Ejemplos con pelafustán

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ahora todo el mundo sabía que Davis era un pelafustán.
¡Naturalmente! Un señorito tan principal como usted, ¿cómo no había de derrotar a un pelafustán como yo? Las chicas, en cuanto uno de ustedes les canta al oído cualquier cosita, se vuelven locas, aunque la mayor parte de las veces ustedes lo hacen por divertirse, cuando no para otra cosa peor.
Recibióle ella con esa amable condescendencia, propia de las grandes señoras con cualquier pelafustán que las adula, y concedióle su petición al punto, quedando convenido que la revista publicaría el retrato de la condesa con el traje que había de lucir aquella misma tarde en la manifestación de mantillas y peinetas de la Castellana, y otros dos grabados conmemorativos, representando uno la fachada del palacio en el acto de ser invadido por la policía, y otro el momento en que salió Currita con varonil entereza al encuentro de los invasores.
En igualdad de índole y de luces intelectuales debe, por consiguiente, valer mucho más quien posee los dichos exteriores requisitos que aquel que no los posee: en igualdad de condiciones internas, la hija de un marqués, por ejemplo, aun cuando sea bastarda, debe conducirse mejor que la hija de un pelafustán.
No me canso de mirarte, pelafustán.
¿Y ese pelafustán es el de marras?.
¿Qué más quieres, pelafustán? ¿Aspiras también a comprar a los rusos sus barbas, para ponérnoslas a nosotros después de hacérnoslas pagar?.
sino que la muchacha les odie, y se enamorisque del primer pelafustán que pase por la calle.
¡Ah pelafustán! Me parece que tú traes un proyectillo entre ceja y ceja.
Bien dicen, que nadie es profeta en su patria: verdad es que la posteridad hace justicia: pero entretanto que esa justicia llega, los hombres superiores arrastramos miserable existencia, y nos morimos como cualquier pelafustán sin que nadie se acuerde de nosotros.
Si cualquier pelafustán compatriota de Poldy podía poseer su imagen, ¿qué atrevimiento ni qué falta de decoro habría en enviársela por medio del pájaro zancudo al poeta incógnito, que no podía menos de ser príncipe, nababo, brahaman o chatria, allá en la tierra de Rama y de Sita, de Nal y de Damayanti?.
No hay pelafustán que no tenga una vida que exponer como cualquiera otra vida, pero no todos tienen dinero que exponer ó sacrificar.
El hecho es que pasó la noche en el calabozo de la cárcel de la Pescadería, como cualquier pelafustán, todo un D.
Descrito el traje, mis lectores convendrán conmigo en que no era un pelafustán, sino muy empingorotada persona, el limeño que de visita entrara en el salón de su paisano el arzobispo.
En cuanto sale cualquier pelafustán con una novelita o unos versos simbolistas de esos que nadie entiende, ya se sabe, le nombran cónsul o secretario de embajada.
¿Puede alguien decir que soy un pelafustán? ¡No, señor! ¿No es cierto?.
Era el tal un pelafustán a quien siempre oí llamar por el edificante apodo de el Falsificador.
Y era divertido, ¡vive Dios!, mirar un pelafustán de mi estatura dedicado a tan bajo menester.
Había crecido, era un recio pelafustán disfrazado de dandy.
El pelafustán volvía su cara angulosa a un costado, diciendo que aguardáramos, y a fuerza de codo se abría paso entre las mujeres apeñuscadas frente a los puestos, y las hembras que no le conocían, las viejas codiciosas y regañonas, las jóvenes mujeres biliosas y avaras, las mozuelas linfáticas y pretenciosas, miraban con desconfianza agria, con fastidio mal disimulado, esa cara triangular enrojecida por el sol, bronceada por la desvergüenza.

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