Ejemplos con responsos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Fueron más de cuatro horas y media de responsos en el cementerio Municipal del Salvador en Puerto Iguazú.
Luego, el cura se acercó al catafalco a rezar sus responsos y lo roció varias veces con agua bendita.
¿Qué son estos cantos? Son sencillamente los responsos que van echándole a un muerto que llevan a enterrar.
Los capellanes de todas las fragatas, arrimados a las sepulturas, daban al viento el tristísimo latín de los responsos, más fúnebre cuanto menos entendido.
Don Toribio se entristeció después con el relato de los innumerables responsos que había echado sobre tantos y tantos muertos.
Iba el capellán castrense de un lado para otro echando responsos con militar presteza, y a su paso desaparecían bajo la tierra tantos y tantos jóvenes que horas antes fueron vigorosos, sentían intensamente la alegría de vivir, y se juzgaban mantenedores del honor de su patria.
Supo que María Luisa había dado a luz con toda facilidad un niño que se parecía mucho a Cavallieri, y se enteró de que a este le habían dado una grita fenomenal en la Cruz, cantando , de Ricci, con la Mazarelli, la Lombía y Ojeda, y que a consecuencia de este desastre enmudeció en los teatros la espléndida voz de bajo para tronar de nuevo en los responsos y funerales.
Me pondrán entre cirios, y me cantarán tristes responsos.
Ya estoy viendo a todo el clero de Cintruénigo atareado por largo espacio de días en misas, funerales y responsos.
-Pues el no cumplir fue porque el Padre Escorihuela llevó el cuento de que los de Ceuta habían hecho el entierro de Cabrera, en chanza, cantándole responsos por las calles de Alcotas, y que en la iglesia hicieron burla de los santos.
Para que tus ensueños sean reales, quiera Dios que te visiten espectros, que te rodeen telarañas, que tengas por ropita un sudario y un capuz, que oigas responsos y , que a las rejas de tu cárcel se asomen los simpáticos murciélagos, y por las grietas del suelo penetren los diligentes ratones para cantarte lay el , únicas trovas que cuadran a la insulsa canturria de tu romanticismo.
Desde que la iglesia inventó o descubrió el Purgatorio, fabricó también un arcón sin fondo y que nunca ha de llenarse, para echar en él las limosnas de los fieles por misas, indulgencias, responsos y demás golosinas de que tanto se pagan las ánimas benditas.
panoramas sentimentales! Aquí, los responsos de sapos hidrópicos, las.
Terminadas, las preces y responsos que en tales casos acostumbraban a rezar en todos los.
A las nueve de la noche se realizaba el transporte del cadáver a la iglesia, en cuyo cementerio o bóveda debía ser sepultado al día siguiente, después de la respectiva misa de requiem, responsos e hisopazos.
Así es que el cura y el sacristán poco o nada pelechaban con misas de San Gregorio, responsos, entierros y cabos de año.
Quejas ahogadas, silabeo de oraciones en voz baja, grave salmodia de responsos, abrasadores lágrimas de arrepentimiento, sofocados suspiros flotaban en el ambiente como seres incorpóreos, como moléculas del incienso evaporado en el aire, como átomos de mirra quemada ante el ara, dijérase que las almas de cuantos allí imploraron del Cielo paz o perdón se habían quedado cautivas en el círculo de los altos muros de la capilla.
Nuestro don Gil reflexionó que el finado le había pedido muchas gollerías, que podía entrar en la fosa común sin asperges, responsos ni sufragios, y que, en cuanto a ropaje, bien aviado iba con el raído pantalón y la mugrienta camisa con que lo había sorprendido la flaca.
¿Qué importa que sepas dos chistes y dos lugares si no tienes prudencia para acomodarlos? Oye, verás esta viuda, que por defuera tiene un cuerpo de responsos, cómo por de dentro tiene una ánima de aleluyas, las tocas negras y los pensamientos verdes.
Los capellanes de todas las fragatas, arrimados a las sepulturas, daban al viento el tristísimo latín de los responsos, más fúnebre cuanto menos entendido.
Me pondrán entre cirios, y me cantarán tristes responsos.
Supo que María Luisa había dado a luz con toda facilidad un niño que se parecía mucho a Cavallieri, y se enteró de que a este le habían dado una grita fenomenal en la Cruz, cantando Le Prigioni d'Edimburgo, de Ricci, con la Mazarelli, la Lombía y Ojeda, y que a consecuencia de este desastre enmudeció en los teatros la espléndida voz de bajo para tronar de nuevo en los responsos y funerales.
Tampoco entendía ella por qué las almas del Purgatorio salen cuando se les da a los curas unas perras para responsos, y por qué el jabón quita la porquería, y por qué el martes es día tan malo que no se puede hacer nada en él.
En las visitas no dirá, arrastre esa silla, que es ajusticiarla, dirá: ''aproxîma requiem'', sin temor de los responsos.
Cuando terminó el banquete, con unas palabras, sobrias y brillantes, del autor de Vers et Prose, y se marcharon los «maestros», y los escritores menudos empezaron la causerie literaria, con canto y música, entre versos sonoros, vahos de ponches humos de pipas y responsos al crítico Sarcey, puesto, en órgano, vi otra vez a Verlaine, en un rincón, con el sombrero metido hasta los ojos, durmiendo también la causerie, y el profundo sueño del poeta moribundo me pareció un despertar hermoso y elocuente.
responsos, y la iglesia iba quedando en soledad y en silencio.
misereres, responsos caían sobre el féretro como el agua bendita.
Ana corría, corría sin poder avanzar cuanto anhelaba, buscando el agujero angosto, queriendo antes destrozar en él sus carnes que sufrir el olor y el contacto de las asquerosas carátulas, pero al llegar a la salida, unos la pedían besos, otros oro, y ella ocultaba el rostro y repartía monedas de plata y cobre, mientras oía cantar responsos a carcajadas y le salpicaba el rostro el agua sucia de los hisopos que bebían en los charcos.
El novio no saltó a la fosa como Hamlet el dinamarqués, a decir disparates y echar bravatas filosóficas: era demasiado cristiano para cometer tamaña atrocidad, pero mientras se cantaron los responsos y el cura roció con agua bendita la linda cara de la muerta, mientras se tapó el ataúd y se dio tierra para colmar la zanja, allí se estuvo el futuro esposo con los ojos fijos en aquel rostro celestial que iban a disputarle los gusanos del sepulcro, oyendo el sordo ruido de las palas, absorto y hecho de piedra.
Los brazos de la caridad abrieron una fosa en el cementerio vecino, y mi cuerpo rígido, sirviéndole de mortaja estos mismos hábitos popularizados ''olim'' por la literatura y las artes del país en romances, estampas y relieves, hundióse en ella bajo un montón de tierra apisonada al fúnebre compás de dos responsos que la piedad de un cura pobre entonaba de limosna.

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