Ejemplos con piara

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En los lechones la forma septicémica de la enfermedad es poco común, generalmente aparecen lechones muertos o moribundos en la piara de un día para otro.
Por otro lado, el tercer tipo de abrevaderos, estaban dedicados a otros animales más pequeños, dadas las dimensiones reducidas del ambiente, como una piara de cerdos.
Sostengo y sostendré que mi tía doña Silvia fue una solemne bribona legando sus riquezas a una piara de frailes inmundos y de monjas idiotas y puercas.
Apaleada por el mozo se arremolinó la piara, compuesta de un gran contingente de cochinitos negros, todos iguales, y pegados unos con otros se fueron hacia su cobertizo, cantando una deliciosa música.
Frente a frente de ella, un poco más hacia la Puerta del Sol, asomaban por los balcones del Veloz-Club, bajo sus toldillos de verano, aristocráticos racimos de cabezas de gomosos desocupados, que miraban el democrático desfile con esa especie de medrosa curiosidad burlona, a la vez que tímida, con que se contemplan desde lo alto de un tendido los terribles retozos de una piara de ridículas bestias feroces, parecíales imposible en aquel momento que la bestia pudiera alguna vez alzar su zarpa hasta ellos.
Fustigaba el hidalgo de Limioso con menos crueldad, pero con soberano desprecio, como se fustigaría a una piara de marranos.
Llegóse en esto el día, dio el sol con sus rayos en los ojos a Sancho, despertó y esperezóse, sacudiéndose y estirándose los perezosos miembros, miró el destrozo que habían hecho los puercos en su repostería, y maldijo la piara y aun más adelante.
Las primeras claridades del día iluminaban vagamente el paisaje, la venta del Caracolo presentaba pintoresco golpe de vista, el señor Juan el Pistola, de pie en el umbral, empleábase, como de costumbre, en tejer larga pleita con el esparto que sacaba del abultado haz que sujetaba bajo la axila, el Perezoso, un zagalillo greñudo y atezado, parecía empeñadísimo en justificar su mote con una interminable serie de bostezos, a la vez que daba suelta a la reducida piara que a diario tenía que conducir a la montanera, Márgara, desnudos los renegridos brazos, recogida la falda, que dejaba ver el encarnado zagalejo, y cubierta la cabeza por un pañuelo de hierbas atado en la nuca, barría la planicie situada bajo el viejo parral que le daba sombra grata en los ardientes días de estío y no cerraba el paso a las caricias del sol en los invernales, y el Caracolo colocaba a la yegua el pesado yugo a la vez que canturreaba con voz algo ronca:.
El humo salía por allí a sus anchas, en la cocina no encontramos alma humana, pero sí de cerda, pues, gruñendo también, nos salieron al encuentro dos de la piara de Epicuro, como diría el párroco, pero no dos volterianos, sino dos de Teberga, con la oreja larga, dos que prometían para un próximo porvenir excelentes jamones, dignos de la fama de su pueblo.
una inmensa piara inacabable: todos del mismo color y estampa: parecían hermanos.
Una mirada del Caracolo le hizo enmudecer, y crujiendo hábilmente la honda, gritó dirigiéndose a la oronda matrona de la piara:.
En la Campada se recibió la misma historia, con nuevas ilustraciones, a las dos, y todos los Carreños cayeron sobre ella como una piara de cerdos sobre un costal de patatas: a dentellada limpia entre gruñidos de placer.
Lo mejor y lo peor de Vetusta estaba allí amontonado, las chalequeras, los armeros, la flor y nata del paseo del Boulevard, aquel gran mundo del andrajo, con sus hedores de miseria, se codeaba insolente y vocinglero con la Vetusta elegante del Espolón y de los bailes del Casino: y para colmo del escándalo, según don Pompeyo, so capa de celebrar una fiesta religiosa la juventud dorada del clero vetustense, todos aquellos «licenciados de seminario» como él los llamaba con pésima intención, «¡paseaban también por allí, apretados, prensados, con sus manteos y todo, en aquel embutido de carne lasciva, a obscuras, casi sin aire que respirar, sin más recreo que el poco honesto de sentir el roce de la especie, el instinto del rebaño, mejor, de la piara!».
Después se sintieron reanimados para la lucha, y a la voz de Daul'makán se precipitaron como leones sobre una piara de cerdos.
Parecía aquello una piara de cerdos despeados, conducida por pastores energúmenos.
Un tipejo estrafalario y anémico, agarrado a una trompeta como la del juicio final, y seguido de una piara de gomosos.
de un zagal que guardaba una piara hizo un pastor universal: obrando con más poder a.
¡Qué dolor, qué Madrid este! En los trapos que ella había de lucir, violenta, forzada, vistiéndose de máscara por dar gusto a la familia, se había empleado el valor de seis cochinos, y todo el trapío y galas de las hijas suponían una piara entera, ¡Señor!, la más lucida de Torralba de Calatrava.
Después ocurrió la desgracia de que al salir de la estación, no sé si de Albacete o Chinchilla, hubo de parar el tren porque se precipitó sobre la vía una piara de toros, la máquina arrolló a uno y los demás huyeron desmandados.
! ¡Qué anomalías, y qué absurdos, y qué contrasentido tan desconsolador! ¿Pero esto era una nación o una horda? Ido se inclinaba a creer que fuera una piara de empleados, una manada de cesantes y una gavilla de pretendientes.
Lacayos de un grande hombre, o instrumentos ciegos de su piara, no osan discutir la jefatura del uno o las consignas de la otra.
El corral, lejos de la casa, estaba lleno de gallinas y de pavos, en el tinado se guarecían tres lucidas vacas que daban muy sabrosa leche, en la caballeriza, dos hermosos caballos, y en apartada pocilga, una pequeña piara de cerdos, que ya se echaban con habas, ya con las ricas bellotas de un encinar contiguo.

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