Ejemplos con prestasen

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por ello al director le fue muy difícil encontrar actores y extras negros que se prestasen al rodaje, por lo que tuvo que caracterizar actores blancos con la piel maquillada en negro.
Señor Maltrana: ¿no era absurdo que dos hombres de bien como ellos se prestasen a esta niñada peligrosa? ¿No estaban a tiempo para que los adversarios escuchasen una buena palabra? A él le obedecería su compatriota, representante de una casa honorable, que no podía comprometer su prestigio y sus muestrarios en locuras impropias de la seriedad comercial.
¿Llevarla ha en el pañizuelo? Yo le contesté que no había traído cuenco porque no pensé encontrar rebaños, pero que pediría me prestasen un jarro en aquellas casas de abajo.
Cada nuevo Papa dirigía a la salmantina una carta especial, participándole su elección, y cuando había en Castilla nuevo Rey, la , en vez de enviarle Procuradores que le prestasen pleito homenaje, se reunía como en Cortes, por su propia cuenta, y le juraba fidelidad directamente.
Di a la condesa todo el dinero que llevaba, y además todo el que pude lograr que me prestasen mis amigos.
Con esto que dijo, hizo que todos se acomodasen y le prestasen un grande silencio, y él, viendo que ya callaban y esperaban lo que decir quisiese, con voz agradable y reposada, comenzó a decir desta manera:
Sucedió, pues, que faltando poco por venir el alba, llegó a los oídos de las damas una voz tan entonada y tan buena, que les obligó a que todas le prestasen atento oído, especialmente Dorotea, que despierta estaba, a cuyo lado dormía doña Clara de Viedma, que ansí se llamaba la hija del oidor.
Eran raras entre los hombres la fortaleza y la prudencia, pero el más raro de esta clase de bienes era la justicia: porque los Agesilaos, los Lisandros, los Nicias y los Alcibíades, cuando tenían mando, sabían muy bien disponer la guerra y vencer a sus contrarios por tierra y por mar, pero no entraba en sus ideas el usar de la victoria para fines rectos y en beneficio de los que tenían a sus órdenes, sino que si sacamos de esta cuenta la jornada de Maratón, el combate naval de Salamina, Platea, las Termópilas y las hazañas de Cimón junto al Eurimedonte y en Chipre, todas las demás batallas las dio la Grecia contra sí misma y para su esclavitud, y todos los trofeos que erigió fueron para ella padrones de aflicción y oprobio, siendo causa de esto, por lo común, la maldad y las disensiones de sus generales, mientras que hombres de otras naciones, que sólo parecían conservar un calor remiso y débiles vestigios del común origen, y de quienes sería mucho esperar que de palabra y con el consejo prestasen algún auxilio a la Grecia, habían sido los que a costa de grandes peligros y trabajos, arrojando de ella a los que duramente la dominaban y tiranizaban, le habían restituido la libertad.
No me han prestado cosa que haya vuelto, hasta espadas, que dicen que no hay ninguna sin vuelta: si todos me las prestasen, todas serían sin vuelta.
Porque ¿qué nación del Asia no llevó Jerjes contra la Grecia? ¿Qué corriente no agotó aquel ejército, si se exceptúan los más famosos ríos? Unas naciones concurrían con sus galeras, otras venían alistadas en la infantería, otras añadían su caballería a los peones, a estas se les ordenaba que para el transporte de los caballos prestasen sus navíos a las que juntamente militaban, a aquellas que aprontasen barcas largas para la construcción de los puentes, a estas otras que dieron víveres y bastimentos para su conducción.
Si no merecía él que los poderes superiores buenos o malos, que el principio de la luz o el de las tinieblas, acudiesen a sus evocaciones y conjuros, le prestasen solícitos su apoyo, empleasen en él una providencia especialísima, ¿qué otro ser humano había de merecerlo? Quizá no existían tales poderes cuando no se doblegaban a su voluntad, ni a su llamamiento respondían.
El cielo se habia cubierto de una sabana negra y espesa, no permitiendo á las estrellas prestasen su fulgor.
El hombre de la cruz verde principió por destinar la mula para que le tirase la calesa, y luego envió a Puno un familiar, provisto de cartas para el corregidor y otros cristianos rancios, a fin de que le prestasen ayuda y brazo fuerte para conducir a Lima al alcalde de Paucarcolla.
Cuando Isidorita la del Rebenque vio entrar a aquella señora tan apersonada, tan guapa, tan seria, con tan peregrina elegancia vestida, cuando vio que era seguida de otra dama no menos hermosa, que no parecía ama pero tampoco criada, cuando vio que tras el coche ocupado por ellas vino un segundo vehículo con equipajes, y que todo esto, mujeres y baúles, se aposentaba en su casa, divisó un dorado horizonte de libras esterlinas, y no pudiendo resistir el gozo que de su espíritu se amparaba por aquella razón, mandó llamar a sus amigas para contarles lo que ocurría y rogarles le prestasen alguna loza y ajuar de camas.
Con rápida inspiración pedí a los tejedores de cañizo que nos prestasen dos cañas, y pertrechados Casiana y yo con estas inocentes armas acometimos a cañazo limpio a las Efémeras, cuando ya pasaban rozando nuestras cabezas.
¿Llevarla ha en el pañizuelo?» Yo le contesté que no había traído cuenco porque no pensé encontrar rebaños, pero que pediría me prestasen un jarro en aquellas casas de abajo.
Eran no obstante muchos los que en esto insistían, por lo que hizo llamar a los tribunos de la plebe, y como éstos no se prestasen a sostenerle, cedió Cicerón, y por sí mismo quitó la parte de la confiscación de los bienes.

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