinco o seis cocotas francesas, que van allá por sexta vez porque han recibido buenas noticias de la cosecha, las personas más tranquilas, calladas y modositas de a bordo, y todo el rebaño de cabras rubias y locas de la compañía de opereta, y un sinnúmero de comisionistas de modas y joyería, machos y hembras, y unas dos docenas de comerciantes alemanes establecidos en América, cuadrados, bonachones, calmosos, pero que sacan unas uñas de tigre cuando hablan de negocios y judíos, muchos judíos.
Las estrellas centelleaban en el firmamento cabrilleando en las aguas tranquilas de la bahía.
Palabras de gentes que se quedan a dormir en sus casas, muy tranquilas.
Los pájaros tejían con su inquieto vuelo una caprichosa contradanza, reflejada por las tranquilas charcas con orlas de juncos.
Sobre el suelo, con las patas atadas, recordando tal vez en aquella atmósfera de sofocación y estruendo las tranquilas llanuras de la Mancha o las polvorientas carreteras por donde vinieron siguiendo la caña del conductor, estaban los pavos, con sus pardas túnicas y rojas caperuzas, graves, melancólicos, reflexivos, formando coro como conclave de sesudos cardenales y moviendo filosóficamente su moco inflamado, para lanzar siempre el mismo cloc-cloc-cloc prolongado hasta lo infinito.
Las personas muy rutinarias y ordenadas que se acostumbran a las dulzuras tranquilas del método en la vida, concluyen, abusando en cierto modo de la regularidad, por someter al casillero del tiempo, no sólo las ocupaciones, sino los actos y funciones del espíritu y aun del cuerpo que parecen más rebeldes al régimen de las horas.

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