Ejemplos con partidarios

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por parte de los eruditos, partidarios de los borbones, el abad Eugène Bossard, el abad Félix Deniau, autor de una Historia de la Vendée en cinco volúmenes basada en testimonios orales y memorias publicadas durante un siglo, o el abad François Uzureau, sacerdote de la diócesis de Angers, que analiza a los Blancos, basándose en documentos, a menudo en los mismos que Chassin.
Por ejemplo, los adherentes de la economía participativa podrían ver una economía planificada en las relaciones económicas entre una cooperativa de producción y una cooperativa de consumidores, mientras que los partidarios de la economía de mercado podrían ver en esa misma relación una forma de fortalecimiento empresarial mutuo a través de mercados sociales.
Como resultado de todo ello hay una enorme bibliografía que opone en esencia dos corrientes, la de los partidarios de la Revolución y la de los partidarios de los contrarrevolucionarios.
Rezaban en alta voz, hacían sacerdotes a sus hijos, buscaban influencias para meter a sus hijas en los conventos, figuraban como gente de dinero entre los partidarios de las ideas más conservadoras, y sin embargo pesaba sobre sus personas la misma antipatía que en otros siglos, y vivían aislados, sin que ninguna clase social quisiera aliarse con ellos.
Hacía viajes a la Península, giraba, según se decía, enormes cantidades para los partidarios de don Carlos que sostenían la guerra en Cataluña y las provincias del Norte.
El señor Cerojodijo con retintín un personaje muy soplado de la sección de propietarios, y los demás taberneros que le rodean, no son muy partidarios de que se aleje el río, o mejor dicho, el agua que lleva, de sus establecimientos.
Muy pronto se establecieron diferentes sectas: belarminianos y antibelarminianos, entre los belarminianos había disidencia: unos sostenían que Belarmino estaba loco, y otros que cuerdo, los partidarios de la cordura divergían en estimar si el lenguaje belarminiano era o no descifrable, por último, los que se inclinaban por la presunta inteligibilidad de los discursos de Belarmino, disentían en lo tocante al fondo de dichos discursos: quiénes afirmaban que, una vez vertidos al castellano, resultarían curiosos e interesantes, quiénes que, de seguro, se trataba de boberías sin interés, y que lo único curioso era la forma de expresión.
Los italianos se peleaban entre ellos: unos eran partidarios de la guerra, otros de la neutralidad.
Cada vez contaba Alemania más partidarios entre ellos.
Me hallaba perdido entonces en medio de aquel océano de montañas solitarias y salvajes, era yo un proscrito, una víctima de las pasiones políticas, e iba tal vez en pos de la muerte, que los partidarios en la guerra civil tan fácilmente decretan contra sus enemigos.
Como es natural, tales picardías despertaban fuerte clamoreo en los partidarios de Belinchón, rabiosas diatribas por parte del , y tumultos sin cuento en las sesiones municipales.
No hay para qué decir la tempestad de odios y amenazas que contra él se levantó por tal motivo entre los partidarios de don Rosendo.
En efecto, los partidarios de Belinchón, por su número, por su riqueza y por la buena maña que se dieron, lograron triunfar en toda la línea.
Y a Urquiola, impulsivo y brutal, que hablaba de beber sangre por la más leve ofensa, le satisfacía que los partidarios, por exceso de entusiasmo, relacionasen su nacimiento con los veleidosos amoríos del fugitivo rey de las montañas.
Alcistas , que respiraban satisfacción por la reciente victoria, los partidarios de la baja, mustios y desalentados, y los que ganaban siempre, los corredores y sus ayudantes, gente joven y amiga de Juanito, recordando con cierto enternecimiento las bromas que se permitían con aquel barbudo de corazón de niño.
Las partidas y los partidarios fueron siempre populares, circunstancia funesta que procedía de la guerra de la Independencia, una de esas cosas buenas que han sido origen de infinitas cosas detestables.
Y con la popularidad de las partidas y de los partidarios, coincidía, siempre creciente, la impopularidad de todo lo que entraba en Orbajosa con visos de delegación o instrumento del poder central.

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