Ejemplos con pasé

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Bueno, me estoy retrasando, como el tren en León, el cual salió por último ya anochecido, y yo pasé durmiendo sobre las montañas nevadas.
¡Qué bárbaros! También yo pasé mis malos ratos.
Yo pasé de canónigo a Castrofuerte, y allí llevo vegetando hace algunos años.
Pasé allí sólo dos meses, y eso porque la simpatía y deleitoso magisterio de don Amaranto me persuadieron a dilatar mi estada.
De este modo pasé catorce años, y como es natural, a fuerza de perseverancia, llegué a reunir algunos conocimientos, que por imperfectos que fuesen me hicieron superior a los vecinos del lugar, que me escuchaban siempre con atención y a veces con simpatía y participando de mis opiniones.
Pensando en estas cosas pasé dos o tres horas, en lucha conmigo mismo.
Complacióme el recuerdo de mejores años, de venturosos días, suspiraba yo por la tranquilidad del colegio en que pasé dos lustros, y me parecía que las alegres memorias de la infancia alejaban de mí pesares y dolores.
Por fin me ví fuera de la ciudad, al principio de aquel camino por donde pasé diez años antes acongojado y lloroso, una fría mañana del mes de Enero.
Entregado a estas ideas pasé largo rato, cerrados los ojos, de codos en la roca, oculto el rostro entre, las manos.
Me levanté muy de mañana, y me pasé las primeras horas en el jardincillo.
Volviéndome y revolviéndome en mi lecho pasé dos o tres horas.
¡Buenos ratos me pasé oyéndole hablar de religión! ¡Qué mansedumbre! ¡Qué dulzura! ¡Nada de vanos escrúpulos ni de ridículas gazmoñerías!.
Allí nada me divertía ni me consolaba, pasé el día sin comer, huraña, renuente a las atenciones del padre y a los obsequios de una anciana, ama de gobierno de aquella modesta casa.
Me puse de codos en el alféizar, y allí pasé la noche, solo con mi dicha y mis recuerdos.
¡Guárdeme el Cielo! No pasé de la puerta, y ya no puedo con mi humanidad.
Camino de la casa de mi maestro, pasé por la plaza, delante de la morada de Gabriela.
Acaricié a mi pobre tía, y pasé al sitio donde me esperaban.
Entregado a estas meditaciones pasé una hora.
Salí yo, pues, de manos del sargento Clavijo con una Europa casi fantástica dentro de la cabeza, y sin conocer las reglas de mi lengua patria, y, cual si ya no necesitara estudiar más acerca de lo presente, pasé a una clase de latín a estudiar lo pasado, a aprender una lengua muerta, a enterarme de las guerras púnicas o de las maldades de Catilina, y a divertirme traduciendo liviandades de la poesía romana.
Ayer entró aquí a ver la casa, y yo pasé a la suya Dice que tiene muchas ganas de hacerle a usted la visita.
Pasé un rato muy agradable, en un estado de tranquilidad que me ha hecho mucho bien.
Sólo que como no tengo costumbre de encamarme Desde que pasé la fiebre amarilla en Cuba hace cuarenta años, no sabía yo lo que son sábanas a las cuatro de la tarde.
Machaqué la llena, cogí el oro y la plata y pasé a esta el cobre, añadiendo dos pesetas en cuartos para que pesara lo mismo ¿Quiere usted verlo?.
Te aseguro que pasé un rato ¡ay qué rato! ¡Y tener que disimular en casa delante de ti! Aquella noche ibas tú al Real.
Salió bien, pero hay tantos casos en que esta manera de hacer familias sale malditamente ¡Qué risa! Lo que me daba más miedo cuando mi madre me habló de casarme, fue el compromiso en que estaba de hablar contigo No tenía más remedio que decirte algo ¡Caramba, qué sudores pasé! ‘Pero yo ¿qué le voy a decir, si lo único que sé es , y en saliendo de ahí soy hombre perdido?’.
A mí nadie me trae y lleva desde que pasé de chiquillo.
Otro dia por la mañana, alzando bandera de paz volvieron a Trápana: aquella noche la pasé con el dolor que imaginarse puede, no tanto por el que mis heridas me causaban, cuanto por imaginar el peligro en que la cruel enemiga mia entre aquellos bárbaros estaba.
Si esto ha sido por orden del rey nigromante de vuestro padre, temeroso que yo no os diese la necesaria y debida ayuda, digo que no supo ni sabe de la misa la media, y que fue poco versado en las historias caballerescas, porque si él las hubiera leído y pasado tan atentamente y con tanto espacio como yo las pasé y leí, hallara a cada paso cómo otros caballeros de menor fama que la mía habían acabado cosas más dificultosas, no siéndolo mucho matar a un gigantillo, por arrogante que sea, porque no ha muchas horas que yo me vi con él, y.
Pasé a Italia y llegué a Alemania, y allí me pareció que se podía vivir con más libertad, porque sus habitadores no miran en muchas delicadezas: cada uno vive como quiere, porque en la mayor parte della se vive con libertad de conciencia.
Yo dijo don Quijote no sé si soy bueno, pero sé decir que no soy el malo, para prueba de lo cual quiero que sepa vuesa merced, mi señor don Álvaro Tarfe, que en todos los días de mi vida no he estado en Zaragoza, antes, por haberme dicho que ese don Quijote fantástico se había hallado en las justas desa ciudad, no quise yo entrar en ella, por sacar a las barbas del mundo su mentira, y así, me pasé de claro a Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los estranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y, en sitio y en belleza, única.

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