Ejemplos con pecadillos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿Ya has hecho el acto de contrición? Pues a ver esos pecadillos, a hacer la colada del alma, que aquí está el Padre Paulí para absolver a las niñas que son buenas y sumisas.
Cumplía Manolita con la moral por lo tocante a su hija, y aliviada quedaba con esto su conciencia para poder cargar con los pecadillos propios.
Es el Cura de San Juan de Atienza un excelente hombre, puntual y correctísimo en las funciones de su ministerio, buen maestro en cosas del mundo y en el conocimiento de toda flaqueza, sin que se le pueda poner tacha más que por los pecadillos de hablar sin freno, de comer con demasiado gusto y abundancia, y de beber intrépidamente en solemnes casos.
La sinceridad es difícil, pero así como los niños, que confiesan por primera vez, no confesarían si el cura no les sacara los pecadillos con cuchara, así yo voy a ayudarle a usted preguntando y echándole el anzuelo de la respuesta.
Gabriel! Me asombro de ver por ahí madres muy cristianas, que celando hasta lo sumo las hijas solteras, ven con indiferencia los pecadillos de las casadas.
¡Qué desdicha! Creo que fue castigo de Dios por los pecadillos de que te hablé.
-No papá, porque estos pecadillos míos no se los digo a nadie más que a ti, porque para ti no tengo secretos.
La cosa iba deprisa, el Santo, bondadoso siempre, hacía la vista gorda para los pecadillos, olvidábase de apuntar, escribía con letra ininteligible y ponía de su parte todo lo posible para salvarles.
Mostraría un amor tan grande por la justicia, desplegaría tal ardor para perseguir el mal, que su fama de magistrado íntegro borraría, estaba de ello seguro, los pecadillos que se le achacaban.
-Comprendo esos pecadillos de la juventud -dijo el corregidor-.
Es el Cura de San Juan de Atienza un excelente hombre, puntual y correctísimo en las funciones de su ministerio, buen maestro en cosas del mundo y en el conocimiento de toda flaqueza, sin que se le pueda poner tacha más que por los pecadillos de hablar sin freno, de comer con demasiado gusto y abundancia, y de beber intrépidamente en solemnes casos.
Cumplía Manolita con la moral por lo tocante a su hija, y aliviada quedaba con esto su conciencia para poder cargar con los pecadillos propios.

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