Ejemplos con rutilante

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Contrajo tuberculosis pulmonar, dos matrimonios trágicos, enfermó de diabetes y tras una rutilante y breve carrera, en la ceguera absoluta, graba Mi Última Canción.
Lo triste es que Erico nunca pudo jugar en la selección, perdiendo la Albirroja a su figura más rutilante de todos los tiempos.
Con el nuevo milenio asistimos a la aparición de la ultrafemenina gama Audace, que se ha convertido en sinónimo de estilo individual y ultramoderno, y que ha introducido a WATERMAN en el rutilante mundo de la moda, colaborando con eventos mundiales de moda y patrocinando a nuevos y prometedores diseñadores.
Desde hace años la magia de su calida voz inicio actuaciones en la Habana junto a la renombrada orquesta de Los Churumbeles de España , cobrando cartel de rutilante estrella , conociendo la merecida maravilla del aplauso mundial.
Lamentablemente la acogida fue muy discreta, pues la película no refleja el lado glamuroso y rutilante del rock sino su parte más inhumana, y por ello el tono que se respira en ella es de un digno pesimismo.
Cierto es que está vallado por montes gigantescos, pero no por ello creas que es lóbrego y sombrío, sino rutilante y esplendoroso de luz y de sol, ameno y fecundo, de verdor primaveral Aunque en la rígida pendiente de la montaña ni un solo rincón encontramos donde edificar, con la ayuda de Dios, el trabajo de nuestras propias manos y la precia de los artesanos, en muy poco tiempo allanamos un pequeño espacio donde pudimos edificar un breve remedo de claustro.
Cada vez que yo leía, con el corazón en suspenso: , claridad, luz de luces, luz que ilumina los sentidos, rutilante luz auroral, veía en presencia la imagen de Angustias, y exclamaba, con San Ambrosio: , que resuene mi confesión de amor en mi boca, en mi lengua, en mi mente, en mis sentidos, con todas mis fuerzas.
Vestía un traje blanco, rutilante, majestuoso, sobre el cual parecía destacarse con mayor relieve la fealdad grandiosa de su cara, a la que encontraban algunos cierta semejanza con la de Beethoven viejo.
Hacía una mañana hermosísima, sobre todo para aquellos felices mortales que no tuvieran fijos sus ojos en la negrura del revuelto mar de las pasiones, sino que hubiesen preferido salir al campo a espaciar su vista y su alma por el sublime templo de la Naturaleza, por la pintada Tierra, llena de prodigios, por la rutilante bóveda del Cielo, y por el propio cielo de una conciencia suficientemente limpia para poder reflejar las misteriosas visiones de lo Infinito.
Hirviente multitud ondulaba en el sendero como flexible sierpe que colea, el sol, inflamado, rutilante en su cénit, pero de luz turbia y lívida, iluminaba, sin regocijarlo, el paisaje.
Dios rutilante, que del Ebro al Istro.
»Pero en el hic et nunc, en que tímidos y vacilantes juzgamos irremediable nuestra desgracia, cuando circuidos de horrores y faltos de consejo, hollábamos caliginoso pavor, y palpábamos atezadas lobregueces, ecce Corinna venit, ecce benigna rutilante estrella que aparece a nuestra vista para serenar tan deshechas tempestades.
El solterón guiñó los ojos picaresca y melancólicamente, y se llegó un poco más a la chimenea rutilante.
Próspero se halló con sus hermanos en una oficina rutilante de luz.
El sol, rutilante, demoraba en el Poniente.
Mira esa transparente y rutilante confitura seca de albaricoque tendida en anchas hojas.
espejo ancho y rutilante como la bóveda celeste, que retratase exactísima y palpablemente.
continuamente se agita un diluvio rutilante de astros, es posible que no habiten sílfidas y.
sangre rutilante y espumosa, es muy posible y aun frecuente que sobrevenga un mutismo accidental,.
El brillo nacarado de la luna hizo reflejar su luciente armadura con un resplandor fosfórico y rutilante.
Y Scharkán sacó su rutilante espada, y se cubrió con ella, dispuesto al choque.
Cuando los invitados pasaron al comedor, nos quedamos un momento en la sala, desierta y rutilante de luz.
Casianilla estaba embobada, Ido del Sagrario abría un palmo de boca, Segis, siempre descontento y mordaz, burlábase de aquel lujo estúpido y un tanto chabacano, y yo, que al principio admiraba todo como un chiquillo, acabé por atontarme ante las vueltas, revueltas y movibles luces de aquel rutilante caleidoscopio.
Pero lo que más a mi señor suegro, reventando de rico, seduce y entusiasma, es aquel pasaje sentimental en que nuestro rutilante orador nos revela que hemos venido al mundo para llorar y padecer.
En aquel momento apareció la luna, plena, hermosa, rutilante, indiferente a todas las inquietudes humanas, y, por lo tanto, sin reparar siquiera en la mía.
Antes eran sus pensamientos un cristal rutilante que esmaltaba y daba vida y matices a todos los objetos al parecer más despreciables, porque el amor derramaba en su imaginación el tesoro de sus esperanzas más risueñas, y ella a su vez las vertía a torrentes sobre las escenas que a sus ojos se ofrecían, pero deshecho el encanto y deshojadas las flores del alma, todo se había oscurecido.
Doña Beatriz, casi arrobada en la contemplación de aquel hermoso y rutilante espejo guarnecido de su silvestre marco de peñascos, montañas, praderas y arbolados, parecía engolfada en sus pensamientos.
Cuando llego a descansar un momento en brazos del sueño, oigo una voz que me llama y veo mi sombra que cruza los aires con un ramo de azucenas en la mano y una corona de rosas blancas en la cabeza, y luego otra sombra vestida, una túnica rutilante como el hábito del Temple y un casco guerrero en la cabeza, me sale al encuentro y alzándose la visera como en la tarde del soto me dice de nuevo pero con un acento dulcísimo.
Pasmado todos, y el de Lemus en especial, de tan floja defensa, creyeron que la hora del Temple había llegado, cuando así se amortiguaba de repente la estrella rutilante de su valor.
Un lampo fulgoroso iluminó la sala, deslumbrado al capitán, que fijó una mirada de asombro en el rutilante carbunclo posado sobre la mesa y de cuyas facetas se desprendían rayos móviles y rojos como las llamas de un incendio.

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