Ejemplos con quimérico

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El ADN quimérico es el ADN recombinante obtenido artificialmente mediante técnicas de manipulación de ácidos nucleicos, en las cuales se incluye en una cadena de ADN cromosómico o ADN plasmídico, uno o varios genes de interés con la finalidad de que el organismo al cual se le incluye el gen o genes de un donador, sea de mayor utilidad y provecho.
Viajero, mundano, urbano, cosmopolita, motociclista, liberal, lector y pintor empírico ha vivido en Honduras, Perú, Estados Unidos, Ecuador y Bolivia, es además conocedor de muchos otros países y realidades, y urde su aventura intelectual como el mismo comenta de internarse en el quimérico mundo literario, primero como contador de cuentos y ahora de escritor de novela.
Figuras de hombre, animal real o quimérico, plantas u otros objetos, ubicados en los flancos del escudo y que parecen soportarlo.
La Bruyere dice que la ópera debe contener el espíritu, los oídos y los ojos en una especie de encantamiento: y Saint-Evremont llama a la ópera quimérico ensamblaje de poesía y música, en el que el poeta y el músico se dan mutuamente tortura.
Otras veces, la inquilina del cráneo se despertaba impetuosa, haciendo toda clase de cabriolas y extravagancias, y el ilustre maestro pasaba de golpe a vivir en un mundo quimérico, mientras su cuerpo se movía en este mundo terrenal.
Y como él prefería ser ciudadano, siguió usando sus trajes civiles, una indumentaria soñada sin duda en sus tiempos de pobreza como algo magnífico y quimérico: trajes de paño azul celeste o verde esmeralda, corbatas y pañuelos con las tintas del arco iris, productos de fábricas misteriosas de Inglaterra o los Estados Unidos, cuya existencia ignora el común de los mortales y que parecen trabajar únicamente para la elegancia masculina de los trópicos.
Eustasio Yurrumendi había viajado mucho, pero era un hombre quimérico a quien sus fantasías turbaban la cabeza.
La fiebre de los primeros meses, con sus ilusiones y optimismos, le parecía ahora algo quimérico.
Avisábale un obscuro instinto lo quimérico de los planes heroicos concebidos en la soledad oceánica.
Pasaremos si es preciso del mundo real al mundo quimérico, que es la región de la verdad eterna.
Bien venido sea el mundo quimérico.
Oyendo a la Señora creí encontrarme en los senos vaporosos de un mundo quimérico.
Con potente acción de mi voluntad sobre mis sentidos logré desembarazarme de aquel mundo quimérico, y me restituí a la vida normal, volviendo a mi casa y a la comunicación afectuosa con mis amigos.
Allí podemos acompañarla, finalmente, en su constante peregrinación artística, subiendo por la , por las , por el y por la , a buscar los sublimes panoramas que se descubren desde los o desde , para ir luego a visitar las maravillas del Palacio encantado de Alhamar el Magnífico, y del aéreo, quimérico , asilos perdurables de poéticos ensueños.
En estos prodigios del orden quimérico no se fijó Casiana, y sí lo hizo con atención discreta en que era la hora de comer y debíamos volvernos a casa.
En la desolación infinita del desierto, una desolación de cataclismo geológico, era el monstruo quimérico, el Misterio, el Remoto, hecho pecado, pero no un pecado vulgar, sino eso, el pecado que vive en el fondo oscuro del Misterio y del Remoto, el pecado monstruoso y horrendo de la leyenda, el pecado tremendo y alucinante, el pecado de la Biblia y de la antigüedad, el que hizo rameras de las Emperatrices, y convirtió en bestias a los Sátrapas, el pecado infame y terrible que vive en el fondo de nuestras vidas como el Dragón en el fondo de los círculos infernales.
Aquella impresión pasó lentamente, como esas sombras imaginarias que sorprenden la fantasía y solo dejan luego un recuerdo vago de su quimérico ser.
Y como él prefería ser ciudadano, siguió usando sus trajes civiles, una indumentaria soñada sin duda en sus tiempos de pobreza como algo magnífico y quimérico: trajes de paño azul celeste ó verde esmeralda, corbatas y pañuelos con las tintas del arco iris, productos de fábricas misteriosas de Inglaterra ó los Estados Unidos, cuya existencia ignora el común de los mortales y que parecen trabajar únicamente para la elegancia masculina de los trópicos.
Otras veces, la inquilina del cráneo se despertaba impetuosa, haciendo toda clase de cabriolas y extravagancias, y el ilustre maestro pasaba de golpe á vivir en un mundo quimérico, mientras su cuerpo se movía en este mundo terrenal.
La dificultad de arribar a la verdad por este medio, ha hecho arbitrar otro, el de librar la causa siempre al proceder judicial, porque todo lo demás es quimérico.
Porque es sueño del no-ser el universo quimérico.
La oleada de ambiente quimérico me refrescaba el alma y producía en mis pobres vísceras acción más eficaz que los antisépticos y calomelanos.
Segundos no más tardé en sustraerme al mundo quimérico para volver a la esfera real.
Pero con instintivo movimiento traté de reconocer si era real o quimérico el bulto de aquella singular aparición.
Esta ilusión atrevida y risueña no nació en las almas de los patriotas amigos de Prim que en Madrid trabajaban, vino de Urda, apuntada como un proyecto no quimérico en la carta traída por Ibero.
Toda la tienda le parecía un palacio, la muñeca era la alegría, el esplendor, la riqueza, la dicha, que aparecían como una especie de brillo quimérico ante aquel pequeño ser, enterrado tan profundamente en una miseria fúnebre y fría.
—Grandemente —dijo— os ha contentado este montón quimérico de gustos, este.
contra estos primeros, burlándose de su quimérico trabajo.
- Montaña suele implicar la idea de maga, de sílfide, de oréada, de ser quimérico, errante, vaporoso como la niebla.
No se preocupaba de alcanzar al quimérico amigo, pero, con todo, Cavalcanti se informaba al paso ya de los viajeros, ya de las ventas que estaban aún abiertas, preguntaba por un cabriolé verde tirado por un caballo castaño oscuro, y como en el camino de los Países Bajos circulaban siempre millares de cabriolés y las nueve décimas partes son verdes, llovían señales a cada paso.

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