Ejemplos con patulea

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Nos contó también alijos que por su descomunal audacia parecían fabulosos, y peripecias trágicas de sus encontronazos con los aduaneros y demás patulea del Fisco.
Inspirado por su exaltada imaginación, decía, comentando el suceso de aquella noche: ¿Qué quieren que yo haga? ¿Que me deje asesinar por la patulea de Ducazcal? Tengo que defenderme.
Desde la travesía del Conservatorio tronaron los trabucos, y la patulea, viendo cortado aquel agujero de escape, tiró en busca de otro por la calle del Rosal.
Pues, como digo, hallábame en Cádiz, cuando encalló en aquellas playas un barco de piratas, y reducidos a prisión todos sus tripulantes, resultó la más execrable patulea de bandidos que se pudiera imaginar.
he sabido que el de Sariñán ha reclutado una mesnada con los perdidos más feroces de aquellas tierras, y que no queriendo aparecer como hombre que fía sus venganzas al brazo de la patulea, los presentará en batalla con color político, y bajo la enseña de Doña María Cristina nos embestirá, dándonos por partida o mesnada del bando.
La gentuza civil, la patulea de holgazanes y vividores que acudían a la Causa como las moscas al panal, era la que anhelaba el descanso de la paz, para chupar a sus anchas, repartiéndose el momio de los destinos.
No pensaba abandonar a Caspe, pues ni él ni su familia tenían miedo, y como volviera Cabrera con su patulea de ladrones y asesinos, D.
¿Has visto cómo ha puesto el nacimiento? A Ramón le hizo muchísima gracia y salió a comprar más figuras, porque si no, ¿quién aguanta a esta patulea? No puedes figurarte la que se armó aquí anoche.
Al través de las vidrieras de Barbacana penetraba, junto con el sonido de los hórridos instrumentos y descompasada gritería, vaho vinoso, el olor tabernario de aquella patulea, ebria de algo más que del triunfo.
Entre la patulea de beodos, dos seides de Trampeta, carcelero el uno, el otro alguacil, trataban de calentar a algunos de los que chillaban más fuerte, para que atacasen la morada del abogado, señalaban a la puerta, indicaban con ademanes elocuentes lo fácil que sería echarla abajo y entrar.
Mi amo no se acobardó, y faltó poco para que la emprendiera a porrazos con toda aquella patulea.
Luego que los vio puso en práctica su comisión, y deseando no concretar el bromazo a una sola persona, señaló al marqués y a Narciso Pluma, que no tardaron en ser rodeados por aquella patulea.
No va por ahí poca patulea.
-En casa éramos doce -corrobora la tuerta, con tono de indefinible vanidad-, y mi madre baldada, y yo cuidando de la patulea, porque fui la más grande.
Aquella cabeza chata, crespa y enmarañada, se había engrandecido a los ojos de la patulea con la aureola del genio, el chico prometía mucho.
Entonces se arma el gran escándalo y la sublime rechifla, y tienen que venir los polizontes a echar a la calle a la patulea y una multa a los artistas, que la pagan gustosos a cambio del último acto, que se les prohíbe, y mucho antes del cual estarían todos jadeantes y sin chispa de voz, al paso que iban evaporándose sus pobres facultades.
Luego que los vio puso en práctica su comisión, y deseando no concretar el bromazo a una sola persona, señaló al marqués y a Narciso Pluma, que no tardaron en ser rodeados por aquella patulea.
Mi amo no se acobardó, y faltó poco para que la emprendiera a porrazos con toda aquella patulea.
Casiana logró atrapar otra ninfa, rubia como las espigas, de ojos azules, la cual, antes que la interrogaran, se arrancó con esta graciosa respuesta: «Yo soy del grupo Boreas, que vosotros decís Norte, y en la frontera de Irún he visto entrar una patulea sin fin de frailucos.
Esta cola de la cola vivaqueaba lejos de Teresita, que al sentar sus reales pidió ser colocada distante de la patulea.
Se echaron pajucas entre Bodoques y Cabra, y tocole la mano al primero, el cual, como tonto, eligió para brillar la cabecera alta del prado en que se hallaba la patulea.
Seguían las angarillas cargadas por cuatro, de lo más soez entre tan soez patulea, las angarillas sostenían un colchón, en el cual iba el infeliz Chico sentado, de medio cuerpo abajo cubierto con las propias sábanas de su cama, de medio cuerpo arriba con un camisón blanco, en la cabeza un gorro colorado puntiagudo, que le daba aspecto de figura burlesca.
he sabido que el de Sariñán ha reclutado una mesnada con los perdidos más feroces de aquellas tierras, y que no queriendo aparecer como hombre que fía sus venganzas al brazo de la patulea, los presentará en batalla con color político, y bajo la enseña de Doña María Cristina nos embestirá, dándonos por partida o mesnada del bando ayacucho.
En tanto que en el puerto y en las salidas de la ciudad unas secciones de Tiradores intervienen la emigración, otras recorren los barrios céntricos y comerciales tomando nota de existencia metálica, o recaudando lo que la Patulea necesita para dejar bien puesto su honor en aquel lance.
Primero tuvimos la llamada de los Veinticinco, que fue un relámpago, luego, la de los Veintiuno, que también pasó como las rosas, y vino al fin la de los Diez, que hubo de cuajar, ¡gracias a Dios!, y si no hizo todo lo que debía para llegar a la inteligencia con Van-Halen, consiguió matar en flor las glorias de la Patulea.
A esta nueva fuerza dieron sus fundadores el nombre de Tiradores de la Patria, el vulgo la llamó Patulea, y por patuleos respondían los nuevos nacionales, sin ofenderse del tratamiento ni pretender que se lo apearan.
Venga, pues, el tiranuelo que pretende degollarnos, ¿No hay más que inmolar a gente indefensa y que no hace mal a nadie? De veras os digo, hijas mías, que si conforme viene ese desdichado por instigación de Satanás, viniera el propio Satanás en persona seguido de toda la patulea de los diablos más malos y feroces, yo no le tendría miedo ni me movería de este sitio.
A mediodía empezaron a acudir mujeres y chicos mal trajeados, sucios: la patulea que come del carbón.
¡Restorán!, repetían ya las floristas, los fosforeros, las vendedoras de décimos y periódicos, los mendigos de oficio, toda la patulea callejera.
¡Firme con ellos, y cuidado con dejarse seducir por esa patulea de hambrientos! Su titulo de usted está firmado ya, y el empréstito cubierto, a juzgar por las últimas noticias trasmitidas al Gobierno.

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