Ejemplos con raquítico

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No había esperanza de que se casase, no tanto por feo y raquítico, ya que las mujeres apencan con todo, si el pretendiente guarda hacienda o luce ejecutoria, cuanto porque el duque era misógino y misántropo.
Vestía levitín raquítico, rapado y camaleónico, por sus tornasoles, bufanda de Palencia, enroscada al pescuezo, estrechos pantalones a cuadros, con sendas prominencias en las rótulas.
De rato en rato, al paso, se columbra por las puertas entreabiertas el patio clásico con las columnas dóricas y el zócalo azul, con el evónimus raquítico y el canapé de enea.
Ellos son la espuma que salpica la barca y también la ola que la lleva a seguro puerto, la nube que oculta la estrella y también la sombra que la hace resaltar, el puñal que hiere y que envenena y la mano que venda y que restaura, el chiste raquítico que rebaja y la oda resonante que eleva y dignifica, la multitud que recrimina y aplasta y el pueblo que corona y premia, los gusanos que destruyen el cadáver y las flores que crecen sobre las sepulturas.
Habíalo imaginado majestuoso, imponente, y veía un hombre raquítico, amarillento, cargado de espaldas, con la cabeza cana y un bigote recortado, que parecía despegarse de su rostro clerical.
Maximiliano era raquítico, de naturaleza pobre y linfática, absolutamente privado de gracias personales.
Anoche le vi, y no me ha parecido tan raquítico.
El aspecto de ese sujeto no prevenía nada en su favor, porque sobre ser de baja estatura y raquítico, llevaba la cabeza metida entre los hombros, tenía la cara larga y el color aceitunado, como la persona muy biliosa, siendo su desaliño general, casi repugnante.
del canevas, como dicen los franceses, y lo raquítico y mezquino de sus tendencias sociales y filosóficas, si se compara con las obras que hoy conocemos de Shakespeare, Balzac, Víctor Hugo, Schiller, Goethe, Kotzbue y Federico Halm, barón de Billin-gansen.
¡Qué beligerantes! Al través de la piel asomaban los omoplatos y las costillas, la barriga les caía como una papada hasta las ingles, las piernas y los brazos eran de alambre, y la cabeza, hidrocefálica, se les ladeaba sobre un cuello raquítico mordido por la escrófula, tumefacido por la clorosis.
El segundo Borbón de España era un mancebo de diecisiete años, flaco, largo y raquítico, como planta que crece a la sombra.
El que discurre con pocas ideas es fácilmente avasallado por una, de lo cual resultan deformidades intelectuales algo semejantes a las del cuerpo que tiene una parte excesivamente desarrollada y el resto escuálido y raquítico.
Llevando de la mano por racimos a sus chiquitines, Floriana salió a un patinillo donde había un naranjo raquítico y unos girasoles mustios.
Yo, Tito Liviano, el hombre raquítico, enclenque, de ruin naturaleza, residuo miserable de una raza extenuada, politicastro que pretendía reformar el mundo con discursos huecos, con disputas doctrinales, fililíes retóricos y dogmáticos requilorios, me sentí tan humillado, que anhelé con toda mi alma huir de la comparación con aquel ser titánico de infinita grandeza.
Físicamente era raquítico y de constitución muy pobre, con la fatalidad de ser dado a derrochar sus escasas fuerzas vitales.
Con esmero y mimo estaban cuidados aquellos sepultados vergeles compuestos de afeitado césped, setos tijereteados, de algunas coníferas y acacias, todo raquítico y achacoso.
Aquel hombre extenuado, raquítico y miserable, con su demacrado semblante y su asqueroso aspecto, parecíase más bien a un cadáver exhumado y arrojado de nuevo a la tierra, para recordar a los vivos las miserias de sus primeras postrimerías.
Siete meses más tarde, Rudecinda daba a luz una hermosa y rolliza niña, y tres días después doña Paula moría de parto, dejando, como fruto del placer momentáneo saboreado en instantes de afrentosa borrachera, un niño débil, raquítico y con enorme cabeza alargada.
Mientras empieza a calentarse el agua, doña Baldomera, sacerdotisa también de la batea, se va, bajo la escasa sombra del sauce raquítico, único árbol que exista alrededor de la vivienda, a enjabonar un lote de ropa que tenía preparado.
Ya se destacaba pocas veces a lo largo de los escaparates parisienses aquella pareja extraña, alta y seca, la mujer, como un maniquí en cuya cabeza hubieran puestos dos ojos japoneses, pequeño y raquítico él, como un liliputiense, con su color obscuro, negruzco casi.
Pequeño de estatura, raquítico de complexión.
Era éste raquítico, sarmentoso y descuajaringado.
¡Mas hoy, queridas mías, cuán raquítico se ha vuelto el mundo! Queriendo asemejaros a mujeres griegas, parecéis muñecas medio desnudas, con quien las niñas juegan riéndose de sus pantorrillas de algodón.
Así nació, llamáronle Genaro y, haraposo y raquítico, con la marca de la anemia en el semblante, con esa palidez amarillenta de las criaturas mal comidas, creció hasta cumplir cinco años.
Y sus piruetas, y en su consecuencia, apagóse el raquítico alumbrado de las huertas extramuros, buscóse otra dentro de la ciudad, y a los faroles humildes de papel sucedieron radiantes mecheros de gas bajo cerrados, aunque, rústicos, pabellones, haciéndose los bailes domingueros.
no tener cerca de uno a todos los moradores de las grandes capitales del mundo civilizado, orgullosos con sus prodigios de arte, para decirles: -«Mirad esa naturaleza, y pasmáos, porque junto a ella, todo es pequeño y raquítico.
Edgard se llamó el hijo menor de Marck, y nació endeble, con todo eso, se podía considerar dichoso, pues el mayor, Charlie, era raquítico y tenía en la cabeza una bolsa de agua: vivió poco, y todo el mimo y cariño se reconcentraron en el superviviente.
Pero yo era pequeñuelo y raquítico, mientras ella se.
Es un hijo raquítico que apenas alienta, cobijado por la rica faldamenta de una matrona decrépita.
Sea por muchos años, añadí, que sí será: éste debió de ser raquítico, según lo poco que vivió.

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