Ejemplos con talega

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sobrino de cantaores como Agustín Talega, Joaquín el de la Paula o María Cruz La Fragua, también era primo hermano del gran cantaor Antonio Mairena.
Hacia la noche clara con luna, de manera que pudieron ver que el hombre era mozo, de gentil rostro y talle: venia vestido todo de lienzo blanco, y atravesada por las espaldas y ceñida a los pechos una como camisa o talega de lienzo.
También la tenía con algún cuidado el temor de que su gordura llegara a impedirla el proyectado viaje a la tierra nativa, cuya ocasión podía tocar ya con los dedos a poco que alargara el brazo, porque si a aquellas horas el caudal de su marido no daba para comprar a peso de oro toda Villavieja con sus inherentes y aledaños, no distaría de ello media talega.
¡Hija, qué rabia! Y a todo esto, si nos van a pasar el rasero a unos y a otros, talega más o menos, allá salimos.
La cama en que me acuesto está armada sobre aros de broqueles, vn rimero de malla rota por colchones, vna talega de dados por almohada.
Las alhajas que tengo es el axuar de la frontera, vn jarro desbocado, vn assador sin punta, la cama en que me acuesto está armada sobre aros de broqueles, un rimero de malla rota por colchones, una talega de dados por almohada, que avnque quiero dar collacion, no tengo qué empeñar, sino esta capa harpada que traygo a cuestas.
Cuando husmean peligro esconden la talega en la trastienda, la mano bajo el mostrador y el trabuco en la mano.
Y puso en sus manos una talega con onzas de oro.
Cada árbol parecía tener colgado un pirata, casi esperaba ver aparecer algún caballero español, degollado de oreja a oreja, sacudiendo el contenido de una talega llena de monedas de oro.
Encontró una fuente de riqueza que no esperaba, pues cuando sus tierras quedaron repartidas en lotes para edificar y se alquilaron a personas solventes, en lugar de producir algunas carradas de coles, le entregaban una abundante cosecha de rentas, tanto que era una gloria observar en los días de pago cómo sus inquilinos llamaban a su puerta de la noche a la mañana, llevando cada uno una talega de monedas, dorado producto del suelo.
Fernando rebuscó allí: era una talega de seda.
con el calibre, por encima de las clavículas, los cabestros de la talega,.

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