Ejemplos con personajes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Vais a leer la historia de estos dos personajes simpáticos, vivida por ambos y escrita por el único de ellos que sabía escribir.
Porque lo primero que hay que admirar en , y lo que desde luego la da conocida ventaja sobre las novelas anteriores de su autor, es el tener verdadera acción, y acción tan bien graduada, tan natural, tan sencilla, tan en línea recta, tan consonante con los datos psicológicos y fisiológicos de los personajes, tan a tiempo ligada, tan a tiempo resuelta, tan ajena de todo lo que parezca artificio, violencia o amaño, que el ánimo no puede menos de pararse gustosamente ante tan severa estructura y trama tan bien concertada.
Cabildeos por acá, reuniones por allá, ofertas de este lado, súplicas del otro, grupos en aquel rincón, voces en este pasillo, citas a deshora, carruajes que van, personajes que intervienen.
Cerca ya del anochecer, y cuando empezaban a volver en sí los extasiados personajes, propuso doña Juana que se adquiriesen algunas docenas de aquel número de , y que se inundaran con ellas el distrito de su padre y la capital de la provincia, proposición que fué aceptada con entusiasmo, por lo cual pasó el resto de la noche la apreciable familia empaquetando periódicos y escribiendo tantos sobres cuantas personas de su país recordaba.
Cierto que el nombre del diplomático, a quien tendría que convidar a las fiestas de su casa, no le sonaba a conocido, pero ¿estaba él en la obligación de conocer a todos los personajes políticos, hoy que tanto abundan?.
Y no será poca mi suerte si no me interrumpe más de una vez para decirme: Y a mí ¿qué me cuenta usted? ¡Si me lo sé de corrido mucho ha! ¡Si ese tipo y cuantos con él se rozan viven en mi calle! ¡Desdichado inconveniente que toca todo aquel que falto de ingenio, como yo, para inventar personajes y escenas , busca el asunto de sus prosaicas relaciones en los hechos vulgares y tangibles de la vida real y práctica de los hombres y de los pueblos!.
Jugó el telégrafo, supo el Gobierno que acababa de hacer la adquisición de uno de los personajes más importantes del país , dijéronlo así al punto los periódicos oficiosos de la corte, súpolo toda España, desapareció la candidatura del pobre aventurero, a quien se dió en pago una credencial , que es cuanto él ambicionaba, y se le dijo a don Simón:.
En éstas y otras, y devorados por los comensales, amén de los pucheros bien atacados, dos docenas de pollos en salsa, media arroba de carne estofada y una calderada de arroz con leche, repartió entre ellos don Simón un mazo de puros del estanco, encargó a cada uno de los doce subalternos el mayor esmero en el cumplimiento de la comisión que se les había dado, los favoreció con un afectuoso apretón de manos, pagó la comida a los diez y ocho, y los piensos de otros tantos caballos, más algunas herraduras que hubo que poner a tres o cuatro de los últimos, y seguido de la consabida media docena de personajes que formaban su estado mayor, bajó al corral.
Cumplido este requisito, y dichas las indispensables , y hechos los acostumbrados restregones de manos, sirvió una Maritornes, en abismo de sopera, media arroba de fideos, vertióse negro y abundante mosto en los vasos al efecto, circuló el cucharón de estaño de plato en plato, y entre sorbos, resoplidos, eructos y taconazos, dióse comienzo a la discusión del punto que allí reunía a tan insignes personajes.
Recibiéronle los seis sombrero en mano, alargó don Simón la suya a cada uno, con el aditamento de afectuosa sonrisa, y abriéndole después ancha y respetuosa calle, obligáronle a pasar, delante, al comedor, donde había una mesa preparada para docena y media de convidados, y hasta doce nuevos personajes envueltos en burdas capas, que, al ver entrar al candidato, se levantaron y se descubrieron.
Tú serías el primero en negar la verosimilitud de esta última transformación del de marras, y yo quiero que no se dude de la realidad de mis personajes, sobre todo cuando escribo historia pura.
¡Conque la hija del juez, y la del indianete, y la del alcaldeexclamó Simón en seguida, con rencoroso acentoson las que más te han injuriado, porque tenían a menos jugar contigo! ¡Las hijas de esos personajes que me adulan y me soban cuando necesitan un par de duros para comer aquel día, o media docena de onzas para apuntarlas a una carta, o pagar una trampa que podría ponerlos en vergüenza, si alguna les queda! ¡Pero yo les juro que, por poca que ella sea, he de sacársela a la cara, y a algunos más también!.
Los personajes que entonces crea, exuberantes de vida poética, con cierta poesía salina y acre, tienen no sé qué grandiosidad y fiereza primitiva, crecida y educada con los arrullos y las tremendas caricias del mar resonante.
Unas veces risueño, como en , acompaña el idilio amoroso de Andrés, otras veces es campo de palestra virgiliana para las barcas del cabildo de Abajo y del de Arriba, y en la prodigiosa final parece que lleva consigo, al estrellarse contra las y salpicarlas de rabiosa espuma, todas las iras, todos los odios y todas las venganzas de los personajes.
En el arte agradan y dominan siempre aquellos personajes en quienes resta un fondo inaccesible a las miradas de la crítica.
Todo el libro parece concebido en un solo aliento, los personajes han recibido al nacer tales bríos, que, semejantes a los dioses homéricos, alcanzan de un solo salto cuanto espacio puede divisar el espectador colocado a orillas del mar sobre altísima roca.
Y puesto ya a citar bellezas de pormenor, no olvidaré , donde el diálogo supera a la descripción, con ser la descripción tan buena, y los capítulos de presentación de los diversos personajes, especialmente aquel en que se describe la casa y modo de vivir de los Peñarrubias, el maquiavélico diálogo en que don Sotero va persuadiendo a su sobrino a que intente la deshonra de Águeda, y, finalmente, cuanto dice y hace Macabeo, a quien mi amigo ha llegado a comparar nada menos que con el manzoniano.
Pero en torno de esta creación singular se agrupan, como digno cortejo, todos con fisonomía propia y rebosando de vida: la vieja , sentenciosa consejera de Magdalena, el hidalgo don Lope, alma de oro con corteza de hierro, tan breve en palabras como largo en hechos, último vástago de aquellos indomables banderizos del siglo XV, y condenado en el nuestro a matar las solitarias horas sobre su de piedra, el estudiante, el indiano, la solterona Osmunda, providencial castigo de don Gonzalo, Carpio y Gorio, en quienes se cifra y compendia el carácter del campesino montañés con todos sus rodeos y suspicacia, y hasta los personajes de segundo orden, Chisquín, Toñazos, Polinar, Barriluco.
No es el fin de éste, como a algunos podrá antojárseles, la sátira política, ni viene ésta más que como episodio, y sin salir de los límites del arte, debiendo estimársela como un recurso para poner en juego a los personajes.
Cada capítulo trae nuevos personajes y escenas nuevas, reproducidas unas veces con el pincel de Stein y de Teniers, otras con el brioso toque de la escuela española.
Esa pretendida exactitud fotográfica es el grande engaño del arte, la gran prueba del poder mágico del artista: sus personajes no están en la realidad, pero pueden estarlo, son humanos, nos parece que viven y respiran, son la idealización de una clase entera, la.
No sabía tanto la hija de Böhl de Fáber, pero así en los que llama , como en muchas de sus novelas, donde la acción es escasa y los personajes y las escenas de familia lo son todo, rayó tan alto como el que más en este linaje de escritos, aunque no estaba inmune de cierto sentimentalismo a la alemana o a la inglesa, enteramente extraño a la índole de las escenas que describe, ni tampoco se libraba del inmoderado afán de declamar a todo propósito, y de interrumpir sus mejores cuentos con inoportunos si bien encaminados sermones.
A veces conserva un resto de acción, no más que la suficiente para mover los personajes, otras acude a invenciones fantástico-alegóricas, otras se limita a describir con cuatro indelebles rasgos un carácter.
De donde resulta el que haga moverse a sus personajes como máquinas o como víctimas fatales de dolencias hereditarias y de crisis nerviosas, con lo cual, además de decapitarse al ser humano, se aniquila todo el interés dramático de la novela, que sólo puede resultar del conflicto de dos voluntades libres o de la lucha entre la libertad y la pasión.
¡Qué unidos y qué opuestos los dos personajes! Estaban en la relación de los dos polos de un eje.
Dejaba hacer a Celemín, como Dios deja hacer a los déspotas y tiranos, sabiendo que la voluntad y autoridad de ellos son inútiles, y que la providencia, el designio providente del autor, reside dentro de cada uno de los personajes que juegan el drama, a modo de ley fatal o ineluctable norma de acción.
Sus gallos, como los personajes de Sófocles, sabían morir con belleza, y por lo tanto con gloria, que viene a ser lo mismo.
Luego, en el escenario, hay otros personajes, comparsería, orquesta, coros, la misma Iglesia asegura que hay coros.
Pero mi padre, sin inmutarse, explicará que le ha sobrevenido la desgracia porque es un elegido de los diosesmi padre siempre habla de Dios en plural, como los paganos, y añadirá que todos los personajes trágicos son semidivinoserudición compostelana, y la explicación la dará en verso, con lo cual se le mitiga el dolor de la descalabradura.
Mis bravos amigos, los lectores del diario, sólo pensaban en el triunfo de la República, y no podían interesarles gran cosa unas luchas entre huertanos, rústicos personajes que ellos contemplaban de cerca a todas horas.

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