Ejemplos con robinsón

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Presidía el Concejo Municipal del Distrito Bolívar, el discutido Rogerio Cepeda y en el cargo de Jefe Civil figuraba Robinsón Quintero.
Supone la continuación de la Misión Robinsón I después del éxito de la misma.
Robinsón en su libro Nacidos en Sangre , quien también se muestra convencido de la relación entre Templarios y Masones.
Misiones que hacen vida en la parroquia: Robinsón, Rivas, Sucre, vuelvan caras y Barrio adentro I.
¿Qué haces ahí? ¿Vas a estar toda tu vida como un Robinsón en esa torre de piratas? Debía volver inmediatamente, para vivir en alegre modestia.
¿Qué hacía allí, como un Robinsón, que ni siquiera podía disfrutar la placidez de la soledad? Valls, oportuno como siempre, le libraba del peligro.
Ya no pensaba en islas desiertas ni en hacer de Robinsón, mis ideales eran otros.
Pero ¿viste tú esa carta?exclamó Robinsón estupefacto.
Dos figuras de primera magnitud habíanse, sin embargo, hecho notar por su ausencia, y eran estas el marqués de Butrón y el tío Frasquito: creíase que un pertinaz constipado tenía encerrado a este entre las cuatro paredes de su casa, y no se ignoraba tampoco que las relaciones del gran Robinsón con la ilustre dama habíanse enfriado algún tanto con motivo de la vicepresidencia ofrecida y desairada.
Así era, en efecto: el gran Robinsón y el señor Pulido hallábanse tras el telón, observando por los dos imperceptibles agujeritos que servían en otro tiempo para registrar la sala a los ilustres actores que habían pisado aquella escena aristocrática.
Robinsón y su negro Domingo, que se habrán constipado en la isla desierta.
El plan fue aprobado con entusiasmo por los prohombres del partido, y el gran Robinsón sólo pensó entonces, con la enérgica actividad que le caracterizaba, en organizar la Junta central de señoras en la corte.
Era el marqués en extremo peludo, y la reina Isabel solía llamarle Robinsón Crusoe, porque, según aseguraba, sólo con la cara de su ministro plenipotenciario podía figurarse al famoso náufrago vestido de pieles en su isla desierta.
Lo que sí haré es tomar nota de la mención que al final de su obra hace usted de Robinsón, el héroe típico de la raza anglosajona.
Con tener, como usted dice, Robinsón su semitismo opaco, no hace sino ganar mucho, y en lo de que carezca su alma de expresión no concuerdo con usted, porque ni es la palabra, ni siquiera la idea, la única expresión del alma.
Don Quijote se creó un mundo ideal que le hizo andar a tajos y mandobles con el real y efectivo y trastornar cuanto tocaba sin enderezar de verdad tuerto alguno, y Robinsón reconstruyó un mundo real y tangible sacándolo de la naturaleza que le rodeaba, allí donde el caballero manchego, sin las alforjas de Sancho se hubiese muerto de hambre, a pesar de jactarse de conocer las yerbas.
Después de su frugal almuerzo, el corsario se lanza fuera de su choza alguna vez con reclamo, más comúnmente con perro, tan fiero y tan campesino como él, y, nuevo Robinsón del monte, le recorre, le devasta, le saquea, y corre a vender al pueblo inmediato por siete u ocho cuartos el fruto del sudor de un día, que él nunca come, sea por hastío, sea por remordimiento.
Me he procurado fuego como Robinsón, rozando dos pedazos de cedro.
Pero, ¿y el hastío que me echó de ella? ¿Será otra ilusión, como la del campo, la inclinación que hoy siento hacia Madrid? Antes de salir de aquí voy a probar el último recurso, voy a vivir a lo Robinsón.
Ya con tan preciosa conquista sintiose medianamente satisfecho, como Robinsón cuando en su isla desierta alcanzaba de la Naturaleza los primeros triunfos para prolongar su vida.
Escena del Robinsón Crusoe.

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