Ejemplos con rudo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Era algo extraordinario que parecía pasar con rudo batir de alas sobre sus almas primitivas.
Cuanto más rudo era el manotazo, más cariñoso parecía y digno de agradecimiento.
Deteníase de vez en cuando como indecisa, repitiendo los mismos versos tenazmente, hasta que lograba pasar a otros nuevos, lanzando al final de cada estrofa, según costumbre del país, un cloqueo extraño semejante al graznido del pavo real, un gorgorito rudo y estridente como el que acompaña a los cantos de los árabes.
Los muertos se quedan inmóviles al borde de la vida, espiando a las nuevas generaciones, haciéndolas sentir la autoridad del pasado con un rudo tirón en su alma cada vez que intentan apartarse del sendero marcado por la rutina.
¿Qué tenía su proyecto de extraño y absurdo para que lo repeliese aquel , a pesar de constituir un honor para su familia, y aquel payés rudo y falto de escrúpulos, que vivía casi fuera de la ley?.
En algunas ocasiones, los Febrer hasta hicieron préstamos a los reyes Pero todo esto no podía evitar que Jaime, el último de la familia, luego de perder en el Casino, la noche anterior, todo cuanto poseíaunos centenares de pesetas, hubiese aceptado dinero, para poder ir a la mañana siguiente a Valldemosa, de Toni Clapés, el contrabandista, hombre rudo, de entendimiento despierto, y el más fiel y desinteresado de sus amigos.
Zumbaba la selva de los encantos, moviendo sus verdes y rumorosas cabelleras ante el rudo Sigfrido, inocente hijo de la Naturaleza, ansioso de conocer el lenguaje y el alma de las cosas inanimadas.
Febrer tenía con este hombre rudo, alegre y generoso, una confianza fraternal.
El rudo payés, el contrabandista burlador de las leyes, parecía estupefacto por la noticia.
Los tales pobres eran labradores de oficio, y todos, por consiguiente, comían el miserable mendrugo cotidiano empapado en el sudor de un trabajo tan rudo como incesante.
Y añadía con expresión cariñosa, que contrastaba con su carácter rudo y taciturno:.
Era la imagen de la mujer del pueblo criada en los tugurios de los barrios obreros, en las grandes metrópolis: anémica por el aire mefítico del cubil donde nació, por la alimentación mala y deficiente, con el cuerpo escuálido, paralizadas en su desarrollo los gracias femeniles por el rudo trabajo realizado en plena niñez.
El campanero, más rudo y silencioso que los otros, era, sin embargo, el más audaz en la conversación.
Fue una mezcla de dos elementos: el griego, pero oriental y floreado, algo así como la malagueña actual, y el romano, grave y rudo.
El gótico primitivo y rudo lo veía Gabriel en las primeras portadas, el florido en la del Perdón y la de los Leones, la arquitectura árabe extiende sus graciosos arcos de herradura en el que corre por todo el ábside tras el altar mayor, siendo obra de Cisneros, que quemaba los libros de los musulmanes y restablecía su estilo arquitectónico en pleno templo cristiano.
Estas angustias del tío por satisfacer su deuda sin poder conseguirlo acabaron por despertar en él cierto instinto de rebelión, haciendo surgir de su rudo pensamiento vagas y confusas ideas de justicia.
Al día siguiente, unos pescadores de Guetary encontraron atravesados en una roca los cadáveres de los niños, abrazados estrechamente aun después de la muerte En las ansias y rudo combate de aquella agonía tremenda, el escapulario de uno había pasado también al cuello del otro, y descansaba, como una contraseña del cielo, sobre los pechos de ambos.
Calló otra vez, seria y meditabunda, porque en medio de aquel rudo oleaje de afectos con que la gracia de Dios combatía su alma para sacarla a flote, santos unos como el amor de madre, saludables otros como el remordimiento, apareció muy honda y comenzó a subir, a subir, hasta flotar en la superficie y sobrenadar en lo alto y llenarlo todo y dominarlo todo, la idea fija, su ángel malo, el pensamiento constante que llevaba clavado en la frente, como un dolor neurálgico, de satisfacer su vanidad y vengar su despecho, recobrando de nuevo su antigua posición y su brillante corte de mujer elegante.
En unos cuantos años de fatigosa peregrinación por las carreteras de la provincia, comiendo mal, durmiendo al raso y sufriendo el tormento de pasar meses enteros lejos de la familia, a la que adoraba con el afecto reconcentrado de hombre rudo y silencioso, Batiste sólo experimentó pérdidas y vió su situación cada vez más comprometida.
De todos los extremos de la vega llegaban chirridos de ruedas, canciones perezosas interrumpidas por el grito que arrea a las bestias, y de vez en cuando, como sonoro trompetazo del amanecer, rasgaba el espacio un furioso rebuzno del cuadrúpedo paria, como protesta del rudo trabajo que pesaba sobre él apenas nacido el día.
No se hería materialmente, no se atormentaba largo tiempo hacía con ayunos, con cilicios y con vigilias forzadas, pero en este combate misterioso en que se aventuró, en este silencio y disimulo, en esta aparente impasibilidad que adoptó, en esta dominación tiránica con que su espíritu angustiado quiso imponer e impuso al cuerpo que no dejase traslucir su dolor ni en ayes, ni en llanto, ni en una contracción siquiera de los músculos del rostro, ideó el padre, tal vez sin querer, el más espantoso de los martirios, verdadera venganza, rudo castigo de su culpa, si culpa hubo.
Presuma, en buena hora, el zafio y rudo agricultor, cuando riega su campo, que el agua viene de la vecina montaña, y que se deriva por ocultos caminos del seno de la madre tierra.
A Juanito le molestaba este lenguaje rudo que hería tan en lo vivo a su madre, a su ídolo, pero al tío le había profesado siempre tanto cariño como respeto, y fluctuando su carácter entre los dos afectos, limitábase a callar.
La señora estaba indignada por el lenguaje rudo de su hermano.
No porque sea rudo, sino porque es insuficiente.
Ballester, que ya tenía noticia, por una esquelita de doña Lupe, del rudo acceso de aquella mañana, le vigilaba disimuladamente, mirándole por el rabillo del ojo, pero en una de las vueltas que dio al laboratorio, Maxi dejó bruscamente el trabajo y se fue a la calle sin sombrero.
Tiempo hacía que él notaba cierta sequedad en su alma, y ansiaba sumergirla en la frescura de aquel afecto primitivo y salvaje, pura esencia de los sentimientos del pueblo rudo.
La desgracia, un golpe rudo ahí tiene usted el maestro.
Indudablemente su natural rudo y apasionado la llevó en el primer momento a la envidia.
La mano pequeña y bonita del ceguezuelo hería con gracia las cuerdas, sacando de ellas arpegios dulcísimos y esos punteados graves que tan bien expresan el sentir hondo y rudo de la plebe.

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