Ejemplos con purpúreos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y una vez que te cobijen la casa y el patio, cruza rápidamente el megaron para llegar hasta mi madre, ella está sentada en el hogar a la luz del fuego, hilando copos purpúreos apoyada en la columna.
En el rojo momento del combate, solo, con el deber tu compañero, Eres fiel y caliente caballero ¡Y sólo por Ley tu pecho late Y si en la lucha contra el crimen mueres, Dios mismo te coronará con laureles y besa tus heridas, en claveles Purpúreos florecidas: ¡tan grande eres! Arriba la serena y limpia frente, Intrépida cual roca poderosa fue el huracán y el rayo vence airosa héroe de un ideal ardiente Carabinero, tú eres fiel soldado Del Bien, de la Virtud y del Derecho Tu brazo ahuyenta al crimen en acecho tu eres, del Orden y la Paz, cruzado Los versos que acabamos de transcribir, son el sentido vibrar del mentor erudito Catedrático de la Escuela Nacional de Policías Doctor Nicolás Fernández Naranjo, que desde su estrado fue maestro querido y admirado por varias.
Da densos racimos erguidos de fragantes flores amarillo vivo desde finales del otoño y durante el invierno, antes de los purpúreos frutos.
No debían acordarse de este mal inevitable, de este último peligro sin remedio alguno, que entristece la vida, quitando su sabor al pan, su alegre topacio al líquido de la parra, su jugo al blanco queso, su sabor de azúcar a los higos purpúreos, y su energía picante a la sobreasada, entenebreciendo y amargando todas las cosas buenas que Dios puso en la isla para consuelo de las gentes de bien.
El maná imperceptible y cristalino alimentaba su cuerpo de campanario tumbado, haciendo circular bajo la piel grasosa ríos purpúreos de sangre caliente.
Aniquilado por la impaciencia, me arrinconé en el asiento, delante de la anciana y junto al ganadero, recogí la indomable cortina y me puse a contemplar el paisaje, aquellos campos fértiles y ricos, aquellas montañas cubiertas de abetos, vistos diez años antes, a través de las lágrimas, una fría mañana del mes de Enero a los fulgores purpúreos del sol naciente.
hundió los ojos en los purpúreos cálices de las.
y de arrebol purpúreos los bueyes aradores.
Eran los tales, purpúreos, finos, inquietos, breves, austeros en el yantar, infantiles en su holganza, felices en redoma donde una hoja verde de lechuga servíales de artesonado y de platón.
La túnica de Sabra, cálidamente iluminada con azul de Prusia, se destaca gracias a una gasa rojiza del último plano verde pálido, y estos dos colores, de espléndido brillo, se encuentran repetidos bellamente en una tonalidad más suave en los ropajes purpúreos sobre la armadura azul hierro del santo, así como las telas de un límpido azul de los primeros planos, que armonizan perfectamente con las sombras índigo del bosque natural que rodea el castillo.
—Vamos, desdichada —repuso el anciano—, será preciso recurrir a procedimientos extraordinarios y alejar tu nada palpable y visible de este muchacho al que has fascinado, y pronunció en tono autoritario una fórmula de exorcismo que hizo desaparecer de las mejillas de Arria los matices purpúreos que el vino rojo del recipiente de mirra había producido.
Imagínese el lector un rostro ligeramente ovalado entre un marco de negros y sedosos cabellos, una frente tersa y arqueadas cejas sobre magníficos y relucientes ojos garzos, capaces de incendiar un corazón de caucho, unos labios purpúreos, pequeños e incitantes, hombros mórbidos y seno voluptuoso.
-Pagárala yo con un tesoro -respondió Rogerio, fascinado por los purpúreos resplandores que partían de aquel foco luminoso- pero, desquite y ganancia juntos, no alcanzan, sabeíslo bien a esa suma.
Antonio podía contar veinte años, y era alto, descarnado, de cuello largo y musculoso, de brazos y piernas de armónica proporción y de acharranado rostro moreno que avaloraban sus grandes ojos oscuros y su boca, si grande, de blanca dentadura y labios purpúreos, y las negrísimas, hirsutas y brillantes guedejas que se le encaracolaban sobre las sienes.
Los perros de patas elásticas iban rompiendo la maleza en la carrera, y los cazadores, inclinados sobre el pescuezo de los caballos, hacían ondear los mantos purpúreos y llevaban las caras encendidas y las cabelleras al viento.

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