Ejemplos con observaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La duquesa, que había cerrado de golpe la puerta, observaba a Novillo.
Yo lo observaba todo, de hito en hito.
Lucía, desde el hueco de la ventana, observaba sus movimientos.
¿Pero no era esto perpetuar en la hija la infelicidad del padre? Observaba a Pepita, y se entristecía, adivinando en ella una reproducción de su madre.
En todas las casas se observaba rigurosamente la fiesta del domingo, y como había cosecha reciente y no poco dinero, nadie pensaba en contravenir el precepto.
Don Acisclo, que lo observaba todo, receló algo malo al ver aquello, y dijo para sí:.
Tía Pepa observaba en mi rostro el efecto que me causaba aquella conversación.
Así quería Pepillo que fuesen con él las personas y criados que le trataban y servían, así quería que fuese Gabriela, la cual no cesaba de corregir en el niño cuanto en él observaba contrario a una buena educación.
Revelaban estas interrogaciones tanto interés como curiosidad, y el joven, animado por la benevolencia que en su tía observaba, departió con ella, arrancándose a mostrarle algunas de las afiladas púas que le rasguñaban el corazón.
Fijándose bien, pudo distinguir la cara escrutadora de doña Lupe que la observaba ¿Qué tienes? Me has asustado.
Los más insignificantes gestos de su esposo, las inflexiones de su voz, todo lo observaba con disimulo, sonriendo cuando más atenta estaba, escondiendo con mil zalamerías su vigilancia, como los naturalistas esconden y disimulan el lente con que examinan el trabajo de las abejas.
Jacinta le observaba con atención recelosa, sin pestañear, queriendo reírse y sin poderlo conseguir.
Esta, que lo observaba atentísimamente, notó los síntomas del lento y feliz cambio en multitud de accidentes de la vida del joven.
Viéndoles juntos, se observaba extraordinario parecido entre el señor de la Lage y su sobrino carnal: la misma estatura prócer, las mismas proporciones amplias, la misma abundancia de hueso y fibra, la misma barba fuerte y copiosa, pero lo que en el sobrino era armonía de complexión titánica, fortalecida por el aire libre y los ejercicios corporales, en el tío era exuberancia y plétora, condenado a una vida sedentaria, se advertía que le sobraba sangre y carne, de la cual no sabía qué hacer, sin ser lo que se llama obeso, su humanidad se desbordaba por todos lados, cada pie suyo parecía una lancha, cada mano un mazo de carpintero.
En su rostro fino y puro se observaba algo de la pastosidad nacarada, que la mayor parte de los novelistas atribuyen a sus heroínas, y sin cuyo barniz sentimental parece que ninguna Enriqueta y ninguna Julia pueden ser interesantes.

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