Ejemplos con tranquilidad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Estaba maravillada de aquello que ella reputaba fortaleza y virtud mías, y que no era sino deseo de tranquilidad y de que no me molestara.
Yo, señor don Jeromo, no he tenido inconveniente en sacrificar al bien de mi país la tranquilidad de mi hogar, y hasta el lucro de mis negocios particulares, pero será estéril mi abnegación si los hombres influyentes, de arraigo, de convicciones sólidas y saludables, de contingencia, en fin, como usted, me niegan su apoyo en estos instantes supremos.
Amigo, los hombres ricos tienen ustedes la tranquilidad en un hilo.
Tiene unas ideas del demonio, Estebandijo el sacerdote, y las expone en esta santa casa con la mayor tranquilidad, como si estuviera en uno de esos clubs infernales que hay en los países extranjeros.
¿Y lo dices con esa tranquilidad? Tu presencia aquí es la única alegría de mi vida después de tantas desgracias.
¿Dónde mejor que al lado de la familia, para convertirse con el buen ejemplo? La traeremos a casa, si está arrepentida y desea tranquilidad.
Vivían en Madrid los dos juntos, recatándose de la gente, en santa tranquilidad, como si fuesen marido y mujer.
¡Ya ves: ocurrir esto en la catedral, aquí, donde pasan los años en santa tranquilidad, sin que nos digamos una palabra más alta que la otra! Yo me acordé entonces de ti.
Sería, entre las estatuas vivientes que poblaban el claustro alto, un autómata más, imitaría a aquellas criaturas que tenían en su ser algo de la aspereza de la piedra berroqueña de los contrafuertes, aspiraría como un bálsamo de tranquilidad la herrumbre de las rejas, que esparcían por el templo el perfume vetusto de los siglos.
Para vivir santamente bastaba con la sabiduría de los sacerdotes y la ignorancia popular, que proporciona una beatífica tranquilidad.
Los jueces guardaban las declaraciones de los testigos en su memoria y sentenciaban inmediatamente, con la tranquilidad del que sabe que sus decisiones han de ser cumplidas.
Mientras llevase pendiente del brazo el magnífico pájaro de dos voces , como él llamaba a su escopeta, podía marchar con tranquilidad por toda la huerta.
Créeme, Antonio, a vivir como Dios manda, con tranquilidad y modestia, educando a tu hijo para que sea un hombre de provecho, y sin repetir ciertas locurillas de las que no quiero hablarte.
No te lo hemos dicho para que no perdieras la tranquilidad en tus estudios.
La belleza del paisaje, la dulzura del clima y la tranquilidad de la población, seducen a quien pone los pies en Villaverde, la budística ciudad extiende sus redes misteriosas, y ¡presa segura!.
El Cura, persona muy juiciosa y prudente, puso paz en ambos ejércitos, y la budística población volvió a su calma y tranquilidad habituales.
No, no está su envidiable superioridad en los respetos sociales, ni en la estimación pública, que, aunque aparente y mentida, es poderoso elemento de felicidad, porque hace que todos les guarden consideraciones y respetos, ni está en la tranquilidad de una vida sin afanes,que también los tiene el rico, y grandes y terribles,sino en la noble entereza que les da el dinero para rechazar los ultrajes, para no pedir a nadie favores ni indulgencia con mengua del propio decoro.
Esta carta de la tía me devolvió la tranquilidad.
Pero ¿en qué tiempos estamos? ¿Qué hombres son estos que se juegan el porvenir, la tranquilidad de la familia, que pierden la honra y huyen tan frescos? La maldita ambición de subir y el salirse de la esfera los pierde a todos.
Y cuando con más entusiasmo forjábase la ilusión de la tranquilidad patriarcal, un silbido estridente rasgó los aires, como si Mefistófeles, desde las nubes, contestase con su carcajada chillona a los hermosos planes de virtud doméstica.
Complacióme el recuerdo de mejores años, de venturosos días, suspiraba yo por la tranquilidad del colegio en que pasé dos lustros, y me parecía que las alegres memorias de la infancia alejaban de mí pesares y dolores.
Todo era dicha y tranquilidad en casa de doña Manuela, y el contento de la familia repercutía en , donde la sencilla Teresa considerábase feliz.
Esto al principio, cuando aún no hubiesen novedades y la casa permaneciese tranquila y en reposo, pero después ¡figúrate tú! vendrá lo que es natural uno, dos o más, ¿quién sabe? Y entonces tendrá que ver que al digno comerciante don Juan Peña, cuando suba a almorzar, se le cuelguen de los brazos unos cuantos angelitos cabezudos, de hinchados mofletes, y no le dejen tragar bocado con tranquilidad.
Necesito tranquilidad, y no me acuesto ninguna noche sin llevar en el cuerpo un berrinche más que regular.
¿Tengo otra familia acaso? Lo que hay, muchacho, es que, por lo mismo que les quiero tanto, me preocupa su suerte y no puedo ver con tranquilidad cómo Antonio se mete de cabeza en tan peligrosas aventuras.
Serán para algunos escrúpulos necios, pero ¿qué quieres? Después de tantísimos años de probidad comercial, de prosperidad lenta pero segura, no puedo conformarme con esta vida de agitación y sobresalto que noto en torno mío, ni menos ver con tranquilidad una ganancia inmoral y estrepitosa.
Y doña Manuela, animada por estas ilusiones que garantizaban su futura tranquilidad, envolvía la mesa y sus comensales en una mirada infinita de benevolencia y cariño.
¡Firmar! ¡firmar! ¿Tú crees que una persona como Dios manda pone la firma, porque sí, al primer judío que se presenta? Eso sólo lo hacen las locas como tú, que has firmado más papel que un escribano, y miras con la mayor tranquilidad cómo tu nombre anda por el mundo en pagarés siempre renovados, con condiciones que sólo admiten las personas tramposas y sin crédito.
Yo no viviría con tranquilidad.
Anhelo la tranquilidad de una vida sin luchas, sin afanes, ni envidioso ni envidiado, como dijo el poeta.

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