Ejemplos con talento

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Mayor talento, y más firme convicción, aunque extraviada, inspiraron a Galdós en , pero sus declarados intentos de propaganda anti-católica por una parte, y por otra el exceso del simbolismo y de las abstracciones personificadas, la enturbian y obscurecen, y casi la sacan fuera de los límites del arte, convirtiéndola en un alegato librecultista, y a la heroína en pedante e insufrible disputadora.
El talento, que él se lo figuraba como un ser substantivo, independiente, hasta corpóreo, misterioso huésped interior, comenzaba a rebullir, a desasosegarse, y dando unos golpecitos con los nudillos por la parte de dentro de las paredes del cráneo, le decía: Ea, Belarmino, aquí estoy yo, vamos a discurrir cosas nunca oídas.
Presentáronmele, hiciéronme conocer su talento y su hermosura, y cuando ha llegado a interesarme, cuando quizá le amo, se le arroja para siempre de mi lado por un delito que es cabalmente, aunque en otra forma, el pecado capital de mi propia familia.
Pero don Simón oyó la amenaza y tembló, no de miedo a la muerte, sino de horror a la palabra ¡! con que le bautizaba aquel hombre, el mismo que tantas veces había ponderado su talento.
¿No era ella rica? ¿No era él un personaje? ¿No era joven? ¿No tenía talento y elegancia?.
La autoridad de que, por su brillante posición social, está revestido este digno miembro de la Cámara, y el talento que le distingue, hacen creer que la discusión será una de las más interesantes que, en su género, se promuevan en la presente legislatura.
Para que usted , ya le buscaremos un motivo verdaderamente digno de su carácter y de su talento.
Tenemos el gustole decíande presentarte a nuestro candidato, el señor don Simón de los Peñascales, persona independiente, con treinta mil duros de renta y mucho talento.
¡Y allí tenían ustedes a todo un capitalista, cargado de oro y diamantes, apeándose entre puercos, terneros y mastines, descubriéndose humildísimo, dando la mano y preguntando por y demás familia a un rústico destripaterrones, que olía a boñiga y aguardiente, y apenas se dignaba responder como sabía a tantas deferencias, no obstante haberle sido presentado el candidato con los títulos consabidos de persona independiente, con treinta mil duros de renta y mucho talento!.
Se llama don Simón de los Peñascales, es de arraigo, como a usted le gustan los hombres, tiene treinta mil duros de renta, y además mucho talento.
El señor es candidato, don Simón de los Peñascales, persona ilustrada, con treinta mil duros de renta y mucho talento.
Siempre te he querido y admiro tu talento, pero a ti hay que tratarte como a un chicuelo ¡Vaya, Gabriel, a callar y síguenos! ¡Te llevamos a la felicidad! ¡Adelante, compañeros!.
Tendrían razón todos los señores, pues no se llega a canónigo sin talento, pero intervino el cardenal difunto, que de Dios goceotro golpe de bonete, y el cabildo hubo de aceptar la reforma a regañadientes, y acabará por aplaudirla.
Luna le admiraba con doble afecto: por su talento y por su historia.
¿Qué otra cosa podía ser Gabriel sino sacerdote? Para aquellas gentes, pegadas desde que nacían al templo, cual excrecencias de la piedra, y que consideraban a los arzobispos de Toledo los seres más poderosos del mundo después del Papa, el único lugar digno de un hombre de talento era la Iglesia.
Su hermana Tomasa, casada con el y autora de una numerosa familia que ocupaba casi la mitad del claustro alto, hacíase lenguas del talento de su sobrinillo cuando apenas sabía hablar y de la unción infantil con que contemplaba las imágenes.
¡Maldito talento que a tales miserias conduce! ¡Lo que yo he sufrido, hermano, enterándome de tus cosas! ¡Cuántas amarguras desde la última vez que pasaste por aquí! Te creía contento y feliz en la imprenta de Barcelona, corrigiendo libros, con aquel sueldazo que era una fortuna comparado con lo que aquí ganamos.
A nadie contrariaba, con nadie reñía, tenía el talento de saber callar, siempre temeroso de que le conocieran, empeñado en ser un arcano para todos, sonriendo, poniendo paz, tratando de conciliar sus deseos y sus malas pasiones con los preceptos de la moral más severa, el cumplimiento de la ley divina con la utilidad y conveniencia propias.
Seducido por los guisos de fonda que saboreaba en los banquetes conmemorativos de grandes jugadas, no podía avenirse con el talento culinario de su Teresa, y había tomado una cocinera procedente de una gran casa.
Y hacía una relación de periódico de modas ante sus hermanas, que prestaban oído sin dejar de engullir, y la mamá, que admiraba el talento de observación de su hijo y la gracia con que se burlaba de los defectos.
Al marido fiel y bondadoso apenas lo nombraba, como si su matrimonio hubiese sido de algunos días, y en cambio, de aquel calavera que tanto la hizo sufrir habíase forjado después de muerto una figura ideal, y ya que no de sus virtudes, hablaba a todos de su talento, pintándolo como un sabio ilustre, cuya ciencia no había podido apreciar el mundo.
Ya estudiará, talento le sobra para ser sabio.
Estaba al tanto de los progresos científicos, y sin pedantería ni vanidades, así, como quien no quiere la cosa, discurría como un sabio, de Filosofía y de ciencias físicas y naturales, dando innumerables muestras de su claro talento y de su copiosa erudición.
Bárbara manifestaba a su madre con gozo discreto, que Baldomero no le daba el más mínimo disgusto, que los dos caracteres se iban armonizando perfectamente, que él era bueno como el mejor pan y que tenía mucho talento, un talento que se descubría donde y como debe descubrirse, en las ocasiones.
Pero Barbarita, con aquella seguridad del talento superior que en un punto inicia y ejecuta las resoluciones salvadoras, se encaró con Juanito, y de buenas a primeras le dijo: Mañana mismo nos vamos a Plencia.
Con el tiempo ¿quién sabe? Su talento no es brillante ni seductor.
Bien sé que la doctrina que sustenta es falsa, pero yo no tengo talento ni elocuencia para combatirla.
No siempre se encuentra a mano un hombre de tanto talento como tú.
Nada de eso, a hombres de tanto, de tantísimo talento, se les puede dispensar el desprecio que muestran hacia nuestra humildad.

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