Ejemplos con sublevaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Si le hubiera visto menos alterado se lo habría expresado con toda franqueza porque era una valerosa mujer y toda injusticia sublevaba su sangre.
Si ella hubiese hablado un día con un joven y otro día con otro sin hacer caso de mí, quizá no me hubiera hecho efecto, pero veía que sus coqueterías me las dedicaba expresamente con intención de mortificarme, y esto me sublevaba.
Le sublevaba el orden minucioso y mecánico, siempre igual, sin algo de arbitrariedad extravagante, de tiranía bonachona.
No quería ni podía resignarse a la monstruosa realidad, y un ímpetu violento de iracundo desdén le sublevaba.
Pero ¿cómo, cuando la justicia y la opinión públicas ya se calmaban, viendo lógicamente explicado el misterio, podía surgir él otra vez para refutar esa explicación y denunciar el supuesto heroísmo de la joven, la supuesta infamia del asesino que por salvarse dejaba sufrir a una inocente? Al hacer tal cosa, habría dado la razón a los que le creían amante afortunado de la muerta y celoso rival del Príncipe! Cuanto mayor fuera el celo que desplegara al acusar a éste, cuando su inocencia parecía ya demostrada, tanto más naturalmente se habría creído que sólo un odio ciego lo animaba, y su amor por la Condesa habría sido la explicación de ese odio, de su deseo de venganza! ¡La confesión de la Natzichet había hecho olvidar su pasión y le permitía hasta evitar el mencionarla de nuevo, pero para proclamar mentida aquella confesión, debía intervenir aún más activamente que antes, insistir en el sentimiento que lo había unido a la Condesa, exponerlo a las sospechas profanadoras! ¡Sí, mas, para evitar tan intolerable daño, debía calladamente admitir la inocencia de Zakunine! ¡Y ante esa idea se sublevaba todo su ser: ¡no! si había un culpable era él! ¡Nadie más que él podía serlo!.
La porquería de comer con los dedos le sublevaba, ponía el grito en el cielo, clamaba contra sus verdugos, protestaba de su buena intención patriótica en la empresa frustrada, y decía: Yo haré saber a la Europa este bárbaro tratamiento que se da a un General español, por el hecho de querer traer a su patria la paz definitiva.
No podían desechar la ilusión de que el país se sublevaba por la Causa.
La esposa del millonario se sublevaba cuando oía hablar de las calaveradas de Urquiola, queriendo negarlas y acabando por defenderlas con repentina bondad.
Damián se adelantó muy sereno, cruzando con el turbado jockey un guiño picaresco, un gesto de pillo redomado, que vio muy bien la condesa, sintiendo, a pesar de su vergüenza, que se le sublevaba allá por dentro lo poco de gran dama que quedaba en ella.
Juanito, a pesar de que estaba en guardia para librarse de los halagos de su mamá, y se proponía no adquirir compromisos, sintió en su interior algo que se sublevaba, subiendo hasta su rostro como una ola caliente.
En suma, Cristeta desconfiaba sinceramente de saber ni poder ni querer resistir a don Juan, y al mismo tiempo su dignidad femenina se sublevaba, temiendo que el abandono pudiera ser para ella el mismo despeñadero que para tantas otras.
Iniciábase en él cierta tendencia a imponerse privaciones y sufrimientos, y la mortificación, que antes le sublevaba, por liviana que fuese, ya le complacía.
Se le sublevaba su amor propio de monarca indiscutible en los Pazos de Ulloa al verse tenido en menos que unos catedráticos acatarrados y pergaminosos, y aun que unos estudiantes troneras, con las botas rojas y el cerebro caliente y vibrante todavía de alguna lectura de autor moderno, en la Biblioteca de la Universidad o en el gabinete del Casino.
Cada vez iba Martín leyendo más claro en el corazón de la hija de Cerezuelo, que, aguijoneada por la pasión, se sublevaba contra las preocupaciones nativas y los resabios de educación.
Sucedía, sin embargo, que otra cosa le había enseñado a Moya su larga experiencia en el manejo de negros suyos y ajenos, y todo su ser se sublevaba cuando oía decir que los había buenos y malos, y que algunos no se huían jamás sin causa poderosa, más bien se quitaban la vida.
Por una parte veía que aquello era una prueba de confianza y que de cualquier manera había de nacer con este trato franco cierta intimidad, pero por otra, su orgullo se sublevaba, porque veía siempre una distancia entre ella y su opulenta amiga que la acobardaba y la hacía perder toda su altanería.
Me sublevaba la idea de que existiesen razas llamadas inferiores, y me prometía demostrar, con el tiempo y la perseverancia, que esas supuestas inferioridades no son sino diferencias debidas a las condiciones de la vida y del ambiente.
Y por último, contra lo que más se sublevaba era contra agregarse a la familia de cualquiera de sus hermanos o hermanas y hacer allí el triste papel de huésped perpetua, de tía y de acompañanta, viviendo en algo a modo de poco airosa dependencia y de mal disimulada servidumbre.
Lo único que le sublevaba, como una iniquidad de la suerte, como verdadera picardía del destino, era no saber aún lo que es un paseo en tranvía, por las calles de Madrid, viendo, al través de los vidrios, desfilar las casas lujosas, las tiendas, los árboles.
La porquería de comer con los dedos le sublevaba, ponía el grito en el cielo, clamaba contra sus verdugos, protestaba de su buena intención patriótica en la empresa frustrada, y decía: «Yo haré saber a la Europa este bárbaro tratamiento que se da a un General español, por el hecho de querer traer a su patria la paz definitiva.
Después, casi siempre, había tenido grandes contrariedades en la vida, pero ya despreciaba su memoria, una porción de necios se habían conjurado contra ella, todo aquello le repugnaba recordarlo, pero su pena de niña, la injusticia de acostarla sin sueño, sin cuentos, sin caricias, sin luz, la sublevaba todavía y le inspiraba una dulcísima lástima de sí misma.
¿De qué le servía resistir en vela, luchar con valor y fuerza todo el día, llegar a creerse superior a la obsesión pecaminosa, casi a despreciar la tentación, si la flaca naturaleza a sus solas, abandonada del espíritu, se rendía a discreción, y era masa inerte en poder del enemigo? Al despertar de sus pesadillas con el dejo amargo de las malas pasiones satisfechas, Ana se sublevaba contra leyes que no conocía, y pensaba desalentada y agriado el ánimo en la inutilidad de sus esfuerzos, en las contradicciones que llevaba dentro de sí misma.
Al cerrar los ojos sintió que su lecho, siempre inmóvil, también se sublevaba bajando y subiendo.
Y alentado por este hallazgo, que le quitaba los últimos escrúpulos, empezó a notar que el zib se le sublevaba hasta el extremo límite de la erección.
No podían desechar la ilusión de que el país se sublevaba por la Causa.
Esta idea de la tolerancia perversa de su mujer sublevaba los sentimientos morales de Bonis, no admitía la hipótesis.

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