Ejemplos con tragándose

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Gould es el patrón del bote de babor y la mar lo hizo astillas, tragándose a los ocho marineros del bote, excepto Gould que quedó aferrado al costado del buque.
Rao en el universo de Tierra Prima, hogar de Superman Prime, Rao explotó y se convirtió en un supernova, tragándose al planeta Krypton por completo.
En un vuelo comercial se observa al agujero tragándose al avión.
El encinar, además, va creciendo lentamente en extensión, tragándose literálmente antiguas piezas.
Y aunque ya la niebla se hubiera cerrado tragándose otra vez la silueta grave de la torre, la muchacha veía siempre a Luzmela, haciendo de la graciosa aldea de sus amores una evocación intensa y fervorosa.
Y reanudaba su vida monótona, paseando por la cubierta del buque, vacío y muerto, sin saber qué hacer, desesperándose a la vista de los otros vapores, que movían sus antenas de carga, tragándose cajas y fardos, y empezaban a lanzar por sus chimeneas el humo anunciador de su próximo viaje.
El goce que nuestro héroe experimentaba por las mañanas después de tomar el chocolate tragándose los artículos de fondo del , los sueltos de y las del era tan vivo, que le quedaba impreso largo tiempo en el rostro, hasta que por la irradiación se iba perdiendo en la atmósfera.
Por fin salió nerviosa, excitadísima, blanca de cólera, y desde la puerta de la escalera, tragándose las lágrimas dijo: ¡Ojalá, si tiene usted hijos que paguen lo que hace con el mío! Me quedé aterrada, volví al gabinete, llamé a Faustina mi doncella, en quien sabe usted que tengo absoluta confianza, y mostrándole desde el balcón a la mujer que en aquel instante salía del portal le dije: Coge el mantón, síguela y averigua quien es y donde vive.
Erizáronsele los cabellos al excelentísimo Martínez ante la perspectiva de una indigestión de ratas ¿Cómo podría curársela, si no era tragándose un gato?.
Butrón escuchaba asombrado, tragándose, una a una, como un bolonio, toda aquella sarta de mentiras, diestramente entrelazadas con algunas escasas verdades, cruzó las manos con trágico ademán y exclamó con el aire de un Catón escandalizado:.
Un vaso de horchata helada de chufas estaba en medio, y ambos metían dentro la cuchara, tragándose él con delicia cuanto salía, mirándole ella con plácida sonrisa y mojando apenas su cuchara, como si le dejase a él saborear a sus anchas la golosina y le bastase a ella saborear la dicha inmensa de ser aquel un obsequio del hijo de su alma.
¡Ya!exclamó María Valdivieso tragándose la bola.
-Hermana Siseta ha despertado al fin -me dijo Badoret, tragándose medio pan-.
Andadijo ella, tragándose el salado amargor de las lágrimas, confiesa que no vuelves, que te has cansado de mí.
Baldomero y doña Bárbara, tragándose en silencio su amargura.
-Precisamente era día de San Miguel, en que Patillas anda suelto -contestó el padre tragándose el primer sorbo de chocolate, después de soplarlo.
Felizmente, sabía ella conformarse a la voluntad imperiosa de su amigo, tragándose las hieles y llenándose de resignación.
Cristóbal va galopando y tragándose leguas por endiablados caminos, echaremos un párrafo de historia.
Iba nuestro enamorado tragándose leguas, y hallábase ya dos jornadas distante del curato, cuando le salió al encuentro un indio y puso en sus manos este lacónico billete:.
Con la punta del cuchillo daba vuelta en las brasas al pedazo de carne, cuidando de que no se quemase por demás, y cuando por fin vio que ya no chirriaba llenando la cocina de sus olorosos vapores, lo sacó del fuego, lo depositó con precaución encima de una tablita que allí estaba y, tajada por tajada, se lo comió todo, con un poco de sal y nada más, tragándose por encima medio jarro de agua.
Cerca de quince años habían pasado desde que había salido de ella, ¡quince años!, todo un trozo de vida, y galopaba, tragándose las leguas, y pensando en lo que iba a encontrar por sus pagos.
La hebilla, toda de plata, es la misma marca del envidiado dueño de tanta maravilla, y alrededor, resplandece todo un mosaico de monedas de todo tamaño y de toda procedencia: patacones españoles, de columnas, gastados, pero de buena ley, y piezas de cinco trancos, con la cara olvidada de Luis Felipe, dolares americanos, de águila y estrellas, piezas chilenas, con el cóndor, rapiñador hambriento, y bolivianos humildes, con la palmera achatada, mal acuñadas y de valor mermado, soles peruanos, algo borrados y águilas mejicanas, tragándose víboras.
Luis Urquizo lanzó una carcajada, y, tragándose todavía las últimas pólvoras de risa, bebió ávidamente su cerveza.
La cacica se quedó boquiabierta y tragándose sus palabras y sus berrinches, cuando la directora exclamó, al ver a aquel adolescente:.
Ya sabemos cómo estos señores del escrúpulo acaban tragándose medio País.
? –preguntó Rosario sin levantar la cabeza y tragándose sus sollozos.
Jacobo, tragándose las lágrimas -los golfos alardean de estoicismo-, pensaba en lo de la soberbia.
Y ¿qué diremos de la manía política, si la mitad del género humano adolece de esa enfermedad! ¡Qué horas, Dios eterno, las de los unos devorando periódicos, tragándose sesiones de Cortes, preámbulos de decretos y movimientos del personal! ¡Qué disputas en plazas y en cafés! ¡Qué jurar en la autoridad de ciertos nombres, y qué renegar de otros! ¡Qué cavilaciones, qué presentimientos, qué sudar el quilo corriendo de esquina en esquina, y qué alargar el pescuezo, ponerse de puntillas y encandilar los ojos para leer partes oficiales recién pegados, y hasta bandos de buen gobierno! ¡Y éstos son hombres de arraigo, libres, independientes, que pagan sin cesar para que vivan y engorden esos mismos personajes que caen, y se levantan, y alternan en la política imperante, y se ríen de los cándidos babiecas que toman esas cosas por lo serio!.
¡Qué hombre! Pesaba sus diez arrobas, cuando le hacían hábito nuevo, entraba en él toda una pieza de paño, visitaba al día once o doce casas, tragándose en cada una sus dos onzas de chocolate, y cuando la madre de mi abuelo le preguntaba:.

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