Ejemplos con tiemblan

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En este Naraka, los seres tiemblan y castañean sus dientes de forma continua, produciendo el sonido hu hu.
Cristales, porcelana, ventanas y puertas tiemblan y hacen pequeños golpeteos.
La Squigglevision es un tipo de animación por computadora en el que los bordes de las figuras tiemblan y ondulan.
En el fondo cierra el horizonte una fronda verde y bravía, cuatro, seis álamos esbeltos se han separado del boscaje y se adelantan a mirarse en un ancho y claro arroyo, sus hojas tiemblan de placer, el cielo es de un violeta pálido, tenue.
En los pueblos no se reciben telegramas sino para anunciar una desgracia, se conmociona toda la familia, el que lo abre calla y se pone un poco pálido, sus manos tiemblan, todos miran ansiosos Yo he sentido un tilde de esta ansia cuando he visto, en esta mañana gris, cansado, soñoliento, un telegrama.
Lo peor es que se me va la vista, y me tiemblan las piernas.
¡Ay! ya me tiemblan las carnes pensando.
Las carnes me tiemblan ya del gusto.
-¡Qué miedo, qué pavor! ¡La santa Virgen de Araceli, la de Fuensanta, la del Pilar y la del Tremedal todas juntas nos favorezcan! Las piernas me tiemblan, Gabriel, y si mi señor y discípulo no parece, yo no me atrevo a decírselo a la señora.
Las carnes me tiemblan todavía.
Tiembla el uno por el otro, tiemblan los dos por los hijos, la felicidad se ve comprometida a cada instante, asusta el día de mañana, se tienen remordimientos de haberse unido.
En estotro escuadrón vienen los que beben las corrientes cristalinas del olivífero Betis, los que tersan y pulen sus rostros con el licor del siempre rico y dorado Tajo, los que gozan las provechosas aguas del divino Genil, los que pisan los tartesios campos, de pastos abundantes, los que se alegran en los elíseos jerezanos prados, los manchegos, ricos y coronados de rubias espigas, los de hierro vestidos, reliquias antiguas de la sangre goda, los que en Pisuerga se bañan, famoso por la mansedumbre de su corriente, los que su ganado apacientan en las estendidas dehesas del tortuoso Guadiana, celebrado por su escondido curso, los que tiemblan con el frío del silvoso Pirineo y con los blancos copos del levantado Apenino, finalmente, cuantos toda la Europa en sí contiene y encierra.
Lloran de hambre, tiemblan de frío, gimen de abandono, enseñan sus lacras, se cogen a la vestidura inconsútil de Cristo, se quieren abrigar bajo sus pies, reclinarse en su seno, agarrarse a sus manos pálidas y luminosas.

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