Ejemplos con nihilistas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

por el historiador Polibio, el cuadrado de Polibio fue utilizado principalmente por nihilistas rusos encerrados en las prisiones zaristas.
Estas reformas buscaban poner termino a las razones de descontento popular que se expresaban principalmente por atentados dirigidos por grupos nihilistas y anarquistas contra el sistema imperial.
Pobedonóstsev tenía la idea de que la naturaleza humana es pecaminosa per se, y consecuéntemente, rechazaba los ideales de la democracia parlamentaria como peligrosas ilusiones juveniles y nihilistas.
Además, el movimiento cultural ruso o nihilismo probablemente fue un precursor del futuro y más serio movimiento anarquista ruso, al tiempo que los autores considerados filósofos nihilistas en Europa Occidental daban algo del sustrato de algunas ideas antideterministas y voluntaristas del anarquismo moderno.
Los críticos han creído ver en ella no solo ideales budistas, sino también anarquistas o nihilistas, así como ataques a la globalización, la sociedad de consumo o incluso hasta temas fascistas.
Nedward Ned Flanders fue criado en Nueva York por dos nihilistas de la generación beat, llamados Mona God y Nedd Flanders.
Según José Ferrater Mora, expresa actitudes nihilistas y ha desarrollado la idea de la descomposición .
En la actualidad existe el predominio del vacío existencial, que está vinculado a las posturas filosóficas nihilistas, ya que éstas suponen que el ser carece de significación.
Las letras de Kike nunca tuvieron parangón, nihilistas, despiadadas y marcadas por una malsana atracción por la muerte y la violencia.
Esta nueva sintaxis visual hace que los contenidos y el resultado de su representación desplacen anteriores aspectos conceptuales y utópicos, hacia otros más espontáneos y nihilistas, aunque no por ello, menos trascendentes.
La existencia del Punto Omega es la aceptación implícita de que el Universo tiene un sentido, algo que contrasta con las posturas nihilistas que rechazan toda posible finalidad atribuida a la evolución, al Universo e, incluso, a la propia humanidad.
Autodescrito anarquista, la obra de Baker puede también clasificarse como ficción transgresional, en la que sus novelas eran frecuentemente pobladas de sociopatía y personajes nihilistas que tomaban parte en comportamientos tabú como el consumo de drogas duras, incesto, necrofilia y otras prácticas sexuales aberrantes, incluso llegando en casa a cometer actos extremos y de violencia surrealista.
El eslavo reaccionario es brutal, pero tiene el sentimentalismo de una raza en la que muchos príncipes se hacen nihilistas.
Las discusiones recrudecían, apasionadas e inútiles, entre los que sostenían la sinceridad de los nihilistas, los que veían en su conducta una nueva prueba de la culpabilidad del Príncipe y los que volvían con mayor confianza a la versión del suicidio, imputando a los métodos inquisitoriales del magistrado la confesión arrancada a una inocente.
Pero las disquisiciones volvían a comenzar pronto, pues si entre el ginebrino y la italiana no había existido una amistad sencilla y honesta, tanto menos, sencilla y honesta se debía creer la amistad de los dos nihilistas: por consiguiente, si el Príncipe y la estudiante eran amante y querido, ninguno de los dos podía pensar en dolerse del amor de la Condesa, por Vérod, ni en querer el mal de la una ni del otro: ambos debían, por el contrario, alegrarse, porque ese amor los dejaba libres de hacer lo que más les agradara.
Y en esa certidumbre, al mismo tiempo que en sus propias antipatías contra los nihilistas, encontraban muchos una prueba del homicidio: la amiga de Vérod había debido de pensar, no en matarse, sino por el contrario, en gozar cuanto fuese posible de su nuevo amor: el Príncipe y la Natzichet la habían asesinado.
Los nihilistas habían acordado otra tentativa inmediatamente después del último desastre, tentativa desesperada e inútil, pero que, sin embargo, habría demostrado que ni el rigor de la más furiosa reacción apagaría su ardor ni disiparía sus esfuerzos.
Y sangrándole el corazón, consumiéndose de pena, calló, se apartó a fin de no ser un obstáculo para su dicha, mas cuando supo que su afortunado rival no merecía la fortuna que había alcanzado, que no solamente no hacía feliz, sino que injuriaba, maltrataba y mortificaba al ser a quien él habría querido ahorrar, no sólo el dolor, sino hasta la menor idea incómoda, un furor en que había ira, remordimientos y desdén, lo arrojó al campo de los nihilistas que se preparaban a matar al terrible gobernador.
Al día siguiente del interrogatorio del joven, recibió, junto con varios paquetes de cartas, secuestradas en Niza y Zurich, las informaciones pedidas al jefe del departamento de policía y a la legación de Rusia en Berna, acerca de ambos nihilistas.
Destruir una vida por el solo placer de destruirla, no era propio de nihilistas, sino de locos.
En la suposición de que el amor o el capricho del Príncipe por la Condesa hubiera concluido, ¿bastaban el desagrado, el fastidio, o si se quiere, la desinteligencia, el desacuerdo para explicar el homicidio, si acaso se había cometido un homicidio? La razón aducida por el acusador y referida a Ferpierre por el juez de paz, es decir, la maldad de los nihilistas, carecía de valor mientras no se encontrara acompañada de un móvil más particular y eficaz.
En sus versos nihilistas no se revela más que la lucha por el consonante, no son creyentes, no son escépticos, no aman la tradición, no la desprecian, no la embellecen, no la satirizan, no buscan nada, nada encuentran, viven en el limbo, por ellos no sabrá nadie lo que la juventud sentía en España en el último cuarto del siglo XIX, cuando se nos moría el cuerpo, robusto un día, de la fe, y nacía débil, sietemesino, callado como un muerto, ridículo por la forma, el pensamiento libre, sin oír en sus sueños reparadores de la infancia el arrullo de las canciones de un poeta.
viejas sociedades europeas y estallan en ellas en alaridos nihilistas.

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