Ejemplos con raquítica

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En demonología, ha pasado a ser un demonio coronado, con cabeza de gallo, grueso vientre, pies de serpiente y cola raquítica, que lleva un látigo.
En el proceso de este intento, Noein pierde su humanidad al punto de parecer una versión raquítica, albina, y demacrada versión de Y , se le llega a ver así cuando se quita su máscara y emerge de su cobertura gelatinosa.
La tierra sólo ofrecía una vegetación raquítica y espinosa al abrigo de las piedras.
Con la guía en la mano, el soplado señorito y su esposa, que era raquítica y de muy poca gracia, se detenían ante cada una de las instalaciones del Parque, poniendo todo su asombro, lo mismo en el gigantesco cañón de Krupp o el martinete del Creusot, que en la cabaña suiza, llena de chucherías de tallada madera.
¡Vaya una obra, compadre! La raquítica y casi asquerosa fachada de la iglesia Patriarcal desaparecía bajo una construcción suntuosa: un basamento de piedra berroqueña, roto en el centro por la escalinata, sostenía seis columnas de mármol rojo con dóricos capiteles, las cuales cargaban el formidable peso de un ático inmenso de blanca piedra de Colmenar, decorado con bajo-relieves, esculturas y flameros.
El cuerpo flacucho y pobre, la cabeza charolada a fuerza de cosmético, partida por una raya que con rectitud geométrica iba desde la frente a la nuca, en la cara enorme nariz, bigotillo afilado y patillas de chuleta, y bajo la barba, asomando por entre las dos alas de un cuello a la pajarita , esa protuberancia horrible llamada nuez, que parece la condecoración de la juventud raquítica.
Llamábanla a ella desde niña la , porque fue muy raquítica y encanijada hasta los doce años, pero de repente dio un gran estirón y se hizo mujer de talla y de garbo.
Pero no estaba muy segura de esto, y cuando le vio salir, pensaba que si aquella planta raquítica del cariño se agostaba, debía hacer ella esfuerzos colosales por impedirlo.
Hasta las rejas de la planta baja, devoradas de orín, subían las plantas parásitas, y festones de yedra seca y raquítica corrían por entre las junturas desquiciadas de las piedras.
La panadería y la carnicería no tardan en establecerse, y en poco tiempo, frente a la manzana reservada, con el nombre de plaza, para muestra, al parecer, y recuerdo de la puna destronada, queda formada una calle que, por la intermitencia de sus construcciones y de sus terrenos baldíos, parece la dentadura mellada de una criatura de seis años, criatura a veces capaz de gran desarrollo, otras veces, raquítica y de vida endeble.
-Creo que era algo raquítica, por lo menos estaba poco desarrollada.
encina de fornido gajo, aprendió a amar a la orquídea raquítica, porque es.
«Más allá, entre una raquítica vegetación de plátanos intoxicados por el hollín y los hedores del petróleo, cruzaba la senda oblicua de los chalets rojos para los empleados de la empresa, con sus jardincitos minúsculos, sus persianas ennegrecidas por el humo y los caminos sembrados de escoria y carbonilla».
Era ésta una placita ahogada, pequeña, de quiero y no puedo, en la que cuatro hileras de desaseadas casas de ladrillo de dos pisos miraban a un pequeño cercado, de verjas, dentro del cual una raquítica cespedera y unas pocas matas de ajado laurel luchaban valerosamente contra una atmósfera cargada de humo y adversa.
En mi casa, mi dormitorio tenía una ventana que daba hacia el jardín cuya única vid desmedrada y raquítica, de hojas carcomidas por el salitre, serpenteaba agarrándose en los barrotes oxidados.
Habíase enamorado Mazuelos de la hija del juez de primera instancia, una chiquilla de alegre catadura, esmirriada y raquítica, de ojos vivaces y labios anémicos, nariz respingada y cabello de achiote, vestida a pintitas blancas sobre una muselina azul de prusia, que pasó un mes y días en P.
¡Qué tarde era aquella, Señor! ¿Qué claridad siniestra había en el puerto? ¿Qué trágico silencio envolvió las cosas? ¿Dónde estaban las gentes del pueblo? Atravesamos la plazuela destartalada y salitrosa donde estaba mi casa, tomamos los rieles del tren, caminamos un poco junto a los toñuces, y después pasamos por la factoría, una casa hecha de carcomidas calaminas, donde se componían los carros, mohosos y rotos, había muelles viejos, ruedas inmóviles, calderos agujereados, piezas de mecánica, abandonados sobre la grama que trepaba, raquítica, sobre ellos.
El envidioso pertenece a una especie moral raquítica, mezquina, digna de compasión o de desprecio.
Entre nobles caracteres la amistad crece despacio y prospera mejor cuando arraiga en el reconocimiento de los méritos recíprocos, entre hombres vulgares crece inmotivadamente, pero permanece raquítica, fundándose a menudo en la complicidad del vicio o de la intriga.
Doña Filomena, por su parte, de vez en cuando, le había hecho alguna indicación interesada, consiguiendo para sí y para los chicos todas las riquezas que su raquítica imaginación de pobre resignada le había podido sugerir.
Los cantores festejaban a la raquítica pareja con esta seguidilla:.
Al llegar a la posta, todos se bajan a desentumecer las piernas, ayudando al mayoral y al postillón a agarrar otros seis mancarrones flacos, para reemplazar a los anteriores que, en libertad ya, y agraciados cada uno con un cuerazo en la grupa o un puntapié en la panza, se revuelcan en el camino, antes de ir a buscar por allá una mantención raquítica, en perfecto desacuerdo con el esfuerzo matador que acaban de hacer.
La tierra sólo ofrecía una vegetación raquítica y espinosa al abrigo de las piedras.
Era éste un indiecillo de raquítica figura, capaz por lo feo de dar susto a una noche obscura, al que todo Lima conocía por el hermano Cominito.
Rosa Ido, con ser raquítica, no carecía de belleza ni de gracia.
Con la guía en la mano, el soplado señorito y su esposa, que era raquítica y de muy poca gracia, se detenían ante cada una de las instalaciones del Parque, poniendo todo su asombro, lo mismo en el gigantesco cañón de Krupp o el martinete del Creusot, que en la cabaña suiza, llena de chucherías de tallada madera.
Aquí la industria es raquítica, la agricultura pobre, y los negocios pingües sólo fructifican en las alturas.
Poníase de nuevo en marcha lenta, arrastrando sus miradas por los surcos del campo, en que verdeaba la cebada raquítica para pasto de las burras de leche.
Del matrimonio precoz viene la vejez precoz y la prole raquítica, viene la inexperiencia para criar a los hijos y para educarlos, viene la pérdida de los atractivos físicos y el alejamiento del esposo, vienen el mal gobierno de la casa y los caprichos infantiles, y el arrepentirse la mujer de los compromisos irrevocables, contraídos por la niña, y el sentir su primera, su única pasión por un hombre a quien no puede unirse, y vienen todos los males que a la sociedad llevan todas estas cosas.
Son producto de una organización social raquítica, antinómica, defectuosa, llena de contradicciones y anacronismos, organización aún rudimentaria, que se juzga perfecta en sus leyes, que olvida las imposiciones de la naturaleza y -por olvidarlas- crea conflictos y provoca crímenes de los cuales hace responsable al individuo, mientras ella colectivamente se exculpa.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba