Ejemplos con tú

¿Vesle suspiréque tú no puedes ir a ninguna parte con los hombres?.

Tú no has bajado nunca al aljibe, Platero.

Platero, ¿verdad que tú nos ves? Sí, tú me ves.

Tú irás delante conmigo, que seré Gaspar y llevaré unas barbas blancas de estopa, y llevarás, como un delantal, la bandera de Colombia, que he traído de casa de mi tío, el cónsul.

Oye, a la noche, los niños, tú y yo bajaremos el pájaro muerto al jardín.

El invierno, tú te acuerdas bien, lo pasó silencioso, con la cabeza escondida en el plumón.

Yo ,- que tú hubieras querido mucho a Almirante.

Se lo llevaron antes de que tú vinieras.

A eso de las dos, Platero, en ese instante de soledad con sol, en ese hueco claro del día, mientras diestros y presidentas se están vistiendo, tú y yo saldremos por la puerta falsa y nos iremos por la calleja al campo, como el año pasado.

Tú has de sacar más provecho que don Telesforo, seguramente.

Yo soy un epicúreo y tú un estoico, ¿no es esto?.

La señora me cogió por la mano, y al cruzar frente a Patón, que se había puesto más tieso, sacaba más el hocico y parpadeaba con rapidez, le dijo: ¿Eres tú el que elige mis invitados? Me atrincheré, acurrucado en un rinconcito, debajo de una palmera, y como se suele decir, no perdí ripio de cuanto ante mí tenía.

Y tú no querrás que tus versos me fastidien ni me enfaden.

Te dejo en mi testamento un pequeño legado, que si tú lo manejas, la del humo.

Tú no quieres que se difunda la noticia de que el franchute es tu socio capitalista, ¿eh? Pues, por mí.

¿Qué es lo que tú opinas de mi plan, Belarmino?.

¡Que tú eres grande, , que tú eres grande!.

¿Eres tú filósofo? Creía que tú eras solamente republicano y orador.

¿Por qué es que tú llamas tu zapatería El Nenrod boscoso y equitativo , y metes que es bilateral?.

Tú haces el calzado sedicioso, republicano.

Muérete tú de una vez, tontorontaina, adúltero, babayo, antes que nos mates a todos a disgustoschilló una voz mordaz, al tiempo que una mujer, antes joven que vieja y nada fea, con la faz distendida, como una Euménide, penetraba, vestida de huracán y desolación, en aquel círculo que era un cuadrado, e iba a hacer presa sobre Belarmino.

Tú mismo has dicho que las casas se amontonan, se empujan, buscan el abrigo de la catedral.

Todo son líneas quebradas, colorines desvaídos y roña, que tú quizá llames pátina.

Recuerda si en alguna ocasión te aconteció ser testigo presencial de cómo ese mismo objeto, la Rúa Ruera, suscitó duplicidad de imágenes e impresiones en dos observadores de genio contradictorio, y tú ahora amalgama aquellas imágenes e impresiones.

Primera, que don Amaranto ahora me trata de tú.

Tú, la Pinta, que este señorito te convida.

Tate, pensé, tú aprenderás mi habla, pero yo aprendo la tuya , como así fué.