Ejemplos con peldaños

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Febrer atravesó el recibimiento, abrió la puerta de la escalera y empezó a descender los suaves peldaños.
Bajaron estrecha escalera, cuyos últimos peldaños se hundían ya en la obscuridad de las galerías.
La estulticia de las muchedumbres, el espíritu fácil al aplauso de nuestra raza, la lisonja desmesurada de los gacetilleros, el coro vacuo y frívolo de las mediocridades, han hecho aparecer en ocasiones como lumbreras a seres que apenas han tocado los primeros peldaños de la gloria.
Con una hoja de palma, puesta a un lado de los marcos y encorvada en ondulación graciosa por la punta en el otro, vistieron los indios todas las puertas y ventanas, y hubo modo de añadir a las enredaderas del colgadizo, otras parecidas por un buen trecho a ambos lados de las tres entradas, en cada uno de cuyos peldaños, como por toda esquina visible del colgadizo o de las salas, pusieron grandes vasos japoneses y chinos con plantas americanas.
Y los dos vigilantes cenaban en el crucero, extendiendo sobre los peldaños de mármol las viandas de sus cestas.
Mariano oyó un ruido metálico: vio cómo el zapaterillo levantaba el brazo armado con el manojo de llaves caído en los peldaños de la verja, y después oyó un choque de extraña sonoridad, como si golpeasen algo hueco.
Tomaron todos asiento, con la gorra calada, en los peldaños de la verja del altar mayor.
Y el carro sagrado comenzó a moverse con lentitud por el plano inclinado de madera que cubría los peldaños del altar mayor.
En la escalera del claustro hicieron pasar delante a la joven, que subía con la cabeza oculta, sin mirar, como si sus pies marchasen instintivamente por aquellos peldaños.
Los peldaños eran de ladrillos rojos y gastados, y las paredes, pintadas de blanco, estaban cubiertas en todas sus revueltas de grotescos dibujos y enrevesadas inscripciones de las gentes que subían a la torre atraídas por la fama de la Campana Gorda.
Un hombre pequeño, vestido de negro y rasurado como un clérigo, bajó los peldaños.
Luna bajó los peldaños de la portada y entró en la catedral.
Cargóse el cántaro y subió los peldaños, pero en el postrero le detuvo la vocecita mimosa de la sobrina de.
Aquellos peldaños habían sido cincuenta años antes el camino de una gran industria.
Los recuerdos de la niñez seguían despertándose en él a la vista de la vieja escalera con su pasamano de caoba, rematado por un leoncito borroso y gastado, y de sus peldaños de azulejos del siglo anterior, en los cuales veíanse navios sobre un mar morado, con banderas más grandes que el casco, embozados de gruesas pantorrillas blancas con sombrero de picos y huertanas con cestos de frutas, todo en colores tostados y chillones.
Desaparecía en los últimos peldaños el extremo de las elegantes faldas, cuando sonó una tos que todos conocían en la casa.
Juanito la vio desaparecer, oía el ruido de su ropa azotando los peldaños de piedra y creyó que se mataba.
El gran Rossini no se dignó volver hacia ella su perfil de cotorra, y refunfuñando algo que la nueva inquilina no pudo entender, siguió por la escalera abajo, haciendo sonar con desusado estrépito los peldaños de piedra.
¡Las vueltas del mundo!decía dando las de la escalera y venciendo con fatiga los peldaños.
Bajó Fortunata los peldaños riendo Era una risa estúpida salpicada de interjecciones.
Llegó día en que Maxi se expresaba con una violencia muy opuesta a su carácter pacífico, y cuando no le contradecían, se contestaba él, echando leña por sí propio en la hoguera de su ira, y por fin se iba refunfuñando, cerraba con golpe formidable la puerta, y bajaba la escalera de cuatro en cuatro peldaños.
Maxi no dijo una palabra, y de pronto salió disparado de la casa, cerró con estruendo la puerta y bajó la escalera de cuatro en cuatro peldaños.
Sor Marcela intentó bajar valerosa, pero a los tres peldaños cogió miedo y viró para arriba.
Después de recorrer dos lados del corredor principal, penetraron en una especie de túnel en que también había puertas numeradas, subieron como unos seis peldaños, precedidas siempre de la zancuda, y se encontraron en el corredor de otro patio, mucho más feo, sucio y triste que el anterior.
La segunda vez que entré en la casa, me la encontré sentada en uno de aquellos peldaños de granito, llorando.
Habiendo apreciado este espectáculo poco grato, el olor de corral que allí había, y el ruido de alas, picotazos y cacareo de tanta víctima, Juanito la emprendió con los famosos peldaños de granito, negros ya y gastados.
El ser , desde la Cava hasta las bohardillas, da a las escaleras de aquellas casas un aspecto lúgubre y monumental, como de castillo de leyendas, y Estupiñá no podía olvidar esta circunstancia que le hacía interesante en cierto modo, pues no es lo mismo subir a su casa por una escalera como las del Escorial, que subir por viles peldaños de palo, como cada hijo de vecino.
Saltó impetuosamente los peldaños, precipitándose en el corredor a tientas, guiado por su instinto de perseguidor de alimañas ágiles, que oye delante de sí el apresurado trotecillo de la hermosa res.
Por la escalera de anchos peldaños y monumental balaústre de piedra bajaba dificultosamente, con la lentitud y el balanceo con que caminan los osos puestos en dos pies, una pareja de seres humanos monstruosa, deforme, que lo parecía más viéndola así reunida: el Arcipreste y su hermana.
Esperó un rato al fin oyó distintamente tenues golpes en los peldaños de la escalera.

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