Ejemplos con obligándome

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero lo que de su charlar festivo y cariñoso me cautivó más fue que me anunciase el propósito de enviarme a una segunda expedición informatoria y descriptiva, por su cuenta y riesgo, obligándome yo a escribirle cuanto me ocurriese y darle noticia de cosas o personas determinadas, para lo cual llevaría un guión de las materias que serían objeto de mis pesquisas.
y lo peor es que ponen a prueba mi dignidad, obligándome a pedirles lo que necesito.
Al decir esto, la condesa, sin perder tiempo en contestar a los cumplidos y finezas del oficial, tomó mi brazo, y obligándome a tomar paso algo vivo, me dijo:.
Esto varió de improviso el curso de mis ideas, obligándome a apresurar mi visita al mencionado señor, y quitándome al mismo tiempo las pocas esperanzas que tenía de conseguir de él lo que a solicitar iba, por ser muy difícil tocar la fibra de la piedad en un ministro sentenciado.
Pues señor, como decía, diose a Renovales un pequeño cuerpo de ejército, y en este cuerpo de ejército me incluyeron a mí, obligándome, casi enfermo todavía, a seguir al loco guerrillero en su más loca expedición.
En efecto, en el corredor atrapome la señora condesa, la cual después de mostrarse sorprendida y no muy agradablemente con mi presencia, me saludó, obligándome a pasar a la sala.
Luego me dieron vino, obligándome a beberlo, y yo mientras más bebía más charlaba, diciendo atroces disparates y frases graciosas, hasta que me quedé como un cuerpo muerto.
Mi dolor consiste en que veo a mi lado pocos así, lo cual me paraliza, obligándome a vivir a solas conmigo mismo.
Mas supuesto que esto es imposible, pues en este caso os cansáis sin provecho, aunque amando estuvieseis un siglo obligándome, me ha parecido pagaros con dar en mi lugar otro yo, que de mi parte pague lo que en mí es sin remedio.
Un latigazo aplicado a mi rostro por el gajo de un espinilla, en cuyas espinas quedó enganchado mi sombrero, obligándome a detenerme, me sacó del fantástico ''fantaseo'' en que me sumía la somnolencia producida por la monotonía de la marcha.
alborozo comparable al que me causaba obligándome a correr tras ella.
hacían tragar las lágrimas obligándome a referir detalles pérfidos, y, al.
de imierno, obligándome á limpiar el moho de la ya casi.
Caía su mano sobre mi hombro obligándome a arrodillarme, yo apoyaba el pecho en el asiento de la silla, tomaba mi cabeza entre sus rodillas y, de pronto, crueles latigazos me cruzaban las nalgas.
Me levanté para retirarme, pero Holmes me agarró de la muñeca y me empujó, obligándome a sentarme.
¿Crees tú, pedazo de animal, que puedo confiar la diosa a un animal indómito que eche por los suelos esta divina imagen, obligándome así a correr de un lado para otro desesperado, loco, erizados los cabellos buscando un médico para mi diosa tendida en tierra?» Cuando oí estas palabras me decidí a fingir un agudo acceso de rabia para que, viéndome furioso e indomable, renunciara a mi adquisición.
A cada grito llenábaseme la boca de agua, obligándome esto a escupir sin descanso.
¿No es a él a quien me harán servir sus ministros obligándome a consumar mi sacrificio? ¿No es en su nombre que seré castigado si retrocedo en el camino a que ellos me han lanzado? ¿No es el brazo de su tremendo poder el que pesa ya sobre mi lengua y sobre mi destino?.
antes, trastornándome el juicio, y obligándome a olvidar mis.
El negrito se colgó de mi brazo obligándome a inclinarme del costado derecho.
Mi dolor consiste en que veo a mi lado pocos así, lo cual me paraliza, obligándome a vivir a solas conmigo mismo.
Necesitando dinero, me presentaron a Radnitz, que me prestó quinientos pesos, obligándome a tomar dos acciones de cien pesos de su Banco, y a firmar una letra de setecientos.
Teresa, maravillada, me acosaba a preguntas, obligándome a completar el relato con minuciosos detalles, muchos de ellos inventados o evocados de mis lecturas, para dar más realce a la proeza.
El le dijo: ¡Más todavía! Y continuó apremiándola hasta que se quitó ella toda la ropa y no tuvo encima más que el calzón, y hubo de decirle avergonzada: ¡Ah hijo mío! ¡todo el tiempo que empleé en educarte lo perdí! ¡Qué decepción! ¡Tienes un corazón de piedra! ¡Y he aquí que quieres ponerme en una posición vergonzosa, obligándome a mostrar mi desnudez más íntima! ¡Oh hijo mío! ¿no te parece una cosa ilícita y un sacrilegio?.
Han invadido, de súbito, mi cuarto, arrancando la pluma de mi mano, y obligándome a volverme para mirarlas.
Y aunque nada tenía yo que ver con esa gente, no quise hablar ni una palabra ni protestar de ningún modo, obligándome a ello mi excesiva firmeza de carácter y mi ninguna locuacidad.
Después han seguido lavándome y perfumándome dos veces al día, regalándome a pedir de boca, y obligándome a estar en compañía de todas estas alegres señoritas, donde he acabado por olvidarme de Zoroastro y de mis austeras predicaciones, y por convencerme de que en esta vida se ha de procurar pasarlo lo mejor posible, sin ocuparse en la vida de los otros.

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