Ejemplos con preclaro

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tras las fórmulas de rigor y la imposición de las insignias inherentes al cargo, el Gobernador dirige a los presentes unas palabras, de las que entresacamos - por considerarlas excepcionalmente acertadas y definitorias de la personalidad de Don Ricardo - las que dicen que era hijo preclaro de esta ciudad, hombre de gran capacidad de trabajo y de reconocidos méritos.
Don Gaspar Rosas Quiróz, preclaro educador, historiador y escritor penonomeño, en su último libro, titulado Coclé de Natá, resalta que en el periodo de la conquista española Natá fue reconocida como El granero del reino , gracias a su rica producción agropecuaria.
En Medellín está en ejecución el proyecto Plaza de la Libertad, una iniciativa de la Gobernación de Antioquia que lleva el nombre del más preclaro valor de Antioquia, la libertad.
La pérdida del preclaro y jovial sacerdote produjo un enorme dolor en los círculos que gozaron de su convivencia, por sus dotes de orientador de los movimientos juveniles católicos, de conferencista y de escritor, y especialmente por su valiente enfrentamiento a los gobiernos dictatoriales, lo habían revestido de un prestigio singular.
Unos lo tomaban por lo serio, le hablaban de su preclaro nombre que pronto iba a encontrar quien lo perpetuase, otros echaban el santo sacramento a broma.
Al oír los detalles de nuestro preclaro abolengo, la amabilidad de la bella señora aumentó.
De todo lo cual apenas quedaban vestigios: las armas de la casa, trazadas con mirto en el suelo, eran ahora intrincado matorral de bojes, donde ni la vista más lince distinguiría rastro de los lobos, pinos, torres almenadas, roeles y otros emblemas que campeaban en el preclaro blasón de los Ulloas, y, sin embargo, persistía en la confusa masa no sé qué aire de cosa plantada adrede y con arte.
¡Oh! si no hubiera tenido el contrapeso de un gran sentimiento del deber, aquel espíritu preclaro, de cuya exaltación fanática hemos visto alguna muestra en las expresiones y discursos de marras, habría hecho perder a Nuestro Señor una de sus esposas más guapas, aunque no es la hermosura la cualidad que más estima él.
pero aún zumbaban en su oído, como el eco de las voces de todos sus antepasados juntos, las palabras del Conde, cuyo clamor era la protesta de la raza y de la sangre contra aquella desnaturalizada hija que manchaba con el cieno de las tabernas y con el polvo de los clubs el preclaro nombre de la antigua familia.
Sin detenerse pasó por la ciudad que lleva el nombre más preclaro en las justas militares del siglo, y que tuvo en los harapos de sus tapias rotas mejor defensa que otras en la coraza de sus murallas de piedra.
Porque es bueno se diga una vez más, que don Cándido Gamboa y Ruiz, caballero español, rico hacendado de Cuba, fundador de una familia distinguida que llevaría su preclaro nombre quién sabe hasta qué generación, con ínfulas de noble, ya en camino de titular y ganoso de rozarse con la gente encopetada y aristocrática de La Habana, se sentía atado a la enfermera de su ingenio de por lazos que, no por invisibles eran menos fuertes e inquebrantables.
Al efecto, señores, juremos por el nombre preclaro de D.
P- Preclaro Maestro, lo que no comprendo es la razón por la cual distinguidas figuras reconocidas como Maestros, tales como la Señora H.
Señor Gobernador de la Provincia, de ese ciudadano ilustre y preclaro, exaltado a las altas regiones del poder por el potente soplo de las auras populares y que, con aplauso universal, rige hoy los destinos de esta benemérita provincia, inspirándose en las fuentes del más puro y acrisolado patriotismo, faro de eterna luz a cuya sombra marchan los pueblos por la senda del progreso y de la civilización, hacia su prosperidad y futuro engrandecimiento en los siglos venideros.
Conservaba mi hermana este apego a la nobleza, aunque no conservaba bienes, y esta es una de las razones porque estaba mi sobrinito destinado a morirse de hambre si no se le hacía meter la cabeza en alguna parte, porque eso de que hubiera aprendido un oficio, ¡oh!, ¿qué hubieran dicho los parientes y la nación entera? Averiguose, pues, que no tenía la niña un origen tan preclaro, ni más dote que su instrucción novelesca y sus duettos, fincas que no bastan para sostener el boato de unas personas de su clase.
pero aún zumbaban en su oído, como el eco de las voces de todos sus antepasados juntos, las palabras del Conde, cuyo clamor era la protesta de la raza y de la sangre contra aquella desnaturalizada hija que manchaba con el cieno de las tabernas y con el polvo de los clubs el preclaro nombre de la antigua familia.
Consta, sin embargo, que aquel preclaro ingenio habla compuesto una comedia con el título de la Celestina, que se ha perdido como algunas otras.
Pocos meses después las nuevas calles estaban abiertas al tráfico público, con gran contentamiento de la población y mientras los opositores, caídos por fin de su burro, gritaban que aquello era una indignidad, un negocio leonino, de la Espada halló manera de dar en La Época un bombo colosal a la progresista Municipalidad, y de alabar el patriótico desinterés de Mauricio Gómez Herrera, hijo preclaro de Los Sunchos, por cuyo engrandecimiento me sacrificaba, y eminente jefe de policía de la provincia.
¡Cómo le puso de ilustre patricio, estadista gigante, ciudadano perínclito, talento preclaro y caballero sin tacha! ¡Cómo empalmaban las nubes de incienso unas con otras, y qué bien y con qué arte se extendían después a «la egregia familia, ornamento y gala de la colonia distinguidísima y elegante» que honraba a la sazón con su presencia «nuestra playa incomparable!» Pero ¡ay! ni la alusión más remota a aquello de los «transparentes cendales» y «las gasas tenues» de la otra vez.
¡Hasta del novio se dijo que era «un varón, honra, prez y esperanza de su preclaro linaje»!.
FRANCISCO MARTÍNEZ DE LA ROSA, el preclaro apologista de Zoraya, vulgo Doña Isabel de Solís, y autor del drama titulado Aben-Humeya:.
Ya lo saben ustedes: el escudo de armas del ministro de la Guerra contiene las palabras ''honor y lealtad'', y su excelencia, para no hacer traición a tan preclaro lema, «no tiene un hecho en su vida que se pueda creer desleal».
Pero de este preclaro ascendiente nuestro ya me has oído hablar muchas veces, lo mismo que de este otro que le sigue, con hábitos de sacerdote y la medalla de la Inquisición colgada del cuello.

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