Ejemplos con pelona

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El Pico Duarte y la Pelona son dos picos mellizos.
Las montañas más altas de la provincia son La Pelona, el pico Duarte que comparte con la provincia de San Juan y la Rusilla que comparte con la vega.
Se trata de un ara votiva dedicada en honor de las divinidades, según José María Domínguez, Selais Duillas, diosas protectoras de la vegetación, aproximadamente se puede fechar en el siglo II Recordemos que los niños de muchas generaciones, hasta hace bien poco, la apedreaban y meaban, como si se tratara de un rito, tradición inculcada por los antepasados ante todo lo que significara paganismo, y para mayor mofa lleva el mote despectivo de La Muerte Pelona.
Se encuentra al norte de Venezuela, en el extremo este del Parque Nacional Los Roques, por el norte limitan con el los cayos de Puntas de Cocos, Pelona de Cayo de agua, Bequevé y Selesquí, y por el sureste se encuentran los cayos Dos Mosquises.
Se encuentra al norte de Venezuela, al sudoeste del Parque Nacional Los Roques del Gran Roque, al norte de Cayo Sal y Cayo Pelona, al sureste de Cayo de Agua y Bequevé y suroeste de la Isla Gran Roque.
Acabas de pasar una pelona pero ya vendrán tiempos mejores.
¿Qué es lo que buscas tú? ¿Dinero? Pues ahí tienes a la de Albornoz, una pelona como tú, que te dará lo que quieras ¿Qué más te da, llamarte Jacobo que monsieur Alphonse?.
Al doblar la esquina de las Comendadoras de Santiago para ir a su casa, que estaba en la calle de Quiñones, frente a la Cárcel de Mujeres, uniósele uno de sus condiscípulos, muy cargado de libros, la pizarra a la espalda, el pantalón hecho una pura rodillera, el calzado con tragaluces, boina azul en la pelona, y el hocico muy parecido al de un ratón.
Y el rapaz, mientras con la diestra empuñaba la hogaza hincándole el diente, con la siniestra hacía el característico gesto de rascarse la pelona que tan felizmente sorprendió el gran realista sevillano.
Y si no, ese acuerda osté de Mariquita la Pelona?.
Si, conmovidos por sus quejas famélicas, en vez de soltar dinero, los lleváis a una tienda y les compráis la libreta, diciéndoles majestuosamente: «Anda, hijo, come», es como si les dejaseis caer una teja de punta sobre la pelona.
De cómo Mariquita Martínez no quiso que la llamasen Mariquita la pelona.
En conclusión, la chica quedó mocha, y para no dar campo a que la llamasen Mariquita la pelona, se llamó a buen vivir, entró en un convento y no se volvió a hablar de ella.

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