Ejemplos con negruras

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

no sospechaba -dijo balbuciente el joven, mirando a un lienzo antiquísimo, colgado en la pared frontera, y en el cual, entre las negruras del óleo secular, se distinguía la cara de un santo de sexo indefinido-.
Engolosinado, olvidando el peligro del juego, el marqués echó detrás de la prima, que se había desvanecido ya en las negruras del pasadizo.
Por de pronto, descarrila fácilmente, y sin contar, ¡Dios no lo permitiera! los lances más desgraciados, como el rodar por un despeñadero, o el amontonarse hecho astillas en las negruras de un túnel o en el fondo de un barranco, abundaban a maravilla los casos de piernas rotas, de muñecas dislocadas de.
El cielo viste negruras azules y solamente las estrellas, pedrería imperialista, usufructo cinematográfico, lo adornan en telones infinitos.
Y vislumbrando las negruras del horizonte, escuchó por la calle el estruendo de un automóvil que llegaba veloz hasta las puertas del edificio y allí se detenía.
¡Oh!, he pensado mucho en ella, dan mucho de sí ocho días de fiebre, barrenando con el pensamiento enrojecido siempre las mismas negruras.
Lo mismo que en el señor Prelado, en ella la sonrisa era el signo más elocuente y sostenido del lenguaje de su cara, y sus hermosos ojos claros que habían visto tanto mundo y llorado tantas penas, relucían con cierta expresión festiva entre las negruras de que estaban rodeados.
Según caminaba la barca ó en tanto Juan prevenía los aparejos pescadores, Mendoza, volviéndole la espalda, dando la cara al Océano, apoyando contra los puños su enérgico mentón, sondaba las tinieblas del cielo ó las negruras de la mar.
Entre negruras va, zarandeado por las olas, bajo la lluvia que cae de las nubes como un cortinaje de hielo.
Ahora, en las tristezas de su celda, en las negruras de su crimen, se le aparecían, revoloteando sobre su conciencia, como un remordimiento.
El ministro pronunció un discurso encomiástico, y el ataúd del sabio entró en las negruras del nicho.
Como dos corales relucían sus labios entre las negruras del bigote y la barba: sus dientes, como cuadradillos de nieve al sonreír la boca.
¡El paseo! Así llaman los mineros a su ir y venir empujando vagonetas casi a cuatro patas, a sus choques contra las piedras, a sus resbalones en los carriles, a su marcha a ciegas entre peligrosas negruras, a su faena de locomotoras vivientes, que tienen por ejes músculos y nervios, por combustible, sangre, por engrase, la transpiración de sus cuerpos, por motor, la miseria, por estación de descanso, una zahurda, por taller de reparaciones, un hospital, por depósito de arrumbamiento, la fosa común.
Rugió furioso el huracán, brillaron intensos los relámpagos, los reflejos últimos del sol se perdieron entre negruras.
Yo, sin embargo, de más joven la suponía bella: muy morena, con el pelo a ondas y los ojos de negruras aprisionadas.
Figuróseme aquel ceremonial una burla grande de la santa religión de nuestros padres, y meditando a solas en el fondo de un vagón, paré abatido y triste hasta que me hizo sonreír de júbilo la sin par ciudad de Cádiz que surgía de las sombras blanca y sonrosada, como de las negruras del pensamiento y del corazón roído por la ingratitud surge siempre la esperanza.
La señora Micaela, procurando enmascarar su profundo desaliento, mirábala a hurtadillas, dejando asomar a sus ojos, de vez en cuando, un chispazo de la terrible pena que envolvía su pensamiento en siniestras negruras ante aquel tremendo avance de la enfermedad, que en tan pocos días habíase adueñado de la muchacha.
No quiero obscuridad, no quiero negruras, no quiero tristezas.
Los reflejos últimos del crepúsculo eran absorbidos por las negruras de la noche, cuando Pedro salió de su ensimismamiento.
No lo hicimos, porque a despecho de la identidad de personas, las almas no eran las mismas, así los años transcurridos, iguales en dimensiones, no lo fueron en nuestro espíritu, donde unos dejaron rastros de luz, y los más, negruras y nieblas.
¿Eh? ¿Qué tal? Me parece, señora serrana, que aquí no hay negruras que maten ni asusten a ciertos corazoncitos temerosos y delicados.
¡Pues tendría que ver, ¡pispajo!, que diera yo ahora en la gracia de agobiarte con pesadumbres nuevas, cuando más falta te hace algo alegre con que espantar las negruras de este temporal que se nos ha echado encima! Mira, hombre, créasme o no me creas: las únicas agallas que me quedan.
Yo nunca había visto pasar por ella las negruras que ahora pasan.
y al cabo negras, con negruras trágicas,.
¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las noches de negruras y de lágrimas!.
cortaban sus negruras finas, como los calados de un encaje, las cimas.
las negruras de la vida, ese amor delicioso y fresco que me ha.
con oscuridades de mazmorra y negruras de inquisición, se.
Veríamos las negruras del que tenemos por santo, pero también las blancuras de aquel a quien estimamos un malvado.

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