Ejemplos con rigorosamente

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Esto no era rigorosamente exacto, porque en el ardor del pelotarismo y la gimnasia, las pronunciaban a cada instante sin reparar que les oían mujeres.
El pueblo, no pudiendo mezclarse con la Milicia y tropa, rigorosamente formada, se acercaba a ellas lo más posible, y con las últimas filas se juntaban apretadas falanges de mujeres, ancianos y gente de todas clases que, no contentos con estar cerca, asomaban el hocico por encima de los hombros y por entre las bayonetas de los soldados.
¡Digo! ¡Para que se fíe el Tribunal de este sujeto! Ahora se descuelga con que los chistes que daba por suyos, no son suyos, sino rigorosamente históricos, o, como si dijéramos, más viejos que un palmar.
cierto lujo que, aun cuando rigorosamente no pudiera llamarse tal, conocíase, sin embargo, que en.
pues ya sabes que nos está prohibido muy rigorosamente entrar en donde se vende vino, y que más.
El padre Adres dio inmediatamente sus órdenes para que Mercedes fuese rigorosamente encarcelada en uno de los sótanos de la Inquisición que tenían su entrada secreta por el piso de la sala del consejo.
Para ella vivía ya, con sus ojos miraba y con su entendimiento discurría, y nada podía ser de mi gusto si no se acomodaba rigorosamente al suyo.
A lo que dije sobre esta balada en las advertencias Al que leyere, debo añadir que es rigorosamente histórica, aparte la combinación del coro.
Estas exactitudes parecen menudencias: mas es bien cierto, que donde no se observan rigorosamente, decaen las artes.
así despues rigorosamente prohibia toda apelacion, è.
¡Pretender refutar que lo es, presentando plagios rigorosamente históricos!.
«El profesor de mi cuento -dice con un desgaire que es lo que hay que ver- existió también, y el chiste, o lo que sea, de «lo que es conocimiento en Valencia», ES RIGOROSAMENTE HISTÓRICO.
De la qual rigorosamente despedido, fue para su casa muy sangustiado.
Sabe el cielo, gallardo joven, que mi intento al guardaros tan rigorosamente no era más que el que ya conocéis, pero mi necio candor y las tramas de los perversos, junto con vuestro sino malhadado, os han hecho perder a doña Beatriz.
Mientras estos dos carruajes daban «el tono» entre una docena de otros harapientos y desvencijados que acudían allí para buscarse la vida, exponiendo la de los infelices viajeros que en ellos se metieran, en el andén de adentro aguardaban, él con camisa limpia, sombrero de copa, levita seria y bastón de manatí, y ellas dos arreadas con los trapos y aditamentos que rigorosamente exigía la moda para aquellos lances y aquellas horas, don Roque Brezales, su mujer y su hija Petra, que, por cierto, estaba muy linda.
Pasaban de cincuenta los comensales del otro sexo, rigorosamente vestidos de sociedad, lo mismo que los criados que les servían los manjares y los vinos, y figuraban entre los primeros las tres cuartas partes de los ministros, incluso el presidente, los de ambos «cuerpos colegisladores», varios diputados de empuje, con grupito, la flor y nata de los ancianos del senado, el Capitán general y el Gobernador civil de Madrid.
El sable es de hierro bruñido, la empuñadura dorada, sus tirantes, de charol, y al ser arrastrado con marcial donaire por el microscópico guerrero, vestido rigorosamente de húsar o de dragón, suena como los sables de veras, la pistola es de hierro, y tiene articulaciones, y ya con un corcho, haciendo el vacío, o ya con un fulminante colocado en su chimenea, produce tiros verdaderos, con el fusil sucede lo propio, y además tiene bayoneta que encaja en la extremidad del brillante cañón, con todas las reglas militares, las canicas son primores de vidrio colorado, los coches remedan, en forma y calidad, resistencia y comodidades, a los que ruedan en las calles, tirados por fogosos brutos.
-Las anteriores prescripciones se observan rigorosamente, desde el hombre más feo y antipático, hasta la mujer más linda y exigente».
-Todo es posible -continuó el pulcro-, pero hemos de prescindir de lo eventual y contingente, que no tiene medida, para fijarnos sólo en lo rigorosamente lógico, en lo necesario, en lo infalible.
Al caer en la cuenta de estos fenómenos que había sentido sin fijarse en ellos, en vano trataba Gedeón de explicárselos por causas rigorosamente lógicas.

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