Ejemplos con rudos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cada vez que un tropezón de éstos le hacía vacilar, obligándole a rudos tirones para seguir adelante, cada vez que una piedra rodaba o crujía, deteníase, conteniendo su respiración.
Allí estaría el odioso, y aquel pobre diablo del , y todos los bárbaros y rudos, con sus trajes ridículos.
¿De dónde habría sacado este retoño el simple Pep, que estaba a su lado? ¿Por qué obscura combinación de raza había podido nacer Margalida en ? ¿Y habría de agostarse esta florescencia misteriosa y perfumada del tronco payés lo mismo que los otros brotes rudos que crecían junto a ella?.
Reproducíase en esta danza tradicional, inventada sin duda por los primeros pobladores de la isla, rudos piratas de la edad heroica, la eterna historia de los humanos, la persecución y la caza de la hembra.
Los freos eran hervideros de olas, los peñones se cubrían de espuma, los rudos hombres de mar retrocedían vencidos, los barcos se refugiaban en los puertos, el paso se cerraba para todos, las islas quedaban apartadas del resto del mundo Pero esto nada significaba para la marinera invencible de cráneo pelado, para la caminante de piernas de hueso, que podía correr con gigantescos saltos por encima de montañas y mares.
Luego, en la creciente obscuridad del salón sonaron los rudos acordes que acompañan al héroe a la tumba, la fúnebre marcha de los guerreros llevando sobre el pavés el cuerpo membrudo, blanco y rubio de Sigfrido, interrumpida por la frase melancólica del dios de los dioses.
Entre los rudos hombres de guerra y los elegantes caballeros resaltaban los hábitos negros de ciertos eclesiásticos con bigotes y barbillas, ostentando altos bonetes de borla.
Tú solo puedes traer a la literatura castellana ese mundo nuevo de intensas melancolías y de rudos afectos.
En el centro había una mesa de tablas mal cepilladas y rudos pies.
Juzgaba muy interesantes a los rudos héroes de la , pero en verso y sobre el papel.
Los rudos almogávares se casaron con las más altas damas del país, tan noblesdecía Muntaner, que años antes no hubiesen desdeñado el presentarles el agua para que lavasen sus manos.
La decadencia de los buques parecía reflejarse en el porte de sus capitanes, más rudos que antes, peor vestidos, con un abandono militar de combatiente de trinchera, las manos callosas y mal cuidadas, iguales a las de un cargador.
Sus navegantes atrevidos bajaban a lo largo de la costa española, fundando ciudades que eran focos de civilización para los rudos íberos, así como Marsalia lo fué para los belicosos galos.
Su nombre era célebre en todo el Mediterráneo español, hasta los hombres de mar más rudos é intratables confesaban su mérito.
Poco después de amanecer, cuando sus habitantes saboreaban los postres del sueño, oyendo adormecidos el rodar de los primeros carruajes y el campaneo de las primeras misas, sonaban rudos portazos y unos pasos de hierro hacían crujir la escalera.
Todos le querían: los capitanes vascos, sobrios en palabras, rudos y de tuteo confianzudo, los capitanes asturianos y gallegos, enamoradizos y derrochadores, que desmienten con su carácter la avaricia y la tristeza de tierra adentro, los capitanes andaluces, que parecen llevar en su gracioso lenguaje un reflejo de la blanca Cádiz y sus vinos luminosos, los capitanes valencianos, que hablan de política en el puente, imaginando lo que podrá ser la marina de la futura República, los capitanes de Cataluña y de Mallorca, conocedores de los negocios tan a fondo como sus armadores.
Era de un rubio ceniciento y suave, un color discreto que desentonaba con el resto de su persona, hecha de rudos contrastes.
En las blandas praderas chapoteaban y rumiaban rebaños de búfalos, rudos animales que parecían tallados a hachazos.
En general, yo prefiero la agricultura, y sólo cuido con esmero a los animales que ayudan al hombre en los rudos y santos trabajos del campo.
Cierta vez que el médico, cansado de la monotonía de su existencia, se divirtió en propagar el budhismo entre los rudos contratistas y hasta intentó algunas ceremonias del culto indostánico, a estilo de las que había presenciado en el museo Guimet de París, el cura no manifestó indignación, Bah, cosas de don Luis, chifladuras de los sabios: ya se cansará.
No mira al cielo, pues sabe que no lo hay: examina la tierra que es la realidad, y en vez de tener las manos siempre juntas en el rezo, que salva el alma, empuña los rudos instrumentos de trabajo, labora, lucha, suda en su eterna batalla con el sueño por transformarlo y embellecerlo, pensando que las fatigas del presente serán buenas obras para la humanidad del porvenir.
Los más rudos y guerreadores, el armazón, la montaña de piedra y el bosque de madera que formaban su osamenta, los más cultos, elevados a la sede en época de refinamiento, las verjas de menuda labor, las portadas de pétreo encaje, los cuadros, las joyas que convertían en tesoro su sacristía.
El milagro les acompañaba para confundir a los arríanos sus enemigos, el prodigio celeste estaba a sus órdenes para asombrar a los rudos hombres de guerra, supeditándolos.
Gabriel miraba el jardín, orlado por las arcadas de piedra blanca y sus rudos contrafuertes de berroqueña obscura, en cuya cúspide dejaban las lluvias una florescencia de hongos como botones de terciopelo negruzco.
Hablaron un buen rato en la entrada del mercadillo, sin fijarse en miradas maliciosas ni darse cuenta de los rudos encontronazos de la multitud, él la cargaba con el ramo más hermoso que veía, seguíala en su correteo por el Mercado, de puesto en puesto, y después la acompañaba hasta su casa, lentamente, saludando a los vecinos de los pisos bajos, que consideraban a Juanito como un conocido y se hacían lenguas, especialmente las mujeres, del gancho de la costurerilla, una mosquita muerta que había sabido pescar un novio rico, según aseguraban los mejor informados de la calle.
¿Y qué? ¡Cuánto mejor no era sembrar la nueva doctrina en entendimientos sencillos y absolutamente incultivados! Pues el mismo Jesucristo ¿no escogió por discípulos a unos infelices pescadores, hombres rudos que no conocían ninguna letra, y a mujeres de mala vida? Ved aquí por dónde doña Nieves y las placeras sus amigas, Feliciana y la parroquiana de San Juan de Dios, el camarero, el pianista fueron escogidos para que Juan Pablo sembrara en ellos la primera simiente de aquel Evangelio al natural.
Los trabajos eran diversos y en ocasiones rudos.
El ama no desmentía su raza por la anchura desmesurada de las caderas y redondez de los rudos miembros.
Rodrigo con el mayor esmero, no cifrado todavía en enseñarle nada literario, ni tan siquiera a leer y a escribir, de lo cual decia que siempre habria tiempo, sino en fortalecer y avalorar su ya robusta naturaleza física, sujetándolo a rudos ejercicios de agilidad y fuerza, aleccionándolo en la equitacion y en la natacion, obligándolo a andar largas jornadas en interminables cacerías y explicándole de paso los misterios de la Sierra, la botánica de los montesinos, la medicina de los cortijeros, la astronomía de los pastores, las costumbres de todos los animales, la manera de luchar con ellos y matarlos, o de cogerlos vivos y reducirlos a su obediencia, y otros muchos secretos de la vida agreste y montaraz, de donde resultaba que siempre estaban juntos padre é hijo, y que se querian y trataban, más que como lo que eran, como dos hermanos, como dos camaradas, como dos compadres.
Caballucodijo el canónigo,no es mucho que los señores de la Corte desbanquen a los rudos caballistas de estas salvajes tierras.

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