Ejemplos con récipe

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A pesar de las diferencias nacionales que se han mencionado, existen ciertos datos que son comunes al Récipe Médico independientemente de la localización:.
Berruezo añadió que a enfermos y sanos convenía tomar algo de alimento, pues no hay cosa peor que entregar nuestro cuerpo al desgaste orgánico sin reparar de algún modo las pérdidas, y terminó con este récipe substancioso: Hemos preparado ahí, en la sala baja de la Inspección, un tente en pie, comida pobre, de plaza sitiada.
El juez nos puede torcer o dilatar la justicia, el letrado sustentar por su interes nuestra injusta demanda, el mercader chuparnos la hacienda, finalmente, todas las personas con quien de necesidad tratamos, nos pueden hacer algun daño, pero quitarnos la vida sin quedar sujetos al temor del castigo, ninguno: solo los médicos nos pueden matar y nos matan sin temor y a pié quedo, sin desenvainar otra espada que la de un récipe, y no hay descubrirse sus delitos, porque al momento los meten debajo de la tierra: acuérdaseme que cuando yo era hombre de carne, y no de vidrio como agora soy, que a un médico destos de segunda clase le despidió un enfermo por curarse con otro, y el primero de allí a cuatro dias acertó a pasar por la botica donde recetaba el segundo, y preguntó al boticario que cómo le iba al enfermo que él habia dejado, y que si le habia recetado alguna purga el otro médico.
un récipe?, ¿qué basilisco más criminal y pagado que un Hermócrates, que aun soñando.
Berruezo añadió que a enfermos y sanos convenía tomar algo de alimento, pues no hay cosa peor que entregar nuestro cuerpo al desgaste orgánico sin reparar de algún modo las pérdidas, y terminó con este récipe substancioso: «Hemos preparado ahí, en la sala baja de la Inspección, un tente en pie, comida pobre, de plaza sitiada.
El doctor Juan de Vega, nativo de Cataluña y recién llegado al Perú, en calidad de médico de la casa del virrey, era una de las lumbreras de la ciencia que enseña a matar por medio de un récipe.
Por consecuencia de un alumbramiento, que dio por fruto a don Mariano de Lavalle y Zugasti, que corriendo los tiempos llegó a ser oidor de Guadalajara, quedó doña Mariana achacosilla, y los galenos la prescribieron por todo récipe que tomase aires de campo.
Récipe la mano de su mujer todo hombre que desee la estimada libertad y verse en el estado que antes estuvo -y mucho más aprovechado, pues se hallará más docto- con gran disimulo cuando va a salir de casa y dígala: «Amiga, por vida mía que te desayunes, que una mujer que ha entrado en edad no es bien que esté tanto tiempo sin comer», y váyase luego, que apenas habrá puesto los pies fuera de los umbrales de la puerta, cuando diga rascándose la cabeza a dos manos: «¡Por el bien de Dios, que dijo mujer entrada en edad!», sacará el rosario de la manga y pedirá el espejo, el rosario para hacer por él la cuenta de los años, y el espejo para preguntarle si sabe lo que dice su marido.

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