Ejemplos con obispo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Un amigo mío muy erudito, Valeiro, estudiante compostelano, me contaba haber leído en un libro de un Fray no sé cuántos Guevara, obispo en alguna diócesis de Galicia, que los españoles, en los tiempos del gran Carlos V, cuando el tal obispo escribía, andaban en zancos por las calles, a causa de los lodos.
Cuando Belarmino pronunciaba un discurso, era de rigor que los oyentes saliesen a la plazuela del Obispo lanzando gritos inflamatorios y blasfematorios.
Se le habían, en efecto, adelantado los Padres dominicos, a cuya Orden pertenecía el obispo.
El anónimo era creación literaria de Felicita, pintaba, con recargada sensiblería, los amores desgraciados de don Pedrito y Angustias, hasta el instante en que la pasión avasalladora les arrebataba en un torbellino y les impelía al rapto, refería que unos perseguidores desalmados iban a los alcances de los amantes evadidos, con propósito de destruir su felicidad, esbozaba, con trazos al carbón, el cuadro venidero de una doncella sin honor, de todos despreciada, y de un sacerdote indigno, caso que no se les permitiese casarse, y, por epílogo, suplicaba de los Padre dominicos y de los marqueses de San Madrigal que intercediesen con el obispo, con el cual tenían notorio metimiento, para que obligase al descarriado seminarista a cumplir como hombre cabal con la chica.
Los señores de Neira habían hecho poderosas dádivas a la diócesis, y el obispo les estaba obligado.
El obispo se mostró en todo conforme con el dictamen de su hermano en religión.
¿A qué debo el honor de ver a mi señora la duquesa por esta humilde casa?dijo el obispo, con galantería, haciendo un paso de pavana, que le sentaba muy mal.
El obispo no supo qué contestar.
Aguardó la señora a que el obispo descubriese las orejas, y dijo:.
La duquesa esperaba ver inquietarse a fray Facundo, por el contrario, el obispo respondió con calma:.
La duquesa meditó: Felicita piensa de modo distinto que el obispo acerca de la doncellez.
La intromisión del Círculo republicano en la barriada eclesiástica traía muy desasosegados al obispo, a los Jilgueros, a todo el cabildo y a la tropa menuda clerical que allí avecindaba.
Cuál no sería mi susto y perplejidad cuando vi que había otro invitado, nada menos que Su Ilustrísima el señor Obispo de la diócesis.
Curas, frailes y hasta el señor obispo los visitaban, los adulaban, los mimaban, y, en definitiva los trataban como a presuntos bienaventurados de la clase más distinguida.
De común acuerdo, el matrimonio y el fraile determinaron pedir al obispo, con humildad, pero con energía, que obligase al seminarista a cumplir la ley de Dios y la ley de los hombres.
El señor obispo, bajo la influencia de los dominicos y de los marqueses de San Madrigal, quería casarme.
Ofició conmigo el señor obispo, por exigencia de la duquesa, pero Su Ilustrísima, que no me había perdonado la antigua calaverada, me envió, apenas ordenado de mayores, a una parroquia rural inhospitalaria: San Madrigal de Breñosa.
Pablo Ortiz y Santa Cruz, ¡Obispo in pártibus de Malvaria! El mejor día, luego que me deje el reuma, le largo un artículo morrocotudo, en latín, en latín crespo y ciceroniano, y entonces ya veremos, ya veremos si es capaz de entender una palabra ¡una sola! ¡Y el otro! ¡otro que bien baila! ¿Ocaña, Jacinto Ocaña, el que vino de Pluviosilla tan sabio como un guardacantón, y que ahora regenta la Escuela del Cura? Este no habla mal de mí en los mentideros, ni me insulta en los periódicas, ni se burla de mis canas en la botica de Meconio, no, pero un día, en El Puerto de Vigo , en la tienda de mi compadre don Venancio, cuando ya se acercaban los exámenes, dijo que no quería que yo fuese de sinodal a su escuela porque mi método es anacrónico.
La otra gloria villaverdina fué un buen clérigo que nunca se acordó de su pueblo natal, un sacerdote austero, sencillo y trabajador, gran teólogo,al decir de don Román Lópezque llegó a canónigo angelopolitano, y después a obispo, honor a que nunca aspiraron los villaverdinos, que nunca pensaron alcanzar, y que los llenó de alegría ¡Obispo un hijo de Villaverde! ¡Cielos! ¡Qué dicha! Desde entonces sueñan mis paisanos con que Villaverde llegue a ciudad episcopal.
No digáis en Villaverde que no tiene grandes hombres, no lo digáis, por vida vuestra, porque luego os replicarán mis paisanos, así sean jornaleros, o abogados, o médicos, o propietarios vuestros interlocutores: ¿Y el Señor General Don Pancracio de la Vega? ¿Y el Ilmo y Reverendísimo Señor Don Pablo Ortiz y Santa Cruz, Obispo de Malvaria? .
Ayer tarde estuvo aquí el secretario del señor obispo, a manifestarme que Su Ilustrísima está muy disgustado porque te tengo en mi casa.

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