Ejemplos con tornasolado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Acaso esta superioridad física perjudicaba un tanto al efecto del caprichoso atavío de viaje de la niña: tal vez se requería un cuerpo más plano, líneas más duras en los brazos y cuello, para llevar con el conveniente desenfado el traje semimasculino, de paño marrón, y la toca de paja burda, en cuyo casco se posaba, abiertas las alas, sobre un nido de plumas, tornasolado colibrí.
Pero todo eso, que es lindísimo y tornasolado, no será eficaz mientras no tengamos un buen sistema de hacienda y un rigor escrupuloso en las prácticas administrativas.
A modo de antenas, llevaba entre el revuelto peinado dos cuernecillos, el arca del cuerpo, encerrada en un corsé de terciopelo casi negro tornasolado, a listas pardas y de oro, y en lo restante de su persona, o, mejor dicho, personilla, porque era pequeña y traviesa, malla del color de la carne, las eternas mallas, que eran como el alma y principal aliciente de aquel templo de Talía.
Este veneno da un color azul al papel tornasolado, enrojecido por un ácido, y tiñe de verde el jarabe de violetas.
No tenemos papel tornasolado, pero he aquí que me traen el jarabe de violetas que había pedido.
Y como no son los cincuenta años edad apropiada para tales desaciertos, ocurrió, como era de temer, que en el día en que sacamos a relucir de nuevo al señor Francisco, era éste un purí con todas las de la ley, que habíansele por su mal arqueado la espina y abombado enormemente el abdomen, el negror de su pelo, ya más que escaso, era, de modo tal, áspero y tornasolado que delataba hasta vista de pájaro su química procedencia, su dentadura salida de su faltriquera, andaba a cachetes con sus ojos hundidos y siempre lacrimosos, y con su nariz por bajo de cuyos cartílagos brotábale una selva de pelos blancos, en sus mejillas entrelazábanse las arrugas en geométricos y complicadísimos dibujos, y sus piernas, adelgazadas y débiles, eran ya menos que insuficientes a sostener el torso grande y ventrudo.
Tiene el lago más de una ensenada, y la que se prolonga entre oriente y norte, perdida entre las sinuosidades de un valle, parece dilatar su extensión, y los juncos y espadañas que la pueblan sirven de abrigo a infinitas gallinetas de agua y lavancos de cuello tornasolado.
Alargaban su tornasolado cuellecito y bebían con delicia, mientras las mayores, esperando pacientemente su turno, les decían:.
Pero todo eso, que es lindísimo y tornasolado, no será eficaz mientras no tengamos un buen sistema de hacienda y un rigor escrupuloso en las prácticas administrativas.
Todo lo valía la pajarera, su incesante movimiento, el encanto poético de sus palomas de tornasolado cuello bebiendo en el alabastrino pilón, procedente de Pompeya.
Irguiéndose sobre pedestales de extrañas formas, estatuas fragmentarias -María de Magdala, Salomé, Judith, Parsifae, de Creta, Calimanthe- surgían de labradas estofas, historiadas de inverosímiles fieras y exóticos pájaros que evocaban al remoto Oriente, y por todas partes, en los búcaros de tornasolado vidrio veneciano, en las cinceladas copas de orfebrería italiana del siglo XVI, en los barros españoles y en los policromos tibores chinescos, flores, muchas flores en plétora de matices y fragancias.
Sobre el valor intrínseco que, como piedra preciosa o como perla limpia y de tornasolado oriente al salir de la mina o del fondo de los mares, tenía ella al salir de su lugar de Andalucía, había añadido la moderna cultura cuanto tiene de más refinado y exquisito.
Su vestido, tejido del más delicado lino, era tornasolado, presentando en sus cambiantes la blancura del lirio, el oro del azafrán y el encarnado de la rosa.
Retrocedió unos pasos, inclinó el tornasolado cuello sobre el pecho, tembló, desplomóse, estiró sus débiles patitas escamosas, y mirándonos, mirándonos amoroso, expiró apaciblemente.
Si se tiene por averiguado que para esta fiesta célebre la asendereada corporación echó la casa por la ventana, resultando una verdadera solemnidad literaria, a juzgar por el kilométrico programa en que figuraban como notas de atracción una «oda» de Florindo, cuya lectura duró tres horas de reloj, y el discurso final, tornasolado y flamígero, que pertenecía por derecho propio al no menos flamígero y tornasolado joven don Arturo Canelón.
Vistiose Germana con elegancia y coquetería: traje sastre de fino paño marrón, toca azul, donde anidaba un pajarito tornasolado, tomó un coche y fue recorriendo las casas de las amigas de antaño, que se mostraban frías o, por lo menos, alejadas, desde el momento en que «las de Ramos» se encontraron en mala situación económica.

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