Ejemplos con mágico

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Siendo sólo un niño, Coin llega a la Universidad Invisible, donde elimina a varios de los hechiceros de más alto nivel y se convierte en Archicanciller, aunque no llega a ponerse el sombrero mágico que identifica al líder de los magos.
Aunque tiene un amante, nunca ha sentido ese amor mágico hasta que conoce a Camila que en silencio vigila a Nano en el parque marino sin que el se da cuenta.
Sus armas son un brazalete mágico y una espada.
La snitch, junto a la quaffle y bludger, forma parte de las tres pelotas que se utilizan en este, el deporte más popular del mundo mágico.
Lafourcade puede crear historias de sátira política, critica literaria, neocriollismo, ciencia ficción, fabula, realismo mágico y realismo psicológico.
Todo en el cuadro sugiere el ambiente mágico de una isla encantada: el rico colorido, la sensual Armida, Rinaldo en una pose de abandono, la columna hermética del sátiro y el papagayo, así como el paisaje que se ve detrás de la portalada de piedra, con su cielo azul con irisaciones rosáceas.
En el éste, una publicidad de signo EL ESPECTÁCULO MÁGICO DEL KAMEK con una imagen animada de Kamek encima de ello puede ser vista en el Parque de Bebé.
El Anillo del Hechicero es un objeto mágico que Mieu lleva alrededor de su cintura y que puede mejorarse gracias al poder de fonones concentrados en ciertas mazmorras para así realizar distintas acciones útiles.
El oro y la plata revistieron un complejo simbolismo mágico religioso en todas las culturas peruanas.
Profesor especializado en lo mágico y lo oscuro con conocimientos científicos y arcanos avanzados.
Jorge Pinchevsky, también, acompañado por la banda grabó su primer álbum solista, llamándolo Jorge Pinchevsky, su violín mágico y La Pesada.
Ésta se despierta y ayuda al Cascanuces pero el Rey Ratón la reduce de tamaño mediante un hechizo mágico.
Tras hacerse con el control de la ciudad de Ankh-Morpork y elminar la resistencia opuesta por el sombrero mágico de Archicanciller, encierra a los dioses, liberando a su vez a los gigantes de hielo que a punto estuvieron de destruir el disco.
En una mano sujeta un espejo, que en este caso es instrumento de su mágico atractivo.
Esa pretendida exactitud fotográfica es el grande engaño del arte, la gran prueba del poder mágico del artista: sus personajes no están en la realidad, pero pueden estarlo, son humanos, nos parece que viven y respiran, son la idealización de una clase entera, la.
Después le había admirado, con una admiración rayana en el amor, al apreciar su poder para los negocios, su fuerza creadora que hacía nacer nuevas industrias, el poder mágico, que esclavizaba el dinero, la inteligencia que hacía danzar los millones, sin que ninguno se saliera de línea.
Por una asociación de recuerdos, volvió a su memoria el , y sin saber por qué, sintió una tentación infantil de reír ante el gigantón de aspecto imponente, de arrojarse a su cuello, repitiendo, como Dios le diera a entender, aquella frase de , que debía encerrar algún misterio mágico para apoderarse de los hombres.
¡Ay, qué tarde aquélla, en la que Pepita, paseando por su jardín de Las Arenas, y aprovechando una corta ausencia de su madre, le había contestado afirmativamente! Era la única vez que Sanabre creía haber estado ebrio: ebrio de sol, de azul celeste, de verde de los árboles, de aquella luz opalina que derramaban sobre el suelo unos ojos bajos y como avergonzados, al pronunciar el mágico monosílabo.
Habían bajado de las montañas para ver el Corpus de Toledo, y andaban por las naves de la catedral con el asombro en los ojos, asustados de sus propios pasos, temblando cada vez que rugía el órgano, como si temieran ser expulsados de aquel mágico palacio igual a los de los cuentos.
Pedro López creyó sucumbir de plétora de inspiración al dar cuenta en del gran baile de celebrado el lunes de Carnaval en casa de los excelentísimos señores marqueses de Villamelón Hay situaciones, hay espectáculos que el hombre comprende y admira con su instinto, pero no puede describir ni comentar con su talento, en tales casos, el poeta más grande, el escritor más maestro, es el que exhala el grito más natural, la exclamación más vehemente Por eso juzgó Pedro López la mejor manera de describir el mágico baile estampar al frente de una cuartilla un ¡¡¡Oh!!! profundo, un verdadero de pecho literario, y dejar todo lo demás en blanco.
A los quince, libre ya de ayos y maestros, era el más galán que aspiraba a afeitarse, y dirigía cotillones en los grandes salones de la corte, a los veinte, era un afortunado tenorio de mala ley, que hacía gala en el Veloz Club de sus aventuras escandalosas, a los veinticinco, era un perdido aristocrático, elegante, modelo, que no retrocedía ante una estocada de mentirijillas, ni ante un steeplechase, ni ante un copo de veinte mil duros, y derrochaba los millones de su mujer con la misma facilidad con que la varilla encantada de un mágico hace fluir del centro de la tierra tesoros escondidos y guardados por gnomos y salamandras.
Después de arreglarse volvió a mirar la plaza, entretenida en ver cómo se deshacía el mágico encanto de la nieve, cómo se abrían surcos en la blancura de los techos, cómo se sacudían los pinos su desusada vestimenta, cómo, en fin, en el cuerpo del Rey y en el del caballo, se desleían los copos y chorreaba la humedad por el bronce abajo.
Allí estaba, sí, la pródiga deidad, y bien se conocia donde quier el mágico influjo de sus gracias y donosura.

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