Ejemplos con máculas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

· En la lepra lepromatosa aparecen numerosas máculas eritematosas, pápulas o nódulos.
En ese momento, el color de los jóvenes pájaros es verdoso, careciendo, hasta el primer replume, acontecido a los seis meses a más tardar, de las caracterísitcas máculas blancas y de las plumas rojas de la región facial.
El Johrei, es una técnica creada por MeishuSama basada en las leyes de la naturaleza, para ampliar la fuerza de recuperación natural del hombre, eliminar sus máculas espirituales y restablecer en su vida la harmonía original.
No es raro conseguir plantas profusamente manchadas con máculas rojizas, cosa que es completamente normal, y en plantas adultas y bien desarrolladas, tampoco es raro observar hojas exageradamente grandes, incluso para los estándares de una Laelia brasilera.
martagon, la azucena silvestre, que tiene flores de color rosado con máculas rojas y vive en los bosques, sobre todo en los caducifolios del piso montano, de las regiones septentrionales de la Península, tiene claras preferencias edáficas, por los suelos húmicos ricos en bases y también muestra excelente desarrollo en los suelos forestales con carbonato cálcico en el perfil, la especie del Pirineo, es el L.
Y cuando te sientas con alguna novedad en tu alma, y te encuentres de la noche a la mañana con todas esas máculas ateas bien curadas, dirás ¡milagro, milagro! y no hay tal milagro, sino que tienes el padre alcalde, como se suele decir.
Aunque dos o tres veces, llevada por su sobrino había visitado al , no había podido averiguar si estaba ya bien despercudida de las máculas de marras, pero ella quería ejercitar, como he dicho antes, su facultad educatriz, y todo lo que se tardase en tener a Fortunata bajo su jurisdicción, se detenía el gran experimento.
Ellos necesitan gente que conozca sus máculas y les dé ciento de ventaja en picardía.
El obispo tenía, entre otros defectos, el de los modos ásperos, los procedimientos brutales y las palabras destempladas, el cura, sobre todas estas máculas, tenía la de ser algo más presbítero de Baco que sacerdote de Cristo.
Pero enseguida protesto yo y le desafío a que me siga con la escopeta al hombro, o con el bastón en la mano por sierras y montes arriba, a la tostera del sol de junio o con las nieves de enero, y entonces se descubren las máculas que hay debajo del revoque, y falla la máxima esa, porque es bien seguro que cuando yo comience a jadear, está usted agonizando.
Una vez demostrada la existencia del peligro para la mujer, es evidente, por necesidad, el del hombre, que, a este propósito, no es más que un cuerpo con la desdichada virtud de reflejar, en tamaño centuplicado, la menor de las máculas de la honra de su adjunta.
E si, así esto fecho, otra vez paresçiesen más en aquella pared llagas de máculas resparzidas, dize que por lepra perseverante sea avida, que quiere dezir incurable.
Esta postrimera espeçia es cuando aquellas llagas o tales susodichas de un color primero escuresçidas se desvarían en colores o escuresçimientos, que son dichas máculas, e por apartar d'ellos aquellos viçios por que el aire se corrompía e la lepra material se engendrava.
Las restantes máculas de la marquesa, ¿por qué no han de ser, no ya exageraciones, sino imposturas de las gentes? ¿No acaba mi padre de afirmar, con el piadoso fin de intimidarme, que hay un Madrid que hace y deshace famas y reputaciones? Y ¿qué sabe el inexperto señor si en el presente caso se ha deshecho con calumnias lo que estaba bien hecho con virtudes? Si tan notorios han sido los pecados de la marquesa, ¿cómo no he dado yo con algún rastro de ellos en su casa? ¿Cómo la frecuentan personas tan distinguidas y juiciosas, y se juzgan muy honradas con el trato y la amistad de la abominable pecadora? No tienen, pues, estos hechos todo el fundamento que necesitan para ser creídos, pueden negarse.
y de ahora, tras una larga batalla, reñida sin gran fruto en el campo de su tocador contra la roña de sus dientes y el despoblado de su cabeza y otras máculas y deformidades que la naturaleza y el mal vivir habían impreso en lo más visible de su persona, a las seis de la tarde estaba llamando a la puerta de don Roque Brezales para cumplir la oferta que por la mañana había hecho en la calle de la Negra a doña Angustias y a Petrilla, que por cierto la habían oído como una amenaza.
Yo también me sentía ofendido cuando otros censuraban a Fernando, este derecho de encontrarle defectos me lo reservaba, pero no veía en ello malicia, porque también, y con cierta voluptuosidad, examinaba yo mis propias máculas y deficiencias, creyéndome humilde.
La de Alzueta había visitado tierra extranjera, sí, y de ello estaba muy orgullosa, y por ello tenía no pocas máculas, pero de lo extranjero sólo conocía superficies, cosas de las guías y de las ilustraciones, sección de grabados.
Pero ¿y qué? Suponiendo que aquella historia fuera la pura verdad, ¿tenía algo que ver la hija con las debilidades de los padres? Y aunque lo tuviera: la que más limpia se juzgase de esas máculas, ¿se atrevería a gritarlo muy recio en la Puerta del Sol, sin miedo de que le sellara la boca algún inesperado testimonio de lo contrario?.
En esta inclinación ambulativa, a veces tiránica y como proveniente de obsesión, radica esa nota del vagabondaggio, que incluyen entre los estigmas congeniales al entendimiento superior los que ven en éste una degeneración de cierta forma, estigma casi siempre bienaventurado y fecundo, como cuantos dan lugar a esa asimilación, en que las máculas del empobrecimiento vital participan de nombre con los caracteres de una centuplicada y todopoderosa salud de espíritu, vagabondaggio que, en Jordano Bruno, es aquel ir y venir de su batalladora madurez, de ciudad en ciudad, de una a otra escuela famosa, anhelando por la autoridad con quien pelear, por el sofisma y la preocupación que destruir, a modo del lebrel que husmea inquieto el rastro de la pieza, y que, en Byron, es el desasosiego inaplacable, la aspiración nostálgica e inmensa, que, como al Satán de Milton cuando desde las sombras busca la senda de los cielos, le arrebata al través de tierras y de mares, en pos de un sueño de libertad indómita y sublime, de belleza, de verdad, de amor, más allá, más allá siempre, dejando atrás los jardines de la Bética.
Por tener las mismas opiniones que el cuerpo, está por fuerza obligada a tener los mismos hábitos y costumbres, lo que la impide llegar pura a los infiernos, pero saliendo de esta vida, manchada todavía con las máculas del cuerpo del que acaba de separarse, entra muy pronto en otro cuerpo, donde arraiga como si la hubieran sembrado, y esto es lo que hace que esté privada de toda relación con la esencia pura, simple y divina.
Estas máculas, mi querido Cebes, son una pesada envolvente terrestre y visible, y el alma cargada de este peso es arrastrada todavía por él hacia este mundo visible, por el temor que a ella le inspira el mundo invisible, o sea, el infierno, y va errante, como se dice, a los lugares de sepulturas, vagando alrededor de las tumbas, donde se han visto fantasmas tenebrosos, como son los espectros de estas almas, que no han salido del cuerpo purificadas del todo, sino conservando algo de esta materia visible que todavía las hace visibles.
Sí: no puede ser, porque sale cubierta de las máculas corporales que el comercio continuo y la unión más estrecha que ha tenido con el cuerpo, por no haber estado más que con él y no haberse ocupado más que de él, se le han hecho como naturales.

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