Ejemplos con tornasol

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tiene el cuerpo mayoritariamente verde con la espalda y el vientre rojizo y además presenta diversas tonalidades de verde, celeste tornasol, blanco, amarillo, anaranjado y negro.
Así participa en Continental Producciones, Milou Films y Tornasol Films.
Tras muchas investigaciones, se dan cuenta que Tornasol podría estar recluído en una pirámide inca en medio de la selva, último lugar de asentamiento inca, por lo que deciden ir hasta allá.
Tintin y el Capitán Haddock viajan hasta Perú en busca del profesor Tornasol, al cual encuentran a bordo de un barco con destino a ese país llamado Pachacamac, pero no consiguen liberarlo.
Más allá, un viejo, de capote antes negro y ahora tornasol, cofrade de la Vela Perpétua, hermano de la Tercera Orden de San Francisco, el panadero de flamante azulada camisa, faja purpúrea, flecada de blanco, y sombrero a lo terne, unos rancheros, muy orondos con la calzonera de pana y el sombrero galoneado, unas lavanderas, que hacían ruido de huracán con sus enaguas tiesas, unos gachupincillos, vendedores de ropa o dependientes de El Puerto de Vigo , inocentones, recién llegados, toscos de pies, mirando a todos con airecillo protector, una media docena de pisaverdes villaverdinos, jinetes en buenos caballos, y al fin, solo, en el overo acabado de comprar, el hijo del alcalde.
¿Y si lo probara?dijo Maximiliano con seriedad que le dio, ¡parece mentira!, un tornasol de hermosura, ¿si le probara a usted de un modo que no dejase lugar a dudas?.
Dábale la luz de frente, haciendo resplandecer las facetas de las mil piedras falsas, y el tornasol de tisú verdadero con que se cubría, y añadidas a estos efectos la animación de su fisonomía, la nobleza de sus movimientos, presentaba el más hermoso aspecto de figura humana que es posible imaginar.
Y otro a sus pies de tornasol de plata,.
Hay en ellas algo de los visos del tornasol o de los reflejos metálicos de una mayólica.
Con frecuencia se ve la tempestad como alado y negro fantasma cerniéndose sobre la cordillera y despidiendo serpientes de fuego que se cruzan como una red, y cuyo tronido no alcanza a escucharse, otras veces los vientos del Levante se desencadenan furiosos y agitan las copas de aquellos millones de millones de árboles, formando interminable serie de olas de verdemar, esmeralda y tornasol, que en su acompasado y majestuoso movimiento producen una especie de mugidos, para cuya imitación no se hallan voces en los demás elementos de la naturaleza.
Los ojos curiosos se recreaban en las faldas de crujiente seda tornasol, con volantes soplados como pétalos de flor fresca, en las enaguas, donde se encrespan las concéntricas orlas de espuma del encaje, en los pantalones y suits de forma indiscreta, con moñitos provocativos, en las docenas y docenas de camisas vaporosas y guarnecidas, de escote atrevido, ondulante, en los cubrecorsés, que repiten el motivo galante y gracioso de la camisa, en las luengas medias flexibles, de transparente seda pálida, caladas allí donde las han de llenar las finas curvas del empeine y del tobillo, y se ha de adivinar la seda más delicada aún de la piel, en las batas salpicadas de lazos fofos, blandos, de tejidos esponjosos y sin apresto, como arrugadas de antemano, lánguidas con voluptuosa languidez, en los corsés breves, moldeados, enrollados, y uno de ellos -el del día solemne-, florido en su centro por diminuto ramito de azahar.
Vestía el cielo su estrellado manto, y allá en el Oriente lucían sobre sus promontorios de vaporosas nubes, bronceados celajes y rasgos de tornasol dorado.
Acabóse el buen humor que arcenara, en jocunda guardilla tornasol, la fraternal efusión de los almuerzos soleados y las florecidas cenas retardadas: pues, aun cuando el apetito por las buenas viandas arreciaba con fuerza mayor en el señor Lorena, a raíz de su sétima caída romántica, quijarudo Pierrot punteaba ahora en su alma herida, ahora que los días y las noches le aporreaban con ocasos moscardados de recuerdos, y lunas amarillas de saudad.
Moviendo entre mis piernas su cola tornasol.
Encanto de los ojos es del alba el tornasol.
:::contagia las espumas de un matiz tornasol.
Esto no hubiera debido parecerle muy extraño, cuando dicho traje iba siendo cada vez más viejo, cuando su sombrero tomaba el color dorado o más bien tornasol del ala de una mosca, que él procuraba en vano encubrir alisando la felpa con un paño mojado antes de salir a la calle, y cuando sus botas, riéndose descaradamente, como mujeres sin vergüenza, descubrían los rotos calcetines de lana blanca y los zurcidos que en ellos le hacía casi a tientas su anciana madre.
Pues qué, ¿lo sentido por mí al salir ella a escena, vistiendo el traje negro y rojo de La diosa infernal, o luciendo las alas tornasol en Los mariposones, no lo habrán sentido otros individuos a centenares? ¡Honrada! ¡No hay un trozo así de su piel que no esté profanado mil veces!».
Un crujir de seda, un espejear de reflejos de tafetán tornasol, el avance de un pie breve, de un chapín aristocrático.
Y esto lo dice el periodista porque presume, o sabe, o quiere hacer creer que concurrieron a los salones espléndidos de la encantadora marquesa del Rábano o de la Colifor, la seductora baronesa de la Ortiga, la adorable condesa del Pámpano, las hechiceras señoritas de Azafrán, la interesante viuda de Mogol, el opulento banquero Potosí, el ilustre diplomático vizconde del Tornasol, el mimado poeta Aljófar, el lisonjero folletinista que lo cuenta, Jarabe, y el artista sublime más en boga en el regio coliseo, si de Madrid se trata.

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