Ejemplos con repugnando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Huyó después montes arriba, repugnando el seguir en filas liberales, y con asco también de las facciosas, vagó tres o cuatro días, precedido del fantasma, hasta que Dios quiso desengañarle de aquel vano error, iluminando su entendimiento con ideas claras.
Pues entonces, no repugnando a Dios la extension, y mucho menos la causalidad de las impresiones, no habria inconveniente en decir que lo que Clarke llama substancias distintas, no son mas que partes, o si se quiere propiedades, de la substancia infinita.
En suma, ninguno la enamoró, y, repugnando casarse por casarse, sin estar enamorada, permaneció soltera.
Estaba además repugnando siempre a los hijos de Cimón, como que aun en los nombres no eran legítimos Atenienses, sino extranjeros y huéspedes, llamándose uno Lacedemonio, otro Tésalo y otro Eleo, y todos ellos parece que fueron tenidos en una mujer árcade.
Fue, sin embargo, nombrado general Nicias contra su voluntad, repugnando no menos el mando que el colega que se le daba: porque juzgaron los Atenienses que se conduciría mejor aquella guerra no dejando el mando absoluto a Alcibíades, sino mezclando con su osadía la circunspección de Nicias: porque el tercer general, Lámaco, aunque hombre de más edad, se había visto en algunos combates que no cedía a Alcibíades en ardor y en arrojo a los peligros.
Llegó Luculo a temer del terreno llano, por ser los enemigos superiores en caballería, y repugnando marchar por las alturas, a causa de que el camino era largo, montuoso y sumamente áspero, hizo la casualidad que fuesen cogidos prisioneros unos Griegos al tiempo de ir a refugiarse en una cueva, y el más anciano de ellos, llamado Artemidoro, prometió a Luculo conducirle donde pusiera su campo en lugar seguro, guarnecido con una fortaleza situada precisamente encima de los Cabirios.
Por tanto, repugnando Éumenes aquella expedición contra los Griegos, y confesando que recelaba de Antípatro, no fuera que en obsequio de Hecateo, y aun por satisfacer su odio propio, le quitara la vida, Leonato usó con él de confianza, y nada le ocultó de cuanto meditaba, revelándole que el auxilio aquel a que parecía prestarse no era más que apariencia y pretexto, siendo su designio apoderarse inmediatámente que llegara de la Macedonia, y aun le mostró algunas cartas de Cleopatra, que le llamaba a Pela, al parecer, para casarse con él, pero Éumenes, o por temor de Antípatro o por desconfianza de Leonato, que era arrebatado y se gobernaba por ímpetus precipitados, levantó de noche el campo, llevándose cuanto le pertenecía, que eran trescientos hombres de caballería, doscientos jóvenes de los de su familia, armados, y en oro, reducido a la cuenta de la plata, hasta cinco mil talentos.
En la sierra permanecían, repugnando bajar al llano, no queriendo confundirse en él con los rateros de la muerte.
Dé estos sueños despertaba Hortensia quebrantada, sin voluntad, esclava de sus nocturnales visiones, repugnando todas las horas de su día, salvo aquellas pasadas cerca del marqués.

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