Ejemplos con regalaban

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Es en este tiempo que empieza a escribir cartas de amor a pedido de sus compañeros, las cuales regalaban a sus respectivas novias, al modo de un moderno Cyrano de Bergerac.
Están en las alcantarillas, siguiendo la misma suposición que hacíamos de que estos animales eran las mascotas que se regalaban a los niños y luego eran arrojadas al agua cuando crecían.
Hacia el siglo XVI, cuando llega a España la moda de vestir a las imágenes, se le serró la cabeza y las manos para poderla engalanar con los mantos que la regalaban.
Los faraones regalaban una serie de derechos, estaba extendida la propiedad privada y había posibilidad de ascenso y hasta que los cargos se hiciesen hereditarios.
Como los indígenas eran pacíficos los recibieron amigablemente, y de buen grado les regalaban el oro que tenían a cambio de objetos útiles como cuchillos, hachas y sierras de los que los indios quedaban encantados por la labor que le facilitaban las útiles herramientas.
Unas los recibían pacíficamente y les facilitaban comida y alojamiento y hasta les regalaban oro del que poseían, otras tribus menos solidarias, no querían entablar amistad con los españoles y los atacaban con fiereza.
Como era costumbre, las gentes de esa época regalaban, como muestra de agradecimiento por beneficios recibidos, joyas para los cuadros.
Pensaban en las ciudades jóvenes del otro continente, y al fin vendían sus bienes o los regalaban a la familia, embarcándose para no volver más.
Martínez se irritó al enterarse de lo que le regalaban a su antiguo maestro, como si esto representase una injusticia para él.
Pero en las horas de descanso procuraba yo ilustrar mi pobre espíritu con útiles lecturas que me proporcionaba encargando libros o adquiriéndolos de los viajeros que solían pasar, y que, mirando mi afición, me regalaban algunos que traían por casualidad.
En torno de una mesa vio sentados a sus tres compatriotas, los graves y honrados comerciantes que le regalaban buenos consejos.
Las ninfas o sílfides, dudosamente revestidas de carne mortal, así como las sacras figuras majestuosas, hallábanse sentadas en el césped formando grupos sin clases ni jerarquías, y se regalaban con manjares de sutil delicadeza y aroma.
A las diez me regalaban con media de vino y una escudilla de aceitunas.
que tus cortejos, ¡ay!, te regalaban diamantes gordos y , y que merecías que te arrancasen las orejas al arrancarte los pendientes, que eran el pregón de tu ignominia.
Tanta era en Urdaneta la gratitud como la confusión, y llegó a sospechar que tales obsequios significaban un refinamiento de crueldad, y que le regalaban como a los condenados a muerte antes de quitarles la vida.
Nosotros llevábamos ropa vieja a los hombres y éstos nos regalaban potrillos.
¡Pero Abul-Hassán, que en su vida había visto nada parecido, cogió aquel calzado, y creyendo sería algún objeto precioso que le regalaban, se lo metió en una de las amplias mangas de su ropón!.
Martínez se irritó al enterarse de lo que le regalaban á su antiguo maestro, como si esto representase una injusticia para él.
En cambio Blanca estaba cada día mejor de salud, le regalaban muchos juguetes y parecía que la prosperidad había entrado en su casa con Morito.
Dicen algunos que sentía grande afán por el dinero para poder subvenir a sus prodigalidades, porque siendo ostentoso en hacer sacrificios, y esplendoroso en agasajar sus huéspedes, para esto necesitaba tener abundantemente qué gastar, otros, por el contrario, le acusan de escaso y mezquino, diciendo que vendía las cosas de comer que le regalaban.
» Las reinas, muy alegres y agradecidas, iban cada una por sí sacando del arca un azafate lleno de oro, y el oro y el azafate del mismo metal todo lo regalaban a Democedes.
Lo blanco y lo azul, al demarcar sus plácidos límites y trazar el nítido perfil de la suprema cima, se regalaban mutuamente unos resplandores tan suaves, o casaban de tal modo la candidez con la limpieza, la inocencia con la claridad, lo inmaculado con lo infinito, lo reciente con lo eterno, lo intacto con lo intacto, que parecíame tener ante los ojos la realidad inefable de cuanto soñó Murillo al vestir de azul y blanco sus Purísimas Concepciones.

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