Ejemplos con rasgados

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por esta época empieza a utilizar el collage, usando trozos de papel rasgados.
Los balcones son muy rasgados con cerco en resalte.
Teresa, costurera también, era por su rostro una verdadera mora, y de las más oscuritas, el cabello negro como el azabache, los ojos rasgados y tan negros como el pelo, la nariz y la boca correctas.
Los ojos rasgados, dormilones cuando la moza permanecía en silencio, echaban y recogían raudales de luz cuando hablaba.
Sus rostros no eran gran cosa, hubieran resultado insignificantes a no ser por los ojos, unos verdaderos ojos valencianos que les comía gran parte de la cara, rasgados, luminosos, sin fondo, con curiosidad insolente algunas veces, lánguidos otras, y cercados por la ojera tenue y azul, aureola de pasión.
Sin embargo, en medio de tan enloquecedoras orgías sentía punzadas de amargura, porque junto a los rasgados ojos de Carola descubría la terrible pata de gallo, y el exceso de celo con que le procuraba placeres nuevos y sensaciones desconocidas le hacía pensar en que aquella mujer debía de haber aprendido tan impuro arte en brazos de otros amantes: sobre todo, le molestaba que se desesperase y quedara rendida cuando él tardaba en responder, o no respondía, al llamamiento voluptuoso a que ella le incitaba con todo linaje de rebuscados artificios.
Eran negros y muy rasgados y grandes sus africanos ojos, medio dormidos a la sombra de largas pestañas, mas, cuando súbitamente los abria del todo, excitado por cualquier idea o caso repentino, salia de ellos tanta luz, tanto fuego, tanta energía vital, que su mirada no podia soportarse.
Su imaginación creyó ver surgiendo de la ennegrecida pared del fondo la imagen de un hombre con desencajados ojos, ancha frente, puntiaguda nariz y labios rasgados y finos, que avanzaba lentamente sin que sus pasos se sintieran, mirándole con terrible expresión y señalando su propio cuello, del cual salía un chorro de sangre que inundaba la habitación.
La muchacha era toda ojos: unos hermosísimos, rasgados y elocuentes ojos negros.

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